Europa deshumanizada
La violencia como norma marca la pauta de la gesti¨®n de la migraci¨®n y el asilo de la UE y sus Estados miembros
Las 121 personas rescatadas por el Geo Barents, el barco de b¨²squeda y rescate de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en el Mediterr¨¢neo central, desembarcaron en el puerto de Bari, en el norte de Italia, a mediados de febrero. Junto a ellos, la tripulaci¨®n baj¨® cuidadosamente dos camillas naranjas donde descansaban los cad¨¢veres de dos mujeres j¨®venes que hab¨ªan fallecido durante la ruta. A una de ellas, el equipo de MSF la encontr¨® muerta en el fondo de una embarcaci¨®n neum¨¢tica despu¨¦s de rescatar al resto de ocupantes; la otra, muri¨® a bordo del Geo Barents sin que los sanitarios pudieran hacer nada por evitarlo. Estas dos muertes irreparables son una de las ¨²ltimas tragedias que hemos presenciado a las puertas de Europa, desgraciadamente no es un drama aislado.
El reciente informe Muerte, desesperaci¨®n y desamparo: el coste humano de las pol¨ªticas migratorias de la UE documenta la espeluznante adopci¨®n de t¨¢cticas violentas, autorizadas por las pol¨ªticas de la Uni¨®n Europa (UE) y sus Estados miembros, y azuzadas por discursos cada vez m¨¢s deshumanizadores de sus l¨ªderes. El objetivo es claro: alejar a las personas migrantes y refugiadas del continente. Y es que, en cada paso del viaje migratorio, la UE escoge usar la violencia como medida de disuasi¨®n.
Muchas de estas personas se ven atrapadas, a menudo de forma brutal, en pa¨ªses fuera de la UE, donde se les niega el acceso a asistencia m¨¦dica b¨¢sica y a seguridad y protecci¨®n debido a los acuerdos de externalizaci¨®n, como el de N¨ªger o el T¨²nez; este ¨²ltimo firmado hace menos de un a?o. Otro ejemplo son los guardacostas libios, financiados con fondos europeos, que interceptan rutinariamente a personas en el mar y las encierran en centros de detenci¨®n en Libia donde se han documentado condiciones de vida deplorables y graves episodios de crueldad. En estos pa¨ªses, y tambi¨¦n en Serbia, hay patrones similares de violencia exportada desde la UE.
Cuando consiguen salir de la espiral de ensa?amiento y falta de atenci¨®n en terceros pa¨ªses, estas personas quedan bloqueadas en las hostiles fronteras europeas. En tierra, m¨¢s de 2.000 kil¨®metros de muros y alambradas, sumados a violentas represiones por parte de las fuerzas de seguridad, causan lesiones de diferente consideraci¨®n. MSF asisti¨® a m¨¢s de 20.000 personas en las fronteras de la UE entre agosto de 2021 y septiembre de 2023. En el mar, los Estados se han desentendido de su obligaci¨®n de asistir a aquellos en peligro, convirtiendo la ruta del Mediterr¨¢neo central en la m¨¢s peligrosa del mundo, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones.
Si logran entrar en la UE, se encuentran con el desmantelamiento de mecanismos de protecci¨®n que minan su salud y bienestar. Son detenidas en pa¨ªses como Italia o Grecia, donde el m¨¢ximo exponente de confinamiento son los Centros Cerrados de Acceso Controlado financiados por la UE. Los trastornos depresivos, por estr¨¦s postraum¨¢tico y de ansiedad son frecuentes entre nuestros pacientes en las islas griegas de Lesbos y Samos, incluidos los ni?os y ni?as.
Y cuando la persona consigue superar todos estos obst¨¢culos, se encuentra con pol¨ªticas excluyentes que la privan de cualquier posibilidad de curarse, asentarse y vivir con dignidad. Debe hacer frente al abandono y la indigencia. Al preocuparse sobre todo por mantener a las personas en las fronteras exteriores, la UE institucionaliza estas din¨¢micas, cuyos efectos perversos ven nuestros equipos en pa¨ªses como Francia y B¨¦lgica.
Llevamos a?os dando la voz de alarma, pero la situaci¨®n solo ha empeorado.
El Pacto de Migraci¨®n y Asilo ¡ªacordado por los ministros de Interior de la UE en diciembre y que previsiblemente aprobar¨¢ el Parlamento Europeo en abril¡ª insiste en el objetivo ¨²nico de disuadir y excluir a aquellos que buscan seguridad, sin reforzar el sistema de acogida y asilo, ni hacer frente a la violencia que impregna la gesti¨®n de los movimientos de personas. Entre otras medidas, permite la creaci¨®n de zonas de detenci¨®n en las fronteras que incluir¨¢n autom¨¢ticamente a los menores no acompa?ados que puedan suponer una ¡°amenaza para la seguridad¡±. Familias y ni?os tambi¨¦n podr¨¢n ser detenidos.
Otro ataque al maltrecho derecho de asilo es el acuerdo que acaba de ser ratificado entre Italia y Albania, que conlleva la tramitaci¨®n de las solicitudes de asilo en territorio no europeo, y la aplicaci¨®n de procedimientos fronterizos acelerados.
En definitiva, acciones que comportan una reducci¨®n de los derechos de las personas en movimiento y/o solicitantes de asilo, que huyen de la persecuci¨®n, el conflicto o la extrema pobreza.
La UE se empe?a en seguir un camino que la aleja de sus valores fundacionales y se despreocupa de su responsabilidad de acogida y asilo, anclada en el respeto a la Convenci¨®n de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, mientras fomenta pol¨ªticas y pr¨¢cticas de disuasi¨®n que infligen sufrimiento y muerte. Hace falta voluntad pol¨ªtica para revertir esta situaci¨®n y es urgente hacerlo. En 2016, MSF renunci¨® a los fondos de la UE y sus Estados miembros en protesta por el pacto UE-Turqu¨ªa, pensando que hab¨ªan llegado muy lejos en la deshumanizaci¨®n de las pol¨ªticas migratorias; no imaginamos que fuera solo el principio.
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