Israel y Palestina, a favor de la soluci¨®n de los dos Estados
El proyecto que tanto rechazan Israel e Ir¨¢n merece la pena ser revisitado, aunque signifique hacer dolorosas concesiones cuando finalice el conflicto
Israel e Ir¨¢n son enemigos declarados. El primero percibe a la Rep¨²blica Isl¨¢mica como una amenaza existencial, y esta se recrea en la ret¨®rica antiisrael¨ª. As¨ª que a muchos les habr¨¢ sorprendido que el ministro iran¨ª de Exteriores, Hossein Amirabdollahian, haya declarado en el Foro de Doha que ambos coinciden en algo: el rechazo a la soluci¨®n de los dos Estados para Palestina. Justo la f¨®rmula que, ante la deriva de la guerra en Gaza, est¨¢n rescatando del ba¨²l de los recuerdos varios dirigentes internacionales (Biden, Xi, Macron o S¨¢nchez, entre otros).
Ya se sabe que los extremos se tocan. En este caso, solo formalmente porque el motivo por el que los extremistas de uno y otro lado se oponen a un Estado palestino en pie de igualdad con el israel¨ª (resoluci¨®n 181 de la ONU) no puede ser m¨¢s distinto. Mientras que los supremacistas jud¨ªos que apoyan al Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu quieren un Estado exclusivo para el pueblo elegido, los gobernantes islamistas iran¨ªes y sus socios palestinos sue?an con echar a los jud¨ªos al mar. Proponen, como ha recordado Amirabdollahian, un refer¨¦ndum para determinar el destino de Palestina, pero en el que ¡°solo voten los descendientes de quienes viv¨ªan en ese territorio antes de 1948¡å (los jud¨ªos apenas eran un tercio de la poblaci¨®n). Es decir, volver a la casilla de salida como si no hubiera pasado nada en 75 a?os.
Mucha gente se pregunta estos d¨ªas si no hay alguna soluci¨®n para el problema. En las casi cuatro d¨¦cadas que llevo siguiendo el conflicto he le¨ªdo todo tipo de sugerencias. Desde las maximalistas del ganador se lo lleva todo hasta un id¨ªlico Estado binacional que reconozca m¨²ltiples identidades (adem¨¢s de jud¨ªos y palestinos, musulmanes y cristianos, hay drusos, beduinos y alguna otra minor¨ªa), pasando por distintas f¨®rmulas de federaci¨®n. Sobre el papel, todo es posible. La realidad es otra cosa.
Aunque unas propuestas tienen m¨¢s m¨¦rito que otras, todas chocan con el hecho de dos pueblos que reclaman una ¨²nica tierra. Eso exige que ambos hagan concesiones dolorosas, como se vio cuando israel¨ªes y palestinos aceptaron los Acuerdos de Oslo de 1993 (en los que Palestina quedaba reducida a un 22% del territorio hist¨®rico). El asesinato de uno de sus pilares, el primer ministro israel¨ª Isaac Rabin (a manos de un extremista jud¨ªo) en 1995, acab¨® con ese intento. Desde entonces, los halcones israel¨ªes se han asegurado de hacer imposible un Estado palestino viable (mediante las colonias, s¨ª, pero tambi¨¦n con la inestimable ayuda de una Autoridad Nacional Palestina corrupta), dando alas al odio de los grupos islamistas como Ham¨¢s. Y, sobra decirlo, con la complicidad de sus aliados occidentales.
Resulta est¨¦ril la discusi¨®n de qu¨¦ fue antes si el huevo o la gallina. La urgencia de la calamitosa situaci¨®n humanitaria en Gaza exige m¨¢s que altura de miras, decisiones dr¨¢sticas ya. La idea de los dos Estados suena hoy vac¨ªa ante un territorio arrasado por las bombas y sometido a un bloqueo de v¨ªveres, servicios sanitarios y comunicaciones. Despu¨¦s de a?os de defenderla de boquilla, sus valedores occidentales carecen de credibilidad. El desequilibrio entre un Estado israel¨ª pleno y un aspirante a Estado palestino sin recursos, infraestructuras, ni siquiera reconocimiento de la otra parte, parece insalvable. Las heridas y la desconfianza mutuas, incluso el odio que ha alentado la violencia, dificultan sentarse a hablar. Pero, ?cu¨¢l es la alternativa? ?Un r¨¦gimen de apartheid? ?El genocidio?
Solo porque los extremistas de ambos lados rechazan los dos Estados ya merecer¨ªa la pena revisitar el proyecto. No ser¨¢ f¨¢cil. Pero primero tendr¨¢n que callar las armas.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.