Lecciones del acuerdo de Do?ana
La transici¨®n ecol¨®gica obliga a acuerdos pol¨ªticos que vayan m¨¢s all¨¢ del enfrentamiento partidista
Tras a?os de negar las evidencias y de escalar la tensi¨®n y el conflicto, se anunciaba esta semana un principio de acuerdo por el que el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Juan Manuel Moreno Bonilla, se compromet¨ªa a dejar en suspenso la proposici¨®n de ley por la que se preve¨ªa reconocer y, por tanto, ampliar los regad¨ªos del entorno de Do?ana, y la vicepresidenta del Gobierno de Espa?a Teresa Ribera anunciaba una inversi¨®n de 350 millones para proyectos sociales en la comarca de El Condado de Huelva, donde se ubican los pol¨¦micos regad¨ªos, inversi¨®n que se suma a los 356 millones ya invertidos.
La pol¨¦mica proposici¨®n de ley impulsada por la Junta, que ha contado con las cr¨ªticas de la comunidad cient¨ªfica, la Unesco, los grupos ecologistas y la Comisi¨®n Europea, era de dif¨ªcil encaje con la legislaci¨®n ambiental y con todas las l¨ªneas estrat¨¦gicas asumidas por la UE ante las consecuencias que la crisis clim¨¢tica tiene sobre el agua, en especial, en entornos altamente sensibles como es Do?ana. Por encima de la rivalidad pol¨ªtica y de las din¨¢micas de polarizaci¨®n que alientan algunos posicionamientos ante las pol¨ªticas ambientales, las consecuencias del cambio clim¨¢tico obligan a alcanzar acuerdos que permitan gestionar los recursos en funci¨®n de las nuevas realidades.
Es interesante analizar por qu¨¦ la tensi¨®n ha ido escalando hasta alcanzar su m¨¢ximo en la pasada primavera. Quienes llevan a?os estudiando y siguiendo la evoluci¨®n de la zona ya advirtieron entonces que la ley no pod¨ªa responder m¨¢s que a intereses electoralistas de corto plazo, pues los que la impulsaban sab¨ªan que se arriesgaban a una multa de la Uni¨®n Europea e incluso a la calificaci¨®n de Do?ana como ¡°patrimonio mundial en peligro¡± por parte de la Unesco.
Do?ana es una muestra m¨¢s de c¨®mo las pol¨ªticas de transici¨®n ecol¨®gica tienen que incorporar las variables econ¨®micas y sociales apostando por mecanismos de justicia social que permitan una transici¨®n con la b¨²squeda de alternativas para los territorios, los sectores empresariales y las personas que se vean afectadas por estas transformaciones. La inversi¨®n prevista para proyectos sociales, pendiente de concretar, debe convertirse en una oportunidad para redirigir la econom¨ªa de la zona hacia actividades acordes con los recursos del territorio en el corto, medio y largo plazo.
Es necesario que los acuerdos se concreten y ejecuten para avanzar hacia un nuevo modelo econ¨®mico en ese entorno y en la protecci¨®n y recuperaci¨®n de Do?ana. Mirando al futuro, urge preguntarse cu¨¢ntos casos similares se han dado ya o se van a plantear. La transici¨®n ecol¨®gica requiere acuerdos entre agentes pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos que posibiliten los cambios necesarios. Todo lo contrario a las estrategias de polarizaci¨®n o de demagogia electoral.
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