Persecuci¨®n a Podemos
Los jueces han desmontado todas las causas contra la formaci¨®n morada, pero los falsos acusadores siguen impunes
Podemos es ya la formaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a que m¨¢s ha sufrido la persecuci¨®n policial y judicial en la reciente etapa democr¨¢tica, sin que nadie haya asumido a¨²n responsabilidades por ello. El juez de la Audiencia Nacional Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n intent¨® imputar a Pablo Iglesias cuando era vicepresidente del Gobierno (2020-2021) por un supuesto delito de revelaci¨®n de secretos, pero el Tribunal Supremo neutraliz¨® la iniciativa y afe¨® al magistrado que no hubiera llevado a cabo la diligencia necesaria para proceder contra el l¨ªder pol¨ªtico. El mismo magistrado mantiene hoy viva una causa relacionada con la supuesta financiaci¨®n ilegal del partido a trav¨¦s de Venezuela, una acusaci¨®n investigada en varias ocasiones y desmentida hasta ahora por los hechos. La formaci¨®n morada se ha querellado contra el magistrado por ¡°investigar unos delitos inexistentes¡±.
En 2016, el Ministerio del Interior, con Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz (PP) al frente, intent¨® abrir otra causa por supuesta financiaci¨®n irregular recurriendo a un informe an¨®nimo lleno de pruebas falsas. La Polic¨ªa tambi¨¦n present¨® ante el Tribunal de Cuentas una denuncia que fue archivada y el sindicato de ultraderecha Manos Limpias denunci¨® en la Audiencia Nacional los mismos hechos, con el mismo informe y con id¨¦ntico resultado. A ello habr¨ªa que sumar la filtraci¨®n por parte de Interior de datos falsos sobre presuntos ingresos de Pablo Iglesias en para¨ªsos fiscales.
Tras esos fracasos para intentar juzgar a los dirigentes de Podemos y sembrar dudas sobre la financiaci¨®n de esta formaci¨®n pol¨ªtica lleg¨® el caso Neurona, abierto en 2020 a ra¨ªz de la denuncia de un extrabajador despedido por un supuesto caso de acoso sexual a una abogada del partido que fue desestimado por los tribunales. Ese trabajador denunci¨® aspectos supuestamente dudosos en las finanzas de Podemos, pero el juez instructor abri¨® una causa que fue engordando a la misma velocidad que la investigaci¨®n desmontaba los falsos indicios. Se investig¨® una presunta caja b con la que se pagaban sobresueldos, el sobrecoste no declarado en las obras de su nueva sede, el desv¨ªo de fondos de una caja de solidaridad o servicios supuestamente falsos contratados para una campa?a electoral que luego se convirtieron en reales, pero con un coste sospechoso. Incluso se investig¨® si el partido pagaba una ni?era para los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero con los fondos del Ministerio de Igualdad. Todo falso.
El magistrado Juan Jos¨¦ Escalonilla, titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 42 de Madrid, archiv¨® hace unos d¨ªas la ¨²ltima de las 10 piezas separadas que abri¨® por delitos de corrupci¨®n contra Podemos y varios de sus dirigentes. El ruido que, con titulares de esc¨¢ndalo, acompa?¨® desde algunos medios todas las investigaciones abiertas por el juez se convirti¨® en silencio cada vez que los hechos demostraban la falsedad de las denuncias y el instructor dictaba el archivo de los procedimientos.
Esta macrocausa, levantada bas¨¢ndose en falsedades, ha durado demasiado, y nada se parece tanto a la injusticia como una justicia tard¨ªa. El juez se ha demorado excesivamente en desmontar bulos que han da?ado la reputaci¨®n del partido pol¨ªtico que m¨¢s ha sufrido el acoso de un Gobierno, el de Mariano Rajoy, por caminos oscuros y la persecuci¨®n judicial por parte de tribunales a los que la llamada polic¨ªa patri¨®tica intent¨® manipular. Por suerte, sin demasiado ¨¦xito. Lo que demuestra que en Espa?a no ha dejado de funcionar la separaci¨®n de poderes. Todas esas falsas acusaciones siguen, sin embargo, impunes a d¨ªa de hoy. Otra forma de injusticia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.