A la francesa
El desgaste del movimiento independentista catal¨¢n ha ido parejo con el crecimiento en su seno de los discursos de extrema derecha y xen¨®fobos

Fue como un goteo fino desde el principio. Nunca en los estratos de opini¨®n ¡ªespecialmente digital¡ª de un cierto independentismo faltaron referencias m¨¢s o menos expl¨ªcitas al ¡°peligro¡± que representan las personas migrantes para el proyecto nacional catal¨¢n. Ciertamente ¡ªy quiz¨¢s como reflejo de un cierto esencialismo que siempre hab¨ªa estado en una parte de la cultura pol¨ªtica del nacionalismo catal¨¢n que triunf¨® a partir de la Transici¨®n, as¨ª como del momento ¨¢lgido de la disputa independentista¡ª en un primer momento el blanco de ciertas actitudes francamente xen¨®fobas fueron los catalanes castellanohablantes, aquellos que algunos popularizaron con el nombre peyorativo de nyordos. Sin embargo, en la d¨¦cada prodigiosa del procesismo catal¨¢n, todo eso se confundi¨® en el marem¨¢gnum de un movimiento que, hasta que fue expansivo, pudo metabolizar esos impulsos dentro de una operaci¨®n pol¨ªtica y cultural ¡ªde incierta eficacia, pero muy aparatosa comunicativamente¡ª de un independentismo m¨¢s rupturista que nacionalista, que, por lo tanto, no estuviese basado en la identidad. Visto m¨¢s de cerca, siempre pareci¨® ser poco m¨¢s que un espejismo, antes que una genuina innovaci¨®n en el campo de las concepciones nacionales. De otra manera, no se explicar¨ªa por qu¨¦ se tuvo que crear una asociaci¨®n espec¨ªfica de castellanohablantes independentistas como S¨²mate, de donde, por cierto, procede Gabriel Rufi¨¢n. Si no era un movimiento identitario, ?por qu¨¦ hab¨ªa que singularizar organizaciones a partir de la lengua que hablan los diferentes sectores que lo componen?
Pero es cierto que la proyecci¨®n de un movimiento integrador, alejado de concepciones esencialistas, como m¨ªnimo fue hegem¨®nica en los discursos, por as¨ª decirlo, del mainstream independentista durante muchos a?os. Y se podr¨ªa a?adir que por suerte de todas.
Sin embargo, a medida en que el movimiento perdi¨® fuelle, registr¨® derrotas pol¨ªticas significativas, redujo su per¨ªmetro y, sobre todo, la cuesti¨®n independentista sali¨® del centro del debate pol¨ªtico ¡ªtanto en Espa?a como en la misma Catalu?a¡ª, ciertos discursos excluyentes dentro de la opini¨®n p¨²blica independentista han cobrado una fuerza m¨¢s significativa.
La prueba m¨¢s evidente de ello, como todo el mundo sabe, es la victoria en las elecciones municipales de mayo de 2023 de una candidatura independentista y de extrema derecha ¡ªla Alian?a Catalana de S¨ªlvia Orriols¡ª en la ciudad de Ripoll, en la Catalu?a central. Se argumentar¨¢ con raz¨®n que Ripoll es un municipio de poco m¨¢s de 10.000 habitantes y, por lo tanto, poco significativo. Por otra parte, hay que rese?ar tambi¨¦n que voces importantes del independentismo han censurado sin tapujos a la formaci¨®n pol¨ªtica de Orriols. Aun as¨ª, hay que extremar la atenci¨®n sobre lo que pueda pasar, fundamentalmente por tres razones.
La primera tiene que ver con el hecho de que S¨ªlvia Orriols gan¨® con una campa?a n¨ªtidamente populista, basada sobre la impugnaci¨®n del c¨®mo hab¨ªan conducido el proc¨¦s tanto Junts como ERC. Y el hast¨ªo hacia todos los partidos independentistas tradicionales es un elemento detectado por todas las encuestas de opini¨®n y visualizado claramente en la trayectoria de los ¨²ltimos a?os de organizaciones como la ANC, que ya hace tiempo debaten en torno a la oportunidad de presentar una propuesta electoral propia. Dicho de manera sint¨¦tica, para los de Orriols puede haber agua en la piscina del desencanto de las bases independentistas.
La segunda raz¨®n es la tipolog¨ªa de la propuesta de esta extrema derecha: lucha sin cuartel contra las personas migradas ¡ªcon la asunci¨®n sin complejos de la teor¨ªa del gran reemplazo¡ª; islamofobia sin complejos, justificada a partir de una defensa de unos valores catalanes y ¡°occidentales¡± que garantizar¨ªan libertades ¡ªpara las mujeres y el colectivo LGTBI¡ª frente a la supuesta amenaza isl¨¢mica. Es la receta de la extrema derecha francesa, m¨¢s digerible que la extrema derecha carpetovet¨®nica nacionalcat¨®lica ¡ªy no por ello menos peligrosa¡ª para una sociedad secularizada. M¨¢s all¨¢ de los Pirineos, el invento tuvo mucho ¨¦xito, y, si no se pone remedio, no es descartable que aqu¨ª tambi¨¦n lo tenga.
Y, finalmente, hay que rese?ar entre las razones que preocupan la capacidad que est¨¢ teniendo esta extrema derecha de marcar la agenda a otros actores. Solo hace falta pensar en las menciones al control de la inmigraci¨®n de Puigdemont en su conferencia sobre las condiciones de la investidura, en las intervenciones sobre el tema en el Congreso por parte de miembros del mismo partido, as¨ª como en la petici¨®n de los alcaldes posconvergentes del Maresme de expulsar a los migrantes ¡°multirreincidentes¡±, apoyada por el mismo Jordi Turull. Y no solo es cosa de Junts: resulta llamativo que la primera reacci¨®n a los desastrosos resultados del informe PISA en Catalu?a por parte del Gobierno de ERC fuese precisamente culpar a la sobrerrepresentaci¨®n del alumnado migrante. El Govern rectific¨® apresuradamente, pero no hay duda de que esa primera reacci¨®n dibuja la posibilidad de un sombr¨ªo deslizamiento de la conversaci¨®n p¨²blica en Catalu?a hac¨ªa ra¨ªles francamente peligrosos para la cohesi¨®n de cualquier sociedad. En las manos de los partidos, los movimientos y las organizaciones democr¨¢ticas est¨¢ evitarlo.
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