Bolsonaro contra la democracia
El expresidente brasile?o se enfrenta a la acusaci¨®n de promover un golpe de Estado que tuvo en Brasilia su expresi¨®n m¨¢s sonada
Jair Bolsonaro, el anterior presidente de Brasil, de extrema derecha, ha sido formalmente acusado de participar en una trama gestada en la c¨²pula de su Gobierno para perpetrar un golpe de Estado que impidiera que su rival, el izquierdista Luiz In¨¢cio Lula da Silva, asumiera el poder tras una victoria electoral limpia. El Tribunal Supremo tambi¨¦n ha imputado por el delito de abolici¨®n violenta del Estado a casi 30 personas m¨¢s, incluidos varios generales en la reserva y en activo. Las m¨²ltiples pruebas recabadas por los investigadores de la Polic¨ªa Federal componen un pliego de acusaci¨®n que ocupa 135 p¨¢ginas y que se fundamenta, principalmente, en la confesi¨®n de un teniente que ejerci¨® como secretario particular de Bolsonaro mientras el antiguo militar presidi¨® Brasil.
El juez instructor acusa al exmandatario de, entre otras acciones, elaborar un decreto golpista presentado a la c¨²pula de las Fuerzas Armadas en presencia del ministro de Defensa. Entre las pruebas destacan varios mensajes de WhastApp en los que un general perteneciente al n¨²cleo duro del Gabinete impulsa una campa?a de linchamiento virtual contra el jefe del Ej¨¦rcito despu¨¦s de que este rechazara movilizar a su tropa y embarcarse en la asonada.
Trece meses han transcurrido desde que el 8 de enero de 2023 miles de brasile?os falsamente convencidos de que Lula y los jueces del Supremo se hab¨ªan confabulado para robarle las elecciones a su l¨ªder, Bolsonaro, asaltaron las sedes de los tres poderes, en Brasilia. Nunca desde el fin de la dictadura en 1985 la democracia brasile?a hab¨ªa sufrido un ataque tan grave.
Hasta ahora solo han sido juzgados parte de los autores materiales, condenados ya por el Supremo. Es muy positivo que los jueces pongan el foco m¨¢s all¨¢ de los bolsonaristas de a pie que vandalizaron los edificios y apunten a los sospechosos de organizar desde los despachos del poder la fracasada ruptura democr¨¢tica. Junto al papel del anterior jefe del Estado, resultan especialmente graves las sospechas en torno al destacado papel en la trama de varios ministros y del entonces comandante de la Marina. Al mismo tiempo, es justo destacar que los jefes del Ej¨¦rcito y la Fuerza A¨¦rea rehusaron alzarse contra el presidente leg¨ªtimamente electo.
Bolsonaro, mientras, se declara inocente y v¨ªctima de una persecuci¨®n. Corresponde ahora a los jueces del Supremo confirmar la solidez de las pruebas y sentarlo con todas las garant¨ªas en el banquillo junto a sus supuestos c¨®mplices. Si se demuestra que cometieron los delitos que se les imputan, deben ser castigados de acuerdo con la ley.
Es imperativo que el alto tribunal cuide el aspecto t¨¦cnico del caso con atenci¨®n exquisita en vista del precedente hace una d¨¦cada del caso Lava Jato contra la corrupci¨®n, anulado en gran parte por defectos de forma. El propio presidente Lula, que estuvo encarcelado a?o y medio por una condena m¨¢s tarde anulada, se apresur¨® a desear que ¡°no haya ning¨²n exceso y la ley sea aplicada con todo rigor¡± contra quienes atacaron la democracia brasile?a.
Jair Bolsonaro no puede concurrir a las elecciones hasta 2030 porque ha sido inhabilitado por abuso de poder. No obstante, mantiene su papel como l¨ªder extraparlamentario de la oposici¨®n. Es hora de que los jueces depuren las responsabilidades por el fallido golpe de Estado. Tambi¨¦n ser¨ªa conveniente aprovechar la coyuntura para aumentar el control civil sobre las Fuerzas Armadas de Brasil. Es vital para reforzar la democracia del pa¨ªs m¨¢s poblado de Am¨¦rica Latina.
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