Israel contra Israel
Hay una parte del pa¨ªs que est¨¢ siendo herida por la decisi¨®n del Gobierno de Netanyahu de masacrar Gaza, de asesinar a miles de gazat¨ªes por medio de bombas y a trav¨¦s del bloqueo de suministros
Cuando escribo este art¨ªculo, el Ej¨¦rcito de Israel ha bombardeado por en¨¦sima vez los campos de refugiados del sur de Gaza. Los bombardeos de Israel, en represalia al ataque terrorista y los secuestros perpetrados por Ham¨¢s el 7 de octubre, han originado ya cerca de 20.000 muertos palestinas y palestinos civiles, un 70 % mujeres y menores. Han muerto centenares de palestinos a manos de soldados israel¨ªes en la otra zona de Palestina, Cisjordania. Puede afirmarse que la reacci¨®n israel¨ª est¨¢ siendo absolutamente desproporcionada. Estas terribles cifras lo son de cr¨ªmenes de guerra seg¨²n prescribe el IV Convenio de Ginebra. Las acciones de Israel (y de Ham¨¢s) deber¨ªan ser denunciadas ante el Tribunal Penal Internacional.
Estamos asistiendo a los efectos de suma violencia de un prolongado conflicto de dos tercios de siglo ¡ªdesde la independencia de Israel en 1948¡ª de ocupaci¨®n del territorio palestino, incrementada constantemente a favor de Israel. Desde que se firmaron los acuerdos de Oslo (1993) hasta hoy, seg¨²n la organizaci¨®n Paz Ahora, los colonos israel¨ªes pasaron de 140.000 a 230.000 en Jerusal¨¦n, y de 110.000 a 450.000 en Cisjordania. Se han producido seis guerras entre palestinos y jud¨ªos, siempre finalizadas con victoria de Israel. En sus c¨¢rceles hay miles de palestinos detenidos sin cargos ni proceso. Son las llamadas ¡°detenciones administrativas¡±. Una especie de apartheid. Con la sarc¨¢stica paradoja de que el Estado de Israel, al ser la potencia ocupante seg¨²n Naciones Unidas, tiene la obligaci¨®n de proteger a la poblaci¨®n palestina y sus derechos.
Todos estos hechos se corresponden con un Gobierno israel¨ª ultranacionalista, presidido por Benjam¨ªn Netanyahu, cuyo proyecto pol¨ªtico queda reflejado en la Ley de 19 de julio de 2019 del ¡°Estado naci¨®n del pueblo jud¨ªo¡±. Una ley que se sustenta en la creencia de que hay un antisemitismo global y que la seguridad de los israel¨ªes solo puede conseguirse a expensas de la seguridad de los palestinos. Por ello, la ley discrimina a los no jud¨ªos de los jud¨ªos. Son estos los que tienen los derechos esenciales, a diferencia de las leyes progresistas de 1950 (leyes b¨¢sicas).
Es el mismo Gobierno que desencaden¨® enormes manifestaciones ¡ªhoy paralizadas¡ª contra la reforma del Tribunal Supremo que rompe la separaci¨®n de poderes y la independencia judicial.
Pero hay otro Israel, otros intereses israel¨ªes, que est¨¢n siendo heridos por la decisi¨®n del Gobierno de Netanyahu de masacrar Gaza, de asesinar a miles de gazat¨ªes por medio de bombas y a trav¨¦s del bloqueo de los suministros de alimentos, de agua y de medicinas esenciales.
Una de las consecuencias de los delitos y de los errores estrat¨¦gicos en los que est¨¢ inmerso el Ejecutivo de Israel es la resurrecci¨®n de las alianzas de los palestinos con los gobiernos del mundo ¨¢rabe y con sus sociedades indignadas, sobre todo en los gobiernos y sociedades de cultura sun¨ª, justo cuando esas alianzas se hab¨ªan debilitado.
Hay, efectivamente, otro Israel ¨¦tico que arranca de su texto fundacional como Estado. La Declaraci¨®n de Independencia de 1948 dec¨ªa: ¡°Libertad, justicia y paz, a la luz de las ense?anzas de los profetas de Israel ¡, completa igualdad de derechos pol¨ªticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo ,¡ libertad de culto, conciencia, idioma, educaci¨®n y cultura¡±. La Declaraci¨®n no es racista. Se dirige a todos los habitantes.
Es verdad que las posiciones democr¨¢ticas y progresistas las orientan las ¨¦lites laicas, sin embargo, me atrevo a decir que el Israel ultra no se corresponde con la cultura jud¨ªa desde sus or¨ªgenes, la cual, m¨¢s que una religi¨®n, se entiende como una forma de vida.
En la primorosa obra Las culturas del libro, el maestro Manuel Garc¨ªa Pelayo (Caracas, 1976) se refiere a las palabras de Ben Gurion en 1951: ¡°Hemos guardado el Libro, y el Libro nos ha guardado a nosotros¡±, y deduce de estas palabras no solo una constante del pensamiento jud¨ªo, sino una verdad hist¨®rica: el pueblo y la cultura hebreos se han constituido en torno a un Libro, el Libro originario y sustancial es la Tor¨¢ (literalmente la Ley), el Pentateuco, que Yaveh entreg¨® a Mois¨¦s. Sobre la Tor¨¢ reposa la existencia de Israel y el destino del pueblo de Israel, pues, dice Garc¨ªa Pelayo, Dios se lo confi¨® a ¨¦l. Por eso se autodenomina ¡°el pueblo elegido¡±. Siendo los jud¨ªos un colectivo en comunidades dispersas, solo la referencia a la Tor¨¢ ha mantenido su identidad como pueblo, careciendo de iglesia o de un sacerdocio. En la actualidad, la Tor¨¢, junto con el Talmud, es lo que ha permitido conservar y transmitir el hebreo como lengua oficial cuando el pueblo jud¨ªo se constituy¨® en Estado.
Los principios que se desprenden de la Tor¨¢ en la cultura judaica conducen a desarrollar valores como el libre albedr¨ªo, el respeto al pr¨®jimo y la compasi¨®n con las personas. La justicia y la compasi¨®n son valores que se destacan en la celebraci¨®n del D¨ªa del Perd¨®n ¡ªYom Kipur¡ª en el que se dice: ¡°Hemos perdido nuestro esplendor y nuestra gloria. Nos han despojado de nuestros tesoros. No nos queda m¨¢s que esta sola Tor¨¢¡±. Pues bien, es muy evidente que la guerra de Gaza contra dos millones de personas no se corresponde con los valores de compasi¨®n con los seres humanos de ese otro Israel.
La pol¨ªtica err¨¢tica seguida por el Gobierno de Netanyahu y la estrecha mayor¨ªa parlamentaria de ultraderecha no parece que muestre una coherencia con los intereses esenciales de Israel y su sociedad, ni se fundamenta en los valores que se desprenden de la atormentada trayectoria del pueblo jud¨ªo.
Netanyahu, cada vez m¨¢s criticado por la sociedad israel¨ª, no la representa ahora seguramente. Porque su pol¨ªtica a la deriva lesiona cada vez con m¨¢s fuerza a ese Israel que cree en la democracia y que no piensa que la mejor soluci¨®n a la crisis permanente de su pa¨ªs, dividido en su interior, sea el exterminio del pueblo palestino.
Como se?ala el prestigioso escritor israel¨ª David Grossman, ¡°estos ¨²ltimos d¨ªas han demostrado que es imposible empezar a resolver la tragedia de Oriente Pr¨®ximo sin ofrecer una soluci¨®n que alivie el sufrimiento de Palestina¡±.
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