Lecciones de las guerras carlistas para las tractoradas de hoy
Las ¨¦lites urbanas se llevan las manos a la cabeza mientras ven como Vox se inflitra en el discurso del campo
Mi colega V¨ªctor Amela y yo compartimos una fascinaci¨®n muy friqui por el carlismo del XIX, que en su caso se explica porque su familia procede de la comarca de Els Ports, territorio carlist¨®n. Yo no tengo disculpas autobiogr¨¢ficas: me alucina el carlismo por su rareza, pertinacia y burricie. Si la historia de Espa?a fuera Star Trek, los carlistas ser¨ªan los klingons. Hablando con Amela el otro d¨ªa, me descubri¨® un libro de tres diputados liberales de tiempos de Espartero: Historia de la guerra ¨²ltima en Arag¨®n y Valencia, publicado en 1845 y rescatado en este siglo en edici¨®n cr¨ªtica por el profesor Pedro R¨²jula, uno de los mayores expertos en el carlismo hist¨®rico.
La lectura contiene ense?anzas muy actuales que enriquecen el debate de hoy sobre el campo, la extrema derecha y las sequ¨ªas que avientan las tractoradas. Historia de la guerra ¨²ltima es obra de tres turolenses: Francisco Cabello, nacido en Torrijo del Campo; Francisco Santa Cruz, nacido en Orihuela, pero asentado en Griegos y la sierra de Albarrac¨ªn, y Ram¨®n Mar¨ªa Temprado, de Villarluengo. Eran tres liberales en una provincia carlista, y vivieron la primera guerra ¨ªdem en sus carnes. Con su libro quer¨ªan contarles a los liberales de Madrid, se?oritingos que no hab¨ªan visto a un carlista ni en retrato, a qu¨¦ se enfrentaban y c¨®mo pod¨ªa un Estado liberal prevenir futuras guerras.
Su resumen: las ¨¦lites ten¨ªan que dejar de mirarse el ombligo matritense y pisar m¨¢s el campo, construir carreteras y ferrocarriles y hacerse presentes en esas comarcas. Los carlistas se alimentaban del resentimiento labriego de unos aldeanos que se sent¨ªan abandonados ¡ªcon raz¨®n¡ª en el culo del mundo. El ¨²nico remedio era acogerlos en el cuerpo pol¨ªtico de la naci¨®n.
Salvando todas las distancias hist¨®ricas, en el fondo, seguimos en las mismas. Las ¨¦lites urbanas se llevan las manos a la cabeza al ver c¨®mo Vox se infiltra en los discursos y las organizaciones campesinas (el consejero voxero de Agricultura de Arag¨®n, ?ngel Samper, es un dirigente hist¨®rico de Asaja, por ejemplo), pero hasta ahora no han prestado la menor atenci¨®n a sus quejas. Curiosamente, Cabello, Santa Cruz y Temprado eran muy cr¨ªticos con los indultos y amnist¨ªas que el Gobierno isabelino otorgaba a los carlistas, y abogaban por ser menos generosos con los insurrectos y m¨¢s atentos con los campesinos. Qu¨¦ dir¨ªan hoy de un Gobierno paralizado por amnistiar a la carta a un se?orito de la ¨¦lite catalana, mientras los tractores de los agricultores arruinados cortan las carreteras porque nadie les ha hecho ni caso.
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