La amnist¨ªa pija
A partir de hoy no se vuelve a poder infringir la ley si uno quiere independizar Catalu?a, salvo que dentro de unos a?os alg¨²n partido pol¨ªtico, por qu¨¦ no el PSOE, necesite otra vez los votos de los nuevos condenados
Parece ser (cansados de que no se diga una cosa y se haga autom¨¢ticamente otra, el ¡°parece ser¡± se impone antes de cada frase) que PSOE y Junts han llegado a un acuerdo de investidura del candidato Pedro S¨¢nchez despu¨¦s de que ambos partidos, con el guest starring de Esquerra, redactasen...
Parece ser (cansados de que no se diga una cosa y se haga autom¨¢ticamente otra, el ¡°parece ser¡± se impone antes de cada frase) que PSOE y Junts han llegado a un acuerdo de investidura del candidato Pedro S¨¢nchez despu¨¦s de que ambos partidos, con el guest starring de Esquerra, redactasen una ley de amnist¨ªa que anula la ¡°responsabilidad penal, administrativa y contable¡± de todos los que cometieron delitos relacionados con el proceso soberanista en Catalu?a durante una d¨¦cada, entre el 1 de enero de 2012 y el 13 de noviembre de 2023. Es decir, los delitos de l¨ªderes de Junts y Esquerra, porque democracia tambi¨¦n es que uno, por encima de los jueces, pueda borrar su condena vigente.
Eso significa que a partir de hoy no se vuelve a poder infringir la ley si uno quiere independizar Catalu?a, salvo que dentro de unos a?os alg¨²n partido pol¨ªtico, qui¨¦n sabe si de nuevo el PSOE, necesite otra vez los votos de los nuevos condenados. El conflicto es largo, pero m¨¢s larga y cara es la paz, sobre todo cuando es fingida.
Son, por lo dem¨¢s, delitos variopintos, graves y costosos muchos de ellos, que tienen una particularidad: son delitos cometidos en su mayor¨ªa por dirigentes pol¨ªticos entre aburridos y heroicos; gente instalada en el poder que, haciendo uso de su coche y su despacho oficial, se dedic¨® a hurtar dinero p¨²blico de los servicios b¨¢sicos a la construcci¨®n de un proc¨¦s abocado al fracaso, y es eso, su posici¨®n privilegiada y su fracaso, lo que les ha hecho merecedores del perd¨®n. Parece ser, por tanto, que esto no solo se ha producido atentando contra los famosos y muy prestigiados principios de igualdad de la izquierda (todos los espa?oles son iguales ante la ley, salvo si alguno de ellos tiene algo que ofrecerme) sino para salvaguardar, precisamente, un Gobierno de izquierdas frente a otro sostenido por la extrema derecha.
Es decir: para que Espa?a siga siendo gobernada por la izquierda, ese Gobierno ha tenido que dejar de ser un poco de izquierdas en asuntos tan delicados electoralmente como la separaci¨®n de poderes, delitos de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, agravios entre ciudadanos; hay que decir ¡°electoralmente¡± porque es el lenguaje que mejor se entiende al haber quedado claro que en cualquier otro ¨¢mbito el da?o que esto pueda causar al PSOE le importa poco: basta revisar la impresionante colecci¨®n de declaraciones contra la amnist¨ªa realizadas por sus l¨ªderes para saber que sus declaraciones de ahora (¡°amnist¨ªa necesaria¡±, ¡°ejercicio de la democracia¡±, ¡°amnist¨ªa que cierra heridas¡±, ¡°amnist¨ªa como v¨ªa para la concordia¡±) dejan en evidencia las hechas cuando no cre¨ªan en la democracia, en cerrar heridas y en la concordia entre espa?oles cinco minutos antes de necesitar los votos de Junts.
Que al final de todo, como en tantas otras cosas de la vida, lo peor no es la amnist¨ªa sino su explicaci¨®n. El pretender semejante desconexi¨®n entre la gente y sus gobernantes para no decir lo que es obvio hasta para los l¨¢pices menos afilados del estuche, aunque qui¨¦n sabe si bien pagados: que la amnist¨ªa es lo que se le ha ocurrido a Junts para apoyar la investidura, o dicho de otra manera, las elecciones generales han sido la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para que el cobarde Puigdemont, tan distinto de Junqueras y otros, pueda volver a dormir en casa.
Quien desde el PSOE se consuele se?alando a los que rezan enfebrecidos en la calle, gritan fascistadas o ejecutan esa misi¨®n tan delicada de hacer que los votantes de izquierda piensen ¡°ni tan mal la amnist¨ªa antes de esta recua¡± cometer¨¢ una temeridad. Y s¨ª, puede que salga bien. Y no, no es el apocalipsis ni se va a romper nada. Pero el precio est¨¢ por determinar dentro de unos a?os. Prueba de ello es que, llegados a un punto de la negociaci¨®n hace unos d¨ªas, la repetici¨®n electoral era inasumible ya. Por algo ser¨ªa.