La guerra en Oriente Pr¨®ximo ya ha empezado a dividir a los europeos
El contraste entre la falta de influencia de la UE, enredada en discutir sobre palabras, y la importancia del conflicto en nuestra pol¨ªtica interior, da a entender que hay algo en la pol¨ªtica exterior de la UE que b¨¢sicamente no funciona
![Josep Borrell, alto representante de la Uni¨®n Europea para Asuntos Exteriores, el 23 de octubre en Luxemburgo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZRZV7X2ZOPH7YJLNWMPU47FCV4.jpg?auth=238de139f464dabf08468d2ee296eafade34f16fb960196800e131c866290c15&width=414)
Si quieren conocer las preferencias de los europeos comprometidos con la pol¨ªtica, preg¨²ntenles cu¨¢l es su postura respecto a Israel y Palestina. Con toda probabilidad, los centristas ¡ªtanto de centroizquierda como de centroderecha¡ª le dir¨¢n que apoyan a Israel. Los izquierdistas del ala dura apoyan a los palestinos. Y la extrema derecha odia a ambos. El conflicto entre israel¨ªes y palestinos, que dura ya una d¨¦cada, ha sido durante muchos a?os uno de los temas que han definido la pol¨ªtica en muchos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (UE).
Aunque ustedes no pertenezcan a las comunidades jud¨ªa o musulmana, ni tengan v¨ªnculos con ellas, lo m¨¢s probable es que mantengan opiniones firmes sobre el tema. Durante un tiempo, Vlad¨ªmir Putin consigui¨® unir a los europeos en el apoyo a Ucrania. Pero Israel y Palestina nos dividen. Las discrepancias surgieron en la pol¨ªtica de la UE dos d¨ªas despu¨¦s del atentado terrorista de Ham¨¢s, cuando Oliv¨¦r V¨¢rhelyi, comisario europeo responsable de las relaciones con los pa¨ªses vecinos, anunci¨® la suspensi¨®n inmediata de la ayuda de la UE a Palestina. Su declaraci¨®n provoc¨® el rechazo de los Estados miembros y de los otros comisarios. Ahora la suspensi¨®n est¨¢ suspendida.
La Francia Insumisa, la coalici¨®n de la izquierda francesa liderada por Jean-Luc M¨¦lenchon, emiti¨® una declaraci¨®n en la que hablaba de ¡°la ofensiva armada de las fuerzas palestinas dirigidas por Ham¨¢s¡±. Esto provoc¨® una previsible reacci¨®n violenta en la Asamblea Nacional. Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE no lograron ponerse de acuerdo sobre si pedir o no un alto el fuego. Estalla la guerra en Oriente Pr¨®ximo y los europeos se enzarzan por una elecci¨®n de palabras.
Sin embargo, me pregunto: si la cuesti¨®n tiene esa importancia existencial para nosotros, ?por qu¨¦ la UE no tiene pr¨¢cticamente ninguna influencia pol¨ªtica en Oriente Pr¨®ximo o en el norte de ?frica? La diplomacia de la UE se reduce por lo general a encontrar las palabras apropiadas para las declaraciones conjuntas: ?aceptamos el derecho de Israel a responder incondicionalmente al ataque terrorista de Ham¨¢s? ?O a?adimos la frase ¡°de acuerdo con el derecho internacional¡±? ?O lo condicionamos a que Israel no provoque una escalada? Estos fueron los debates que mantuvo la UE en los d¨ªas posteriores al ataque.
Mientras Europa trata de encontrar las palabras adecuadas, la verdadera diplomacia tiene lugar en otros sitios. Estados Unidos es la ¨²nica potencia occidental con alguna influencia sobre el Gobierno de Israel. El turco Recep Tayyip Erdogan se ofreci¨® a mediar [el jueves realiz¨® unas declaraciones en las que se enfrent¨® a Israel]. Vlad¨ªmir Putin tambi¨¦n tiene aliados cercanos en la regi¨®n. Y podr¨ªa beneficiarse de una larga guerra que desv¨ªe la atenci¨®n de Ucrania y que redefina la naturaleza del conflicto como una guerra entre Occidente y el resto.
