Telef¨®nica es estrat¨¦gica
El Estado vuelve al capital de la multinacional espa?ola para protegerla ante la entrada de un grupo saud¨ª
El Consejo de Ministros aprob¨® el martes la entrada de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) en el capital de Telef¨®nica para alcanzar una participaci¨®n del 10%. La medida, que el Gobierno justifica en el inter¨¦s estrat¨¦gico de la compa?¨ªa y su presencia en el sector de defensa, responde al anuncio en septiembre de Saudi Telecom Company (STC) de la compra de un 4,9% de la operadora con opciones sobre otro 5%.
El regreso del Estado al capital de Telef¨®nica se produce 26 a?os despu¨¦s de que pasara completamente a manos privadas durante el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Varios pa¨ªses europeos tomaron id¨¦ntico camino, pero con privatizaciones parciales que permitieron crear n¨²cleos duros con participaci¨®n p¨²blica en los sectores estrat¨¦gicos. El discurso ideol¨®gico que arrop¨® aquellas operaciones part¨ªa en Espa?a de la idea de que el Estado no debe estar presente en la industria porque el sector privado es m¨¢s eficiente. En muchos casos, la salida del Estado coincidi¨® con la imposici¨®n de gestores afines al inquilino de La Moncloa. El cambio de pol¨ªtica de Pedro S¨¢nchez busca blindar empresas capitales para la econom¨ªa espa?ola, pero tiene tambi¨¦n sus riesgos: que el Estado condicione las decisiones de pura gesti¨®n o que coloque en el consejo a perfiles inadecuados. Aun con esos riesgos, la decisi¨®n se enmarca en la din¨¢mica europea de cuidar la autonom¨ªa en los sectores clave.
Cuando se complete, la adquisici¨®n del 10% del capital de Telef¨®nica por la SEPI dar¨¢ estabilidad al accionariado y har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil una operaci¨®n hostil de terceros, especialmente cuando quienes est¨¢n detr¨¢s representan a pa¨ªses que no operan con la normativa europea. En esa l¨ªnea, el Gobierno se propone negociar una alianza con BBVA y La Caixa, con el fin de formar un n¨²cleo duro de accionistas. La idea no es novedosa: un pacto entre los mismos socios se form¨® en Telef¨®nica en 1995, durante el ¨²ltimo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, para acompa?ar su privatizaci¨®n parcial. Aznar dej¨® en agua de borrajas esa estrategia y privatiz¨® el 100%. En el resto de Europa, la presencia del Estado en sectores clave como el energ¨¦tico, de defensa, las telecomunicaciones o el autom¨®vil est¨¢ m¨¢s normalizada, y no se considera intervencionismo. Es el caso de las participaciones estatales en Francia (Air France, Orange o Renault) o Alemania (Deutsche Telekom).
La pol¨ªtica industrial de este y de cualquier Gobierno no solo debe perseguir un desarrollo econ¨®mico y del empleo de calidad; adem¨¢s debe cuidar los intereses nacionales en los sectores estrat¨¦gicos. Y el sector de telecomunicaciones tiene ese car¨¢cter en un momento de transformaci¨®n digital. Ni este Gobierno ni ninguno debe facilitar que Telef¨®nica ¡ªque naci¨® como un monopolio estatal¡ª caiga bajo el control de un grupo extranjero, menos a¨²n del brazo inversor de un r¨¦gimen autoritario como Arabia Saud¨ª.
En la UE existen mecanismos para evitar ofensivas hostiles en empresas estrat¨¦gicas, como la llamada acci¨®n de oro, que permite a las Administraciones nacionales vetar la toma de participaciones relevantes. De hecho, la saud¨ª STC est¨¢ pendiente del permiso del Gobierno para alcanzar hasta el 9,9% de Telef¨®nica. El Ejecutivo ha considerado que, al margen de esa autorizaci¨®n, lo que sirve mejor a los intereses de Espa?a es recuperar una presencia relevante, no mayoritaria, en Telef¨®nica. Es una posici¨®n m¨¢s que defendible cuando est¨¢ en juego el control del mayor grupo espa?ol en el mercado mundial de telecomunicaciones. Ning¨²n pa¨ªs asiste pasivo a la toma de sus grandes empresas por otras potencias. Esto es tambi¨¦n una pol¨ªtica industrial activa.
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