Jugar con fuego
Las redes rebosan de s¨ªmbolos y banderas del pasado, tuits que son golpes de pecho ante todo lo que consideran un agravio. Odiar al contrario es, en este contexto, un deber patri¨®tico
Ustedes perdonar¨¢n que acuda hoy a esta columna con algunos manchurrones despu¨¦s de la salva de tomatazos que me ha llovido desde las trincheras de Twitter ¡ªahora X¡ª. A algunos usuarios no les pareci¨® bien que el pasado s¨¢bado me refiriera en cinco tuits a una serie de incidentes violentos protagonizados ese mismo d¨ªa por grupos ultra en Lyon, Londres y Madrid. Era una buena ocasi¨®n para ilustrar c¨®mo el resurgimiento de la extrema derecha se confirma como un desaf¨ªo para Europa y para otras zonas del mundo. No es el ¨²nico problema para nuestro continente, pero la sola referencia a la ideolog¨ªa ultra moviliz¨® a algunos amables usuarios de Twitter que, sin rostro ni nombre real, enriquecieron mis tuits con interesantes aportaciones, ¡°puta¡±, ¡°miserable¡± y mi preferida: ¡°eres una abuela Cebolleta¡±. Esta ¨²ltima apreciaci¨®n es m¨¢s que cierta: llevo explorando las tripas de Twitter m¨¢s de 14 a?os cuando, posiblemente, algunos de estos indignados an¨®nimos todav¨ªa gastaban pa?ales y no datos para el m¨®vil.
La extrema derecha es un problema europeo y se ha quedado una noche perfecta para observar que, all¨ª donde avanzan, donde se crecen, resurgen escenas que cre¨ªamos del pasado.
— Carmela R¨ªos? (@CarmelaRios) November 11, 2023
Algunos ejemplos de esta misma noche¡
El insulto f¨¢cil abunda estos d¨ªas en el desbocado Twitter de Musk, donde mantener un intercambio de impresiones tranquilo y razonado sobre el tema de moda, la ley de amnist¨ªa, resulta cada d¨ªa m¨¢s laborioso, casi imposible. Sobre la base de una tensi¨®n pol¨ªtica y social que no sabemos cu¨¢ndo remitir¨¢, quienes m¨¢s tienen que ganar en las redes sociales son aquellos que aprovechen mejor el potencial movilizador y de difusi¨®n de las publicaciones sobre temas tan ultraemocionales como las relaciones con Catalu?a y la unidad de Espa?a. En este contexto, podemos decir que la pr¨®xima campa?a electoral ya ha comenzado y que los actores del odio parten con ventaja, tal como recuerda el profesor Sergio Arce en El discurso de odio como arma pol¨ªtica (Editorial Comares, 2023): ¡°Los mensajes m¨¢s buscados en este tipo de campa?a en redes y que, adem¨¢s, perduran en el tiempo son aquellos que consiguen que el pensamiento emocional desplace al racional y el odio es esa emoci¨®n capaz de conseguirlo¡±.
La situaci¨®n actual de Espa?a presenta todos los elementos para que la comunicaci¨®n digital de los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos, partidarios u opositores de la amnist¨ªa, quede enterrada en las redes sociales bajo un aluvi¨®n de ¨¦pica inflamada. Tienen todas las de ganar, en este contexto, las opciones ideol¨®gicas m¨¢s extremas. Digitalmente, o eres superlativo o eres irrelevante. Los investidos de la misi¨®n hist¨®rica de ¡°salvar Espa?a¡± desbordan los cauces de la pol¨ªtica tradicional dentro de las redes y siguen fielmente la hoja de ruta del trumpismo. Asistimos as¨ª estos d¨ªas a una movilizaci¨®n masiva y reforzada, tanto desde cuentas reales como falsas, que criminaliza, deshumaniza y se?ala a los adversarios. Las redes rebosan de s¨ªmbolos y banderas del pasado, tuits que son golpes de pecho ante todo lo que consideran un agravio. Odiar al contrario es, en este contexto, un deber patri¨®tico.
Hoy he estado de reportera de guerra en las sedes del PSOE ????¡â? La televisi¨®n del R¨¦gimen cubriendo los conflictos b¨¦licos ¡. #S¨¢nchez #ferraz #espananoserinde #Espana #Madrid #PedroSanchezDictador #PuertaDelSol #EspanaHaDespertado pic.twitter.com/nI2IuB7YRJ
— ?Diana Bielsa?? (@dianamita71) November 12, 2023
Y a todo ello se a?ade el desprecio a la prensa tradicional, como expresa la usuaria @dianamita71 que recrea, con su disfraz de reportera de conflictos, un directo frente a la sede del ¡°Putisoe¡±: ¡°Me falta el chaleco, que me lo traen ahora y les he pedido tambi¨¦n un par de rodilleras, a ver si con eso asciendo y me dan un programa en plat¨® como a Susanna Griso¡±. Alimentado desde las redes sociales de la esfera ultra, el odio al periodista se ha trasladado a la calle. Ya hemos perdido la cuenta de los periodistas, c¨¢maras de televisi¨®n o fotoperiodistas acosados, insultados y agredidos estos d¨ªas.
La democracia contempla mecanismos de expresi¨®n para los ciudadanos y la protesta civil es uno de ellos, como nos lo recuerdan estos d¨ªas decenas de miles de personas irritadas y preocupadas. Sin embargo, las redes sociales tienen a favorecer y amplificar mecanismos no tan democr¨¢ticos. Convendr¨ªa no dejarse arrastrar por esta espiral. Lo contrario es jugar con fuego.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.