Hasta donde ?balos sabe
Todo el mundo conoce lo que conoce y no puede conocer m¨¢s
¡°Hasta donde yo s¨¦¡± es uno de los arranques m¨¢s tenebrosos que existen en la lengua espa?ola. Todo el mundo sabe hasta donde sabe; no puede saber m¨¢s. Pronunciar esas palabras es asumir una derrota. Nadie, nunca, dijo: ¡°Hasta donde yo s¨¦, es una persona malvada, me extra?a mucho que se haya metido dentro del fuego a salvar ni?os¡±. Presumimos de saberlo todo sobre la bondad de nuestros amigos, presumimos tambi¨¦n de desconocer cualquier actividad maligna; no lo hacemos por ellos, sino por nosotros: somos puros y jam¨¢s tendr¨ªamos un amigo corrupto o un amigo maltratador. ¡°Se compr¨® un range rover, dos chal¨¦s en A Toxa, viajaba por todo el mundo, ?pero jam¨¢s se me ocurrir¨ªa pensar que hab¨ªa dejado la oficina del Servicio de Aguas y se dedicaba al narco!¡±. Los primeros c¨®mplices de unos cuernos siempre son los cornudos: ¡°?Pero qu¨¦ dices de mi marido? Es solo su amiga, lo habr¨¢s visto d¨¢ndose un pico con ella porque es actriz¡±. No hay que subestimar nunca la fuerza de la amistad y del amor. Al menos, en los casos m¨¢s pringosos (sobran ejemplos), hasta que llega el dinero y el poder. Miren a ?balos: adopta a una mano derecha fiel, Koldo Garc¨ªa, y la convierte en su sombra, le abre las puertas del Gobierno y sus abrevaderos, contrata a su mujer, viaja con ¨¦l; durante la pandemia, esa mano derecha, su hombre de m¨¢xima confianza, el cargo en el que deposita ?balos sus movimientos y secretos, se hace rico con comisiones ilegales de la venta de las mascarillas a una poblaci¨®n aterrada y encerrada en casa, cuando no muriendo. ¡°Hasta donde yo s¨¦¡±, fue lo primero que le sali¨® a ?balos al enterarse de la detenci¨®n de su sombra. ¡°Hasta donde yo s¨¦, llevaba una vida muy normalita¡±, dijo. Normalita es una palabra extraordinaria: puedes tener una vida normalita y de repente, para sorpresa de todos, matar a alguien; m¨¢s dif¨ªcil es tener una vida normalita y de repente, tras participar en unas contrataciones p¨²blicas, volverte millonario. Hay algo muy delicado en las relaciones del poder con su ch¨®fer, con su escolta, con su asesor: asumes que ellos lo sepan todo de ti y t¨² nada de ellos. Siempre se abren dos opciones: dimitir porque sab¨ªas de la corrupci¨®n o dimitir porque no sab¨ªas. Malo o tonto. Los hay que no quieren ser ninguna de las dos cosas: es entonces cuando a la pregunta de qui¨¦n fue el insensato que confi¨® en Koldo Garc¨ªa le sucede la pregunta de qui¨¦n fue el insensato que confi¨® en Jos¨¦ Luis ?balos.
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