La respuesta a los ataques a la democracia es mejorar la vida de las personas
Pocas veces el apoyo entre las fuerzas progresistas del mundo, como la alianza entre Brasil y Espa?a, ha sido tan necesario como ahora
Espa?a fue uno de los primeros pa¨ªses que tuve el honor de visitar al inicio de mi tercer mandato, como etapa importante en el regreso de Brasil al mundo. El 7 de marzo ser¨¢ la oportunidad en que Brasil reciba la visita del presidente del Gobierno Pedro S¨¢nchez.
Espa?a es el segundo principal pa¨ªs de origen de las inversiones extranjeras directas en Brasil. El volumen de inversiones est¨¢ en torno a los 60.000 millones de d¨®lares (unos 54.300 millones de euros) y el flujo anual ha estado alrededor de los 3.300 millones de d¨®lares en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, no hay otro socio econ¨®mico con el que compartamos tantas afinidades culturales y pol¨ªticas.
Cientos de miles de espa?oles han contribuido a forjar la identidad nacional brasile?a. Tenemos en com¨²n valores esenciales, como la defensa de la democracia y de los derechos humanos, la promoci¨®n de pol¨ªticas de inclusi¨®n social y el compromiso con el desarrollo sostenible y la lucha contra la crisis clim¨¢tica. Eso es fundamental en el momento en que estamos viviendo profundos cambios en el orden internacional que desaf¨ªan nuestro sentido de humanidad.
En un mundo que gasta 2,2 billones de d¨®lares al a?o en armamento, la paz sigue siendo el privilegio de algunos, mientras que las guerras causan destrucci¨®n, sufrimiento y la muerte de inocentes. En un mundo que produce riqueza por un importe de 105 billones de d¨®lares al a?o, m¨¢s de 735 millones de personas siguen sin tener nada que comer.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, un modelo econ¨®mico excluyente ha concentrado los ingresos y ampliado las disparidades. La desigualdad se ha convertido en terreno f¨¦rtil para el extremismo. Cuando la democracia falla a la hora de garantizar el bienestar de los ciudadanos, prosperan las figuras que venden soluciones simplistas a problemas complejos, sembrando la desconfianza en el proceso electoral y en las instituciones pol¨ªticas.
Nos enfrentamos a un preocupante incremento de la extrema derecha y de sus herramientas tradicionales de disgregaci¨®n social: el autoritarismo, la violencia, la precarizaci¨®n laboral, el negacionismo clim¨¢tico, el discurso del odio, la xenofobia, el racismo y la misoginia. Afortunadamente, nuestras sociedades han apostado por gobiernos que creen que la clave para responder a los ataques a la democracia es mejorar la vida de las personas.
Brasil vuelve a figurar entre las 10 mayores econom¨ªas del mundo. La econom¨ªa brasile?a creci¨® un 2,9% y el desempleo cay¨® al 7,6%, el menor ¨ªndice desde 2015. Ampliamos los programas de transferencia de renta y restablecimos la pol¨ªtica de validaci¨®n del trabajo y del salario m¨ªnimo. Aprobamos una reforma tributaria que por fin corregir¨¢ las distorsiones que ven¨ªan gravando m¨¢s a los que tienen menos. Nos inspiramos en Espa?a para un proyecto de ley, enviado esta semana al Parlamento brasile?o, que garantiza los derechos de los trabajadores. Redujimos la deforestaci¨®n del Amazonas en un 50% y apoyamos los esfuerzos de Espa?a en la lucha contra la desertificaci¨®n. Estamos haciendo a nivel nacional lo que creemos que hay que hacer a nivel internacional.
Durante la presidencia brasile?a del G-20, lanzaremos una Alianza Global para el Combate contra el Hambre y la Pobreza, movilizando recursos para la implementaci¨®n de pol¨ªticas de eficacia probada y demostrada. Defenderemos la creaci¨®n de un impuesto global a los multimillonarios. Propondremos iniciativas para garantizar el trabajo digno. Promoveremos una transici¨®n justa hacia una econom¨ªa baja en carbono, de manera que se garantice que la COP30, de la cual seremos sede en el coraz¨®n de la Amazonia, traiga como resultado soluciones efectivas para el planeta.
Pocas veces en la historia el apoyo entre las fuerzas progresistas del mundo, como la alianza que mantenemos con Espa?a, ha sido tan necesario y urgente como ahora. Es nuestra responsabilidad trabajar juntos para que la indiferencia no prevalezca sobre el humanismo y para que las injusticias que se esparcen dentro de los pa¨ªses y entre ellos den paso a la solidaridad y la cooperaci¨®n.
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