El contraste entre la falta de influencia de la UE y la importancia an¨¢loga de Oriente Pr¨®ximo en nuestra pol¨ªtica interior da a entender que hay algo en la pol¨ªtica exterior de la UE que b¨¢sicamente no funciona. La Uni¨®n Europea depende militarmente de Estados Unidos. A pesar de su tama?o y de su riqueza, no puede interrumpir unilateralmente la ayuda financiera a Ucrania. Sus ambiciones se reducen a un mercado ¨²nico, una uni¨®n aduanera, una pol¨ªtica agr¨ªcola y una moneda ¨²nica.
Una ocasi¨®n en la que la UE s¨ª utiliz¨® sus poderes en aras de un objetivo geopol¨ªtico fue para imponer sanciones a Rusia. Sin duda, surtieron efecto, pero acabaron perjudicando m¨¢s a la UE que al pa¨ªs exsovi¨¦tico. Los dirigentes occidentales subestimaron la rapidez con que se ajustan las cadenas mundiales de suministro y lo dif¨ªcil que resulta aislar a un pa¨ªs del tama?o de Rusia. Seg¨²n las ¨²ltimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rusia crecer¨¢ este a?o m¨¢s que Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. ?Recuerdan los exultantes comentarios de hace un a?o cuando los europeos se felicitaban por su solidaridad tras el ataque de Putin? ?Y las vehementes declaraciones de que solo valdr¨¢ una victoria total?
Para algunos, la estrategia de la UE de utilizar el poder blando en geopol¨ªtica es una caracter¨ªstica, no un defecto. Yo veo el poder blando como un eufemismo de diplomacia de talonario. Era muy apropiado para el suave clima geopol¨ªtico de los ¨²ltimos 30 a?os. Pero la guerra de Ucrania ya ha puesto de manifiesto sus l¨ªmites. Los pa¨ªses europeos se las han visto y se las han deseado para encontrar un equilibrio entre la petici¨®n de armamento por parte de Ucrania y el mantenimiento de sus capacidades defensivas. A diferencia de Estados Unidos, muchos pa¨ªses de la UE no tienen la capacidad, y mucho menos los nervios, para librar dos guerras subsidiarias al mismo tiempo.
Lo que est¨¢ ocurriendo es la culminaci¨®n de d¨¦cadas de complacencia geopol¨ªtica. La UE est¨¢ muy mal preparada para un regreso de Donald Trump, o para cualquier futuro presidente estadounidense que no sea Joe Biden. No ha acordado ninguna estrategia de salida para la guerra de Ucrania. Cuando llegue el momento de llegar a un acuerdo con Mosc¨², y de pagar los enormes costes de la reconstrucci¨®n de Ucrania, supongo que habr¨¢ menos europeos envolvi¨¦ndose en la bandera de Ucrania que el a?o pasado. Los costes acabar¨¢n siendo m¨¢s elevados de lo que dan a entender los c¨¢lculos actuales. Poca gente ha tenido en cuenta el impacto de los altos tipos de inter¨¦s en cualquier programa de este tipo si se financia mediante deuda, como seguramente ocurrir¨¢. Los grandes contribuyentes netos de la UE, como Alemania y Pa¨ªses Bajos, se convertir¨ªan en contribuyentes a¨²n mayores. Muchos de los receptores netos, como Polonia y Hungr¨ªa, se convertir¨ªan en contribuyentes netos.
No se puede culpar a la UE por ser la UE. No es un Estado, no tiene los instrumentos de un Estado soberano, y ser¨ªa un error fingir que los tiene. Si la UE insiste en un modelo en el que la pol¨ªtica exterior se gestiona sobre una base intergubernamental, como sucede hoy en d¨ªa, no deber¨ªa sorprendernos que su influencia se quede corta en relaci¨®n con sus pretensiones.
Me viene a la mente una imagen de mi primera infancia: la de un libro infantil alem¨¢n de hace m¨¢s de medio siglo. Uno de los personajes secundarios era un supuesto gigante que parec¨ªa enorme desde lejos, pero que se volv¨ªa m¨¢s peque?o cuanto m¨¢s te acercabas a ¨¦l. La UE es el gigante imaginario de la geopol¨ªtica. No se acerquen demasiado.
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