La ocupaci¨®n es el problema
La dimisi¨®n del Gobierno palestino facilita una salida a la guerra, pero Israel debe poner fin al hostigamiento colonial en Cisjordania
Cuanto m¨¢s crece el balance de v¨ªctimas mortales en Gaza, ya m¨¢s de 30.000, y m¨¢s avanzan las dos acciones legales abiertas contra Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, mejor se percibe el origen de la catastr¨®fica guerra declarada por el Gobierno de Netanyahu en respuesta a la matanza terrorista del 7 de octubre. Ham¨¢s, el grupo armado que la perpetr¨® desde suelo gazat¨ª, bajo su control, no es en ning¨²n caso parte de la soluci¨®n, pero su desaparici¨®n no eliminar¨ªa el problema de fondo, sobre el que hay pr¨¢cticamente consenso universal ¡ªcon la excepci¨®n de Estados Unidos y el Reino Unido¡ª: la ocupaci¨®n permanente del territorio palestino desde hace 57 a?os y la expansi¨®n constante de las colonias ilegales en Cisjordania.
La primera causa que lleg¨® al Tribunal Internacional fue la petici¨®n de Sud¨¢frica de medidas cautelares contra Israel por si se estuviera produciendo en Gaza una vulneraci¨®n de la Convenci¨®n para la Prevenci¨®n y Sanci¨®n del Genocidio, pero la segunda, en fase de exposici¨®n p¨²blica desde el 19 de febrero hasta este lunes, fue la petici¨®n por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas de una resoluci¨®n sobre los efectos jur¨ªdicos de la ocupaci¨®n.
Este mismo lunes, d¨ªa en que Israel estaba obligado a presentar un balance, Human Rights Watch denunci¨® que no se han cumplido las cautelares dictadas por La Haya hace un mes, que inclu¨ªan la persecuci¨®n de llamamientos incendiarios contra los gazat¨ªes, el fin del asedio, la reanudaci¨®n de la ayuda humanitaria y la prohibici¨®n de los ataques indiscriminados a la poblaci¨®n. En este ¨²ltimo mes se han producido m¨¢s de 3.000 muertos civiles.
Si la demanda sobre el genocidio se ha convertido en un factor de vigilancia permanente sobre el trato israel¨ª a los ciudadanos de la Franja, la demanda sobre los efectos de la ocupaci¨®n ¡ªque en Cisjordania se agrava por la acci¨®n violenta de colonos militantes espoleados por el Gobierno de Netanyahu y protegidos por el ej¨¦rcito¡ª se ha centrado en su asimilaci¨®n al apartheid, una argumentaci¨®n suscitada con especial vehemencia por Sud¨¢frica, el pa¨ªs del llamado sur global que mejor representa la impugnaci¨®n del statu quo desde el mundo poscolonial. La base jur¨ªdica de la posici¨®n palestina, adoptada por la mayor¨ªa de los demandantes, es su derecho a la libre determinaci¨®n y los esfuerzos israel¨ªes para impedir su ejercicio, en flagrante vulneraci¨®n de la legalidad internacional. Nadie ha negado este derecho en las dos semanas de vista, ni siquiera Israel, que no ha querido comparecer, pero ha presentado un escrito de descargo.
Con Gaza hundi¨¦ndose en la destrucci¨®n y el resto de los territorios en tensi¨®n creciente, es clamorosa la urgencia de una tregua, la liberaci¨®n de los rehenes, la normalizaci¨®n de la vida civil y la celebraci¨®n de una conferencia internacional de paz que conduzca a la creaci¨®n de dos Estados. Por eso tiene todo el sentido la dimisi¨®n del Gobierno en pleno de la Autoridad Nacional Palestina, desprestigiado por la corrupci¨®n, disminuido por la divisi¨®n y la tensi¨®n b¨¦lica y deslegitimado por 16 a?os sin elecciones. Es un gesto que facilita la salida pac¨ªfica y justa al conflicto, salida que debe ser inclusiva y no dejar la administraci¨®n de los territorios ocupados en manos ajenas, sino devolver a los palestinos la plena determinaci¨®n de su destino.
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