Algunos hombres buenos
Tras cinco a?os de bloqueo del Consejo General del Poder Judicial, la jurisdicci¨®n militar se encuentra en una situaci¨®n extremadamente cr¨ªtica. Impedir la renovaci¨®n es una falta de respeto a la ciudadan¨ªa
No me he equivocado de tribuna. Este art¨ªculo podr¨ªa titularse: ¡°El da?o colateral de la ca¨®tica situaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la irracionalidad, ilegalidad e inconstitucionalidad en la que se halla, cinco a?os caducado¡±.
Junto a la jurisdicci¨®n civil existe una jurisdicci¨®n militar con competencia penal y disciplinaria. Esta jurisdicci¨®n afecta las personas que son objeto de sanciones penales o disciplinarias.
La inmensa mayor¨ªa de los delitos militares exigen que el sujeto activo sea militar. Por tanto, se aplica a miembros de las Fuerzas Armadas (unos 125.000) y de la Guardia Civil (unos 77.000). Adem¨¢s, unos pocos delitos militares que pueden ser cometidos por civiles y son juzgados por un tribunal militar (allanamiento de instalaci¨®n militar; desobediencia, resistencia o maltrato de obra sobre centinela; hurto, robo o da?os de material de guerra...). Como ven, el trabajo de los tribunales militares no es poco.
Para que esta jurisdicci¨®n funcione deben hacerlo los respectivos cargos judiciales y fiscales, as¨ª como la correspondiente maquinaria humana y material. Tras la reforma de 2015 de la Ley de Competencia y Organizaci¨®n de la Jurisdicci¨®n Militar todos los cargos judiciales militares son discrecionales, y se nombran a propuesta del CGPJ. Es decir, no puede haber un mecanismo diferente que la dictadura del CGPJ. Ante la imposibilidad de realizar nombramientos por este denostado organismo, que ya no cuenta con las mayor¨ªas pertinentes, la situaci¨®n de la jurisdicci¨®n militar se puede calificar de extremadamente cr¨ªtica, ya que existen ¨®rganos judiciales militares sin miembro alguno o con una composici¨®n muy reducida.
Esta situaci¨®n origina la vulneraci¨®n flagrante de derechos fundamentales como el derecho a obtener la tutela judicial efectiva, el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas o el derecho al juez ordinario predeterminado por la ley.
Seguro que recuerdan la extraordinaria pel¨ªcula de Stanley Kubrick Senderos de gloria. La trama se centra en un consejo de guerra convocado por la supuesta cobard¨ªa de un grupo de soldados. En el enfrentamiento entre los ej¨¦rcitos alem¨¢n y franc¨¦s, un superior ordena la toma imposible de una posici¨®n alemana. No lo consiguen y en el intento se pierden innumerables vidas. Buscando un escarmiento ejemplar, se acusa de manera injusta a tres militares. El coronel Dax, (Kirk Douglas) defiende a sus hombres ante el consejo de guerra donde se enfrentan a una condena a muerte.
Seguro que han disfrutado con Algunos hombres buenos, en la que Tom Cruise encarna a un brillante abogado, el teniente Daniel Kaffee, defensor de dos marines sospechosos de haber matado a un compa?ero en la base de Guant¨¢namo. En ambos casos, el juicio es complejo, con personajes duros y cr¨ªtica de fondo.
La reflexi¨®n que quiero compartirles es que, si traslad¨¢semos estas situaciones de ficci¨®n a la realidad judicial que vivimos ahora en nuestro pa¨ªs, los juicios no se podr¨ªan celebrar y los reos aguardar¨ªan en el calabozo sin soluci¨®n de continuidad a que hubiera alg¨²n togado disponible para estudiar su caso. Porque nos quedamos sin jueces en la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo. Y, por supuesto, las v¨ªctimas sin reparar.
El CGPJ, de hecho, est¨¢ propiciando y de alguna forma contribuyendo a esta perversa situaci¨®n que en alg¨²n momento nos puede pasar factura. Una situaci¨®n que solo gracias a la m¨¢xima disciplina militar de los componentes, los que quedan, de estos ¨®rganos judiciales, no ha producido consecuencias mayores. Pero la paciencia tiene un l¨ªmite, y en alg¨²n momento habr¨¢ que se?alar a los culpables.
