Contra el pensamiento positivo
Ni siempre somos felices, ni siempre conseguimos lo que nos proponemos, ni pasa nada por no serlo o no conseguirlo. No hay f¨®rmulas m¨¢gicas de felicidad
El otro d¨ªa, leyendo un art¨ªculo en este mismo medio, aprend¨ª un nuevo concepto nacido en redes sociales: ¡°filosof¨ªa delulu¡±. Al resumir su significado llevado a la pr¨¢ctica, explicaba el periodista su uso: ¡°Delulu is the solulu¡±, que traducido quiere decir ¡°autoenga?arse es la soluci¨®n¡±. Carlos Meg¨ªa aseguraba que en redes dec¨ªan que, repetido como un mantra, los j¨®venes se adentraban en el pensamiento positivo. Enseguida pens¨¦ en autoayuda y las f¨®rmulas m¨¢gicas de la felicidad tan de moda ahora, y tan de toda la vida, seg¨²n las que debemos creer ¡ªincluso los hay que se lo creen¡ª que nuestra felicidad depende de nosotros mismos.
?Que nos quedamos sin trabajo? ?Que nuestros hijos reciben una educaci¨®n que los sit¨²a bajo m¨ªnimos en el informe PISA? ?Que recibimos un mal diagn¨®stico m¨¦dico? Pensamiento positivo: ¡°Todo va a salir bien¡±. Eso, en lo cercano. Ya lo ¡°universal¡±, por llamarlo de alguna manera: genocidio en la franja de Gaza, hambruna en pa¨ªses africanos, ni?as sin derecho a la educaci¨®n en Afganist¨¢n, o miles de ancianos muertos en la pandemia¡ En eso, amigos, ni pensemos, claro. No vaya a ser que nos demos de bruces con la realidad. Visto con la perspectiva que me da tener ya cierta edad, dejadme deciros que me parece que evidencia c¨®mo coaches, psic¨®logos sin escr¨²pulos o autores de libros de autoayuda a la caza de lectores ingenuos quieren convencernos de que ¡°Si algo no te va bien es culpa tuya, maja¡±, rest¨¢ndole importancia a los actores que, sin duda ninguna, son los que en realidad ayudan a que todo nos vaya bien.
S¨ª, lo s¨¦, nuestro cerebro segrega dopamina y mil otras sustancias que nos ayudan a funcionar mejor si creemos que somos felices, bien, pero, amigos, poco podr¨¢n hacer esas sustancias si la realidad no nos acompa?a. Quiz¨¢s nos dar¨¢n un respiro, pero poco m¨¢s. ¡°Se trata¡± ¡ªsigo leyendo en el art¨ªculo¡ª ¡°de estructurar tu mente hacia lo positivo ¡ªno para atraerlo sin m¨¢s¡ª, sino para creer que es posible¡±. Y me pregunto c¨®mo pensar en positivo en un pa¨ªs que tiene seg¨²n los ¨²ltimos informes la mayor tasa de pobreza infantil de Europa. C¨®mo, si no act¨²a el Estado para resolverlo, claro est¨¢. Sigo leyendo y veo que la ¡°filosof¨ªa delulu¡± ayuda tambi¨¦n a superar el s¨ªndrome de la impostora. Ya sab¨¦is, ese pensamiento que ¡ªa las mujeres, sobre todo¡ª nos hace pensar que sabemos menos de lo que en realidad sabemos (dicho as¨ª con trazo grueso) y nos hace situarnos en un segundo plano. Y me pregunto entonces c¨®mo las mujeres, solo pens¨¢ndolo, superaremos la selecci¨®n para acceder a mejores puestos, si los que eligen a sus candidatos suelen ser hombres, y no hay detr¨¢s una legislaci¨®n que obligue a ello.
Recuerdo ahora que hace unos a?os ya nos bombardearon con im¨¢genes positivas, lemas optimistas en tazas y libretas desde redes sociales o desde ¡°voces autorizadas¡±. Y ya entonces, muchos de los que quer¨ªamos luchar contra ese imperativo de ser felices levant¨¢bamos la mano evidenciando un sinf¨ªn de realidades negativas que se viv¨ªan en ese mismo momento y que no cambiaban con una sonrisa y ¨¦ramos mirados como agoreros (siendo suave). Me pregunto ahora qu¨¦ pasar¨¢ con esas generaciones, inmersas en la nueva religi¨®n del narcisismo, el egocentrismo, las superexpectativas, la autoayuda y el pensamiento positivo qu¨¦ har¨¢n cuando, al final, constaten que no siempre suelen cumplirse.
Porque no basta con creer en el ¨¦xito profesional para que este llegue, ni aspirar a un mundo en paz si no exigimos a nuestros gobernantes que apuesten por ¨¦l, ni creer que viviremos felices si no podemos pagar el alquiler con nuestro sueldo, ni curarnos si no existen una sanidad p¨²blica. Eso por no hablar de que la generaci¨®n Z, amigos, que es la que lo ha puesto de moda seg¨²n el art¨ªculo, ronda ya los treinta a?os y esto me hace pensar que, quiz¨¢s, ser¨ªa mucho m¨¢s productivo que se pusieran a trabajar pensando en mejorar el ma?ana de todos, y no en que todo les va a salir bien a ellos. Porque el esfuerzo, el optimismo, la gratitud, la creencia en la felicidad, la sonrisa como respuesta o lo que se nos ocurra, poco o nada tendr¨¢ que hacer si ocultamos el lado negativo de las cosas porque, solo siendo conscientes de que existe ese lado, solo as¨ª, lograremos hacer algo para intentar cambiarlo.
Y mientras tanto, id pensando qu¨¦ hacer con aquellos que no conseguir¨¢n profesionalmente lo que esperaban, aquellos que se quedar¨¢n sin pareja, los que no podr¨¢n pagarse una casa propia porque est¨¢n sin trabajo o los que, por desgracia, se ver¨¢n afectados por una enfermedad o se les morir¨¢ un familiar. Porque ni siempre somos felices, ni siempre conseguimos lo que nos proponemos, ni pasa nada por no serlo o no conseguirlo. A no ser, claro, que deseemos vivir en Un mundo feliz, como auguraba Huxley, y prefiramos que los poderosos nos controlen con f¨¢rmacos las emociones negativas y vivamos narcotizados e inmersos en un pensamiento m¨¢gico que cree que la vida solo es sonrisa y brindis.
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