Puigdemont se amarra a Pedro S¨¢nchez
En esta nueva pantalla, Junts seguir¨¢ hablando de autodeterminaci¨®n o llevando al PSOE al l¨ªmite para no perder votos, pero el independentismo ya no es como en 2017
![El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto al secretario de organizaci¨®n del PSOE, Santos Cerd¨¢n, en una reuni¨®n en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XUMBJ34VOBACVCGU5L34VTE7NQ.jpg?auth=1e47c89667d09f9eac1053efe049b3a299006ba02d7fbfeb578a8bec6af16a66&width=414)
Carles Puigdemont se ha amarrado a Pedro S¨¢nchez. Con la luz verde a la ley de amnist¨ªa, lo siguiente pueden ser los Presupuestos Generales del Estado. Y es que Junts responde ya a una hip¨®tesis clave: que haber enterrado la independencia para obtener la medida de gracia quiz¨¢s no le est¨¦ provocando el mismo descalabro electoral que sufri¨® ERC en 2023, eso que tanto p¨¢nico le generaba. Una nueva pantalla se abre en Catalu?a y hasta Puigdemont sabe que su relaci¨®n con Espa?a ¡ªy con la derecha¡ª tambi¨¦n est¨¢ cambiando.
Hete ah¨ª la principal diferencia respecto a hace seis meses: muchos de los miedos de Junts sobre volver a la gobernabilidad se han ido disipando. De aquellos recelos a ser enga?ados por el PSOE, de aquella desconfianza en verano, Puigdemont ha encontrado lo que necesitaba: colgarse la medalla de haber llevado el pulso hasta el final por una amnist¨ªa ¡°que no deje fuera a nadie¡±. Es decir, intentando diferenciarse de los republicanos ¡ªa sabiendas de que los indultos fueron entendidos como beneficios para la casta entre ciertos sectores del independentismo¡ª cuando, en verdad, la ley ha tenido que perfeccionarse para no excluir, esencialmente, al l¨ªder de Waterloo y sus adl¨¢teres.
As¨ª que S¨¢nchez ha empezado a apuntalar la legislatura: a Puigdemont le conviene que el PSOE siga en el poder, al menos, hasta que la medida de gracia sea del todo efectiva en los tribunales. Y ello depender¨¢ de los tiempos de la justicia, de si los jueces presentan cuestiones prejudiciales al tiempo que mantienen las ¨®rdenes de detenci¨®n ¡ªno s¨®lo de que el expresident quiera volver en verano¡ª. Claro est¨¢: para el presidente del Gobierno ser¨ªa m¨¢s beneficioso que la ley se dilatase porque garantiza que el amarre de Junts, frente a la gobernabilidad, sea m¨¢s estable.
Sin embargo, Puigdemont ha encontrado una forma de metabolizar los pactos con el PSOE. El ¨²nico objetivo detr¨¢s de llevar al Ejecutivo hasta el l¨ªmite en cada votaci¨®n en el Congreso ha sido vender a la base social del independentismo que todav¨ªa segu¨ªan en la subversi¨®n, que son m¨¢s duros negociando que los de Oriol Junqueras. Podr¨ªa estarles funcionando: Junts sigue todav¨ªa por debajo de ERC en intenci¨®n de voto para los comicios del Parlament en muchos sondeos, pero algunos estudios apuntan a que est¨¢n sabiendo rentabilizar mejor su protagonismo actual en la pol¨ªtica espa?ola. Ello implica que, mientras puedan seguir salvando los muebles, no crecer¨¢ su miedo a seguir pactando con S¨¢nchez.
En consecuencia, es probable que se repita la sobreactuaci¨®n de Junts para los Presupuestos, pero que estos salgan adelante. La opini¨®n p¨²blica se ha ido moviendo en Catalu?a, quej¨¢ndose de problemas graves, como la sequ¨ªa o los malos resultados del informe PISA. El independentismo civil tiene ahora nuevas prioridades. Ese giro pragm¨¢tico de Junts se ha hecho notar ya con la exigencia m¨¢s autogobierno en materia de inmigraci¨®n, o incluso, cuando ERC propuso negociar la financiaci¨®n auton¨®mica, y ahora, ante el auge de un PSC centrado en gestionar Catalu?a.
Aunque Puigdemont tampoco puede zafarse a¨²n de otros desaf¨ªos de corte independentista como la irrupci¨®n del llamado ¡°cuarto espacio¡±; son esas fuerzas pol¨ªticas que amagan con reventar el monopolio de los partidos oficiales del proc¨¦s, al denunciar la renuncia t¨¢cita a la unilateralidad por parte de ERC y Junts, a cambio de su salvaci¨®n judicial. Usando el chivo expiatorio de la inmigraci¨®n en el caso de Alian?a Catalana, o de la traici¨®n al movimiento ¡ªen el caso de la ANC o la exconsejera Clara Ponsat¨ª¡ª sus discursos influyen, podr¨ªan cosechar algunos diputados o desmovilizar a muchos votantes, ante la frustraci¨®n que el fracaso del 1-O les dej¨®.
Por ello, Junts mantendr¨¢ la estrategia de llevar al l¨ªmite al Gobierno de cara a la galer¨ªa para minimizar cualquier p¨¦rdida de apoyos. Seguir¨¢n las declaraciones sobre enfrentarse al Estado, se dir¨¢ que ahora es tiempo de autodeterminaci¨®n, habr¨¢ alg¨²n exabrupto a las puertas de las elecciones catalanas, quej¨¢ndose por no haber obtenido el refer¨¦ndum ¡ªalgo que ya saben¡ª. Pero la Catalu?a de 2017 octubre nada tienen que ver con la actual. S¨®lo un 5% de catalanes cree hoy que la independencia ser¨¢ posible, mientras las nuevas generaciones cada vez est¨¢n menos socializadas en la idea de la ruptura, a diferencia de los j¨®venes que vivieron el 9-N de 2014. Puigdemont ha decidido adentrarse en esta nueva pantalla sin causas judiciales, pero su electorado ya no es el mismo que anta?o: ni anhela tanto el Estado propio, que cae en apoyos, ni est¨¢ tan movilizado porque tiene claro que sus l¨ªderes tienen p¨¢nico a ir a la c¨¢rcel.
Con todo, Junts se ha encontrado con un gui?o inesperado en el PP nacional: cada vez parece menos casual esa filtraci¨®n del ¡°indulto condicionado¡±, mientras Alberto N¨²?ez Feij¨®o destila nostalgia por aquellos tiempos del Pacto del Majestic. Dec¨ªa Puigdemont que la ¡°lucha antirrepresiva¡± dejar¨¢ de ser ahora una prioridad: quiz¨¢s no hablaba s¨®lo por el esfuerzo de apaciguamiento desde el PSOE. Aunque de momento, Junts ha echado el amarre en Pedro S¨¢nchez, y con ello, el presidente puede izar ya velas para intentar gobernar Espa?a.
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