Las vacantes en la actualidad en la jurisdicci¨®n militar, que siguen aumentando, son escandalosas. Todo motivado por la situaci¨®n del ¨®rgano de gobierno de los jueces, mantenida por la inoperancia de las fuerzas pol¨ªticas, especialmente por alguna de ellas, que responde a intereses ajenos a los derechos de los ciudadanos.
Desde hace un a?o, el Tribunal Militar Central no cuenta con ning¨²n miembro. Est¨¢ vacante el 100% de su plantilla. El CGPJ ha parcheado esta situaci¨®n con la designaci¨®n de dos miembros de tribunales territoriales (los dos presidentes de los Tribunales Militares Territoriales m¨¢s antiguos (sin perjuicio de seguir ejerciendo la Presidencia de su propio TMT). Es de destacar que solo siguen en activo dos de los cinco presidentes de Tribunales Militares Territoriales.
De estos ¨²ltimos, que tienen como funci¨®n principal juzgar los delitos militares cometidos desde soldado a capit¨¢n, el 80% de la plantilla de Madrid quedar¨¢ vacante a partir de mediados de 2024 (ahora, solo hay tres miembros); el de Sevilla, a partir de enero de 2024 tendr¨¢ casi la mitad de la plantilla vacante; en Barcelona falta el 75% de la plantilla; en A Coru?a la vacancia es del 100%; mientras que en Santa Cruz de Tenerife solo queda el 44% de la plantilla y en septiembre de 2024 estar¨¢ vacante el 100%.
Y en cuanto a los ¨®rganos judiciales unipersonales, de los Juzgados Togados Militares Centrales en Madrid solo queda uno. En febrero, ya no habr¨¢ ninguno. Es decir, que, desde comandante a general de divisi¨®n, si cometen un delito no hay quien instruya las causas competencia del Tribunal Militar Central. En el resto de los territoriales la situaci¨®n est¨¢ un poco mejor, pero en febrero el 31,25% de las plazas se encontrar¨¢n vacantes. Si vamos al Tribunal Supremo, en la sala Cinco, de las cuatro plazas reservadas a generales del Cuerpo Jur¨ªdico Militar solo est¨¢n cubiertas el 50%. Esta situaci¨®n bordea la impunidad por falta de juzgadores.
Debido a esta par¨¢lisis se est¨¢ produciendo otro efecto indeseable para algunos responsables militares con opciones a ser designados para esas plazas vacantes. No van a ser nombrados, pasando a la jubilaci¨®n porque en el escalaf¨®n militar les llegar¨¢ el tiempo preceptivo para dejar el servicio activo. De ese modo, perderemos la experiencia y el conocimiento de personas que est¨¢n en el momento id¨®neo de su producci¨®n intelectual y que interesan a toda la sociedad. Una vez m¨¢s, la falta de respeto a la ciudadan¨ªa se instala en algunas instituciones en las que varios de sus miembros se dedican a seguir los postulados de determinados partidos pol¨ªticos y se olvidan del verdadero sentido del servicio p¨²blico de la justicia.
La vida sigue y vemos que las asociaciones conservadoras de jueces o fiscales, tan beligerantes en algunos temas contra el Gobierno, se olvidan de cuestiones profesionales como la presente, que s¨ª interesan a los ciudadanos, m¨¢s all¨¢ del debate pol¨ªtico partidista.
Por cierto, ?han pensado en estas cosas, alguna vez, los pol¨ªticos que desde hace cinco a?os se niegan a renovar el Consejo General del Poder Judicial? Est¨¢n cegados por el ansia de controlar a los jueces, temerosos de lo que pueda ocurrir con determinados juicios pendientes o con el deseo de interferir la acci¨®n del Gobierno¡
Quienes as¨ª act¨²an olvidan lo importante, a los ciudadanos y a los propios operadores de la Justicia. Parece que, al contrario de lo que se espera de ellos, que es racionalizar la situaci¨®n pol¨ªtica y debatir sobre la justicia, a prop¨®sito por ejemplo de la justicia militar, se han instalado en la bronca permanente, hasta el punto de hastiar a casi todos. Ser¨¢ que, en su irresponsabilidad, han hecho suya la famosa frase de Marx (Groucho): ¡°La justicia militar es a la justicia lo que la m¨²sica militar es a la m¨²sica¡±. Y se quedan tan anchos.
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