Superliga, monopolio y m¨¦rito
La justicia europea falla contra el veto de la UEFA y la FIFA a una competici¨®n que sigue despertando reparos deportivos
El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (TJUE) revolucion¨® ayer el mundo del f¨²tbol con una sentencia que cuestiona su propia estructura organizativa. Efectivamente, el proceso judicial que da lugar a este pronunciamiento enfrenta a la FIFA y la UEFA contra la Superliga, que tiene por objeto organizar y comercializar una nueva competici¨®n europea de f¨²tbol alternativa a las organizadas por los dos organismos citados. El Tribunal de Luxemburgo se aparta de las conclusiones del Abogado General, algo que no resulta com¨²n, para confirmar que FIFA y UEFA son un monopolio y, como tal, disponen de un poder normativo y sancionador propio de una posici¨®n dominante incompatible con el Derecho de la Uni¨®n Europea, que defiende la libre competencia. El fallo ofrece las claves para resolver un proceso judicial ¡ªiniciado en un juzgado de lo mercantil en Espa?a¡ª que no podr¨¢ impedir la creaci¨®n de un proyecto deportivo como el de la Superliga.
El pronunciamiento del TJUE recuerda que el exclusivo poder de la FIFA y la UEFA no cumple las exigencias que los Tratados de la Uni¨®n Europea imponen a toda actividad econ¨®mica. Adem¨¢s de un deporte de gran relevancia social, cultural y medi¨¢tica, el f¨²tbol tambi¨¦n es un negocio particularmente rentable, y como tal ha de ajustarse a las reglas que rigen cualquier actividad econ¨®mica. Eso es lo que dej¨® claro ayer la justicia europea.
Con todo, los pronunciamientos de la justicia europea no invalidan los serios reparos que desde perspectivas distintas a la jur¨ªdica sigue provocando la creaci¨®n de una nueva competici¨®n deportiva como la Superliga, que en su configuraci¨®n inicial estaba compuesta exclusivamente por 12 clubes de entre los m¨¢s ricos y laureados de Europa. Solo Real Madrid, Barcelona y Juventus insistieron en la iniciativa original, pero su nueva estructura, anunciada tambi¨¦n ayer, pretende contar con 64 clubes masculinos repartidos en tres divisiones y 32 femeninos repartidos en dos.
No se puede ignorar que una de las consecuencias de la sentencia del Tribunal de Luxemburgo podr¨ªa ser el reforzamiento ilimitado del poder de algunos clubes en sustituci¨®n del poder monopol¨ªstico que ahora concentran las federaciones nacionales y sus asociaciones internacionales. La otra implicaci¨®n, y acaso la m¨¢s importante, cuestiona la sostenibilidad del modelo europeo del deporte. Que, con justicia, no se admitan monopolios en la organizaci¨®n del f¨²tbol no debe impedir que se busque la mejor forma de preservar los elementos virtuosos de un modelo basado en el car¨¢cter abierto de las competiciones, en las que se participa aplicando como criterio el m¨¦rito deportivo y no la supremac¨ªa hist¨®rica o econ¨®mica.
La Superliga es un freno para el crecimiento de las competiciones nacionales. El f¨²tbol profesional es la gran industria del ocio en Espa?a y en muchos pa¨ªses y los impulsores del nuevo modelo deben explicar c¨®mo afectar¨ªa a los ingresos por los derechos de televisi¨®n, a los patrocinios y a la venta de abonos y entradas de esas competiciones. El nuevo modelo descapitaliza los torneos dom¨¦sticos e impacta en la econom¨ªa de los clubes y en la leg¨ªtima ilusi¨®n de millones de aficionados por ver competir a sus equipos en el mejor campeonato posible. Sea cual sea su nombre, sea cual sea su presupuesto.
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