El drama no es solo un sueldo escaso
La izquierda no habla de c¨®mo recuperar a la clase media o arreglar el ascensor social en el que sus votantes siguen confiando
Un amigo de 34 a?os quiere irse de Madrid porque sobrevive ¡°con 1.500 euros al mes¡±. Se ha vuelto un sueldo que se queda muy corto para una persona sola en una gran ciudad, v¨¦ase Barcelona, donde el alquiler medio se dispar¨® recientemente a 1.200 euros mensuales. Sin embargo, su salario est¨¢ por encima de lo com¨²n en Espa?a, y si vuelve al pueblo no encontrar¨¢ trabajo de lo suyo. Es el estado de nuestro ascensor social: no solo ha reventado para una mayor¨ªa, sino que muchos chavales con estudios superiores tampoco lograr¨¢n ya nunca ser aquella clase media, hoy tan depauperada.
Sin embargo, nos deleitamos con relatos nost¨¢lgicos de superaci¨®n. Muchos han alabado al ministro de Econom¨ªa, Carlos Cuerpo, por su historia familiar: de un abuelo que trabajaba en la mina a todo un doctor en su disciplina, que entr¨® un cuerpo de ¨¦lite de funcionarios del Estado y cobra un merecido sueldo en la actualidad. Otros han defendido la dignidad de las mujeres que fregaron escaleras porque gracias a ellas sus hijos pudieron ir a la universidad. El drama, lo que nadie se?ala, es que esos casos de ¨¦xito no tienen por qu¨¦ traducirse hoy en un nivel de vida mejor, debido a los bajos salarios en Espa?a y la p¨¦rdida de poder adquisitivo en la ¨²ltima d¨¦cada.
Asistimos al deslizamiento a la baja de la clase media en la cara de la juventud actual. Est¨¢ claro que nunca ser¨¢ lo mismo tener estudios que no tenerlos o dedicarse a unos sectores de m¨¢s valor a?adido que a otros. El salario medio entre 25 y 34 a?os asciende hoy a 22.206 euros brutos al a?o, seg¨²n el INE, lo que en muchos lugares da para emanciparse solo si uno tiene pareja, comparte piso, o recibe ayuda de sus padres, justo en esa edad en la que deber¨ªa formar familia o emprender un proyecto personal. En conjunto, quienes tienen estudios superiores cobran de media 31.773 euros brutos al a?o. En definitiva, son sueldos superiores a los de la mayor¨ªa de ciudadanos, pero cabe preguntarse si son sueldazos, o incluso si resultan suficientes para la vida actual, pese a haber tenido m¨¢s oportunidades que sus mayores.
Tanto es as¨ª, que hubo un estallido en las redes cuando un dirigente del Partido Popular afirm¨® que las rentas medias y bajas cobran ¡°entre 30.000 y 60.000 euros al mes¡±. Muchos usuarios le dieron la raz¨®n. Que la mitad de los ciudadanos espa?oles tuviesen en 2021 una renta de 20.500 euros anuales o que 25.540,8 euros brutos fuera el salario medio en 2022 no quiere decir que formen la clase media. Por clase media uno sol¨ªa entender la autonom¨ªa y la capacidad econ¨®mica para desarrollar el proyecto personal elegido ¡ªen solitario o en familia¡ª y darse alg¨²n peque?o capricho, o incluso ahorrar, algo a lo que hoy no puede llegar una mayor¨ªa. Que solo un 3% de ciudadanos ingresen en Espa?a m¨¢s de 60.000 euros al a?o no quiere decir que sean ricos per se. De lo que esas cifras hablan, lamentablemente, es de una mayor¨ªa de profesionales que no los cobran, pese a tener brillantes curr¨ªculos, estudios e idiomas.
Y la foto amaga con ir a peor. En una o dos generaciones, cada vez menos j¨®venes disfrutar¨¢n de los paliativos del coj¨ªn familiar. Si un buen n¨²mero de j¨®venes logran a¨²n atenuar su precariedad es gracias a las pensiones de sus abuelos, o las propiedades y el patrimonio que les legan sus padres. Pero pronto habr¨¢ muchos menos mileniales o centeniales propietarios, debido a su incapacidad para ahorrar o ser independientes con su propio sueldo. La vivienda ser¨¢ para los eventuales hijos de esas generaciones un flagrante separador de clase, si no lo es ya, porque muchos ya no tendr¨¢n nada a heredar, dependiendo de su renta anual, atrapados en un bucle de pobreza o desigualdad.
El caso es que el progresismo est¨¢ sensibilizado con la precariedad, pero tampoco ofrece un horizonte mejor a largo plazo. Da la impresi¨®n de que se ha asumido la implosi¨®n del ascensor social de forma irreversible, conform¨¢ndose ya solo con que la gente no caiga en la absoluta pobreza. El discurso actual de la izquierda gobernante pivota sobre cuestiones esenciales como el salario m¨ªnimo o el apoyo a las clases m¨¢s vulnerables, pero raramente se habla de c¨®mo recuperar a la clase media. Su visi¨®n bebe mucho del determinismo posterior al 15-M, de esa idea de que ya solo queda un Estado asistencial que d¨¦ cobijo en las crisis mediante la revalorizaci¨®n de las pensiones o la inyecci¨®n de ciertas ayudas, tratando de limar la precariedad o la pobreza, sin ofrecer un proyecto ambicioso m¨¢s all¨¢. Y es que tener un trabajo no resulta hoy garant¨ªa de una vida suficiente, por mucho que celebremos los datos de crecimiento del empleo.
Tampoco es que la derecha tenga un programa m¨¢s esperanzador. Si su buque insignia es Isabel D¨ªaz Ayuso, solo se puede esperar un negacionismo de la pobreza que afirma que hablar de justicia social solo sirve a la confrontaci¨®n, o bien, comulgar con el fomento de la desigualdad mediante regresivas bajadas de impuestos. Ese mismo PP que ahora alude a las clases medias tampoco impidi¨® su hundimiento durante la crisis de austeridad. Si la alternativa es Vox, su palmar¨¦s pasa por llamar cobradores de ¡°paguitas¡± a los ciudadanos que han ca¨ªdo en la vulnerabilidad o fomentar la desprotecci¨®n del trabajador. Sin embargo, muchos ciudadanos a¨²n compran la pulsi¨®n liberal en Europa porque prefieren entregar su vida a la ilusi¨®n de un futuro incierto que asumir la certeza de la precariedad estructural.
Aunque el problema podr¨ªa ser mucho peor: que m¨¢s j¨®venes decidan emigrar, como est¨¢ pasando ya. Un informe del BBVA cifra en 154.800 millones de euros el valor del capital humano perdido en Espa?a en 2022, debido a la emigraci¨®n a otros pa¨ªses de personas en edad de trabajar, un 40% m¨¢s que en 2019, el a?o anterior a la pandemia. Cada vez que uno de mis amigos me pregunta si vuelven a Espa?a desde Copenhague, Londres o Berl¨ªn le sugiero que no: cobran mejor all¨ª donde est¨¢n y concilian m¨¢s. Aunque el drama siempre puede ser peor: que pese a recibir un sueldo ¡°privilegiado¡± en Espa?a, uno tuviera que sobrevivir o la pol¨ªtica no ofreciera alternativas al regreso de la clase media ¡ªsi es que no est¨¢ pasando ya¡ª.
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