Vendidos al salafismo
Los millones por los que Jon Rahm se ha vendido a Arabia Saud¨ª esconden ciudadanos encarcelados y torturados, menores ejecutados, mujeres condenadas al encierro perpetuo y trabajadores extranjeros esclavizados
Nos dir¨¢n que ellos solo son deportistas que persiguen pelotitas, pero aceptando hacerlo a cambio de las ingentes cantidades de dinero que les paga Arabia Saud¨ª est¨¢n convirti¨¦ndose en actores pol¨ªticos de un r¨¦gimen que extiende sus valores antidemocr¨¢ticos por el mundo entero. Lo que esconden los 500 millones por los que Jon Rahm se ha vendido al reino wahabita son ciudadanos encarcelados y torturados, menores ejecutados, mujeres condenadas al encierro perpetuo y trabajadores extranjeros esclavizados. Empiezo a pensar que la riqueza extrema tiene efectos psicopatologizantes porque no me creo que tantos profesionales del deporte no vean lo peligroso que es su participaci¨®n activa en el blanqueamiento de imagen de la petromonarqu¨ªa.
Lo que pasa en Arabia Saud¨ª est¨¢ lejos de quedarse en Arabia Saud¨ª dadas las extensas y poderosas ramificaciones de su diplomacia religiosa, esto es, la extensi¨®n de una ideolog¨ªa tan peligrosa como el salafismo que est¨¢ colonizando sin resistencia los j¨®venes musulmanes europeos. En Dr. Saoud y Mr. Djihad, Pierre Conesa cuenta con detalle esa doble red de influencia del pa¨ªs ¨¢rabe: mientras con una mano teje una densa telara?a de organizaciones que difunden el islam fundamentalista por todo el mundo, con la otra agita e incluso financia el terrorismo. Dentro de sus esfuerzos de lavado de cara est¨¢ ahora convertirse en sede de los torneos m¨¢s importantes para penetrar en la cultura de masas en Occidente. En este sentido es una flagrante contradicci¨®n que la FIFA siga dispensando trato de favor a la teocracia de Bin Salm¨¢n. Bueno, contradicci¨®n si en alg¨²n momento hemos cre¨ªdo, inocentes, que la FIFA era feminista. Desde aqu¨ª le¨ªmos la destituci¨®n de Rubiales como una defensa de los derechos de las mujeres, pero desde los pa¨ªses musulmanes, donde se sigue cambiando de canal cuando en la televisi¨®n aparece un beso y los gobiernos censuran las emisiones audiovisuales en base al puritanismo religioso, las razones son otras. Tanto el beso a Jenni Hermoso como el comportamiento del antiguo presidente de la RFEF fueron juzgados negativamente no por tratarse de un abuso machista, sino por saltarse las normas de la decencia p¨²blica. Si en el campo dos mujeres se hubieran besado libremente en Arabia Saud¨ª, tampoco les hubiera gustado, pero por razones muy distintas. Eso s¨ª, luego resulta que muchos de sus ciudadanos, esos que en p¨²blico son musulmanes ejemplares, luego viajan a Marruecos para explotar sexualmente a las pobres prostituidas. Nada nuevo, es la doble moral de siempre que no parece quitarles el sue?o ni a futbolistas y ni a golfistas.
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