Sangre maldita
Gestos nada inocentes alimentan una hoguera de desprecios que ya ni siquiera se preocupa por disimular sus llamas
El militar retirado Rey Pardellas fue uno de los jefes del Batall¨®n de Comunicaciones 181 en la ciudad argentina de Bah¨ªa Blanca. Tuvo a su cargo la represi¨®n en el ¨¢rea 511, un centro de detenci¨®n clandestino instaurado por la dictadura que comenz¨® en 1976. Es juzgado por delitos de lesa humanidad desde 2022. A comienzos de marzo, en una audiencia, se refiri¨® al robo de beb¨¦s, hijos de militantes de la guerrilla armada, a quienes los militares criaban como propios. El robo, dijo, demuestra el ¡°sentido humanitario¡± de quienes se apropiaron de ¡°los hijos de terroristas¡±, ya que ¡°de esa forma se evitar¨ªa que crecieran odiando como odiaban sus padres. Pero se ha comprobado que muchos de estos, al igual que sus padres, tienen la sangre maldita¡±. El mismo d¨ªa se supo que el presidente de Uruguay, Lacalle Pou, orden¨® eliminar de los programas educativos del secundario el t¨¦rmino ¡°terrorismo de Estado¡± para referirse a la dictadura de su pa¨ªs (1973-1985), y reemplazarlo por ¡°suspensi¨®n y avasallamiento de las garant¨ªas constitucionales de los ciudadanos¡±. El 8 de marzo, horas antes de la marcha por el D¨ªa de la Mujer, el Gobierno del presidente argentino Javier Milei anunci¨® que del Sal¨®n de las Mujeres de la Casa Rosada se descolgar¨ªan cuadros de chicas destacadas ¨DMar¨ªa Elena Walsh, Juana Azurduy, Victoria Ocampo¨D, se reemplazar¨ªan por los de varones ilustres ¨Del general Roca, Bartolom¨¦ Mitre¨D, y pasar¨ªa a llamarse Sal¨®n de los Pr¨®ceres. Al d¨ªa siguiente, un diario argentino dio cuenta de la convocatoria multitudinaria de la marcha por el 8M. Hab¨ªa comentarios de lectores. Dos de ellos dialogaban entre s¨ª. El primero dec¨ªa: ¡°Qu¨¦ buen momento para repartir jab¨®n y cera depilatoria¡±. El segundo: ¡°O nafta y un fosforito¡±. Todo un ecosistema: palabras que reivindican el delito, eufemismos que intentan maquillarlo, gestos nada inocentes que alimentan una hoguera que ya ni siquiera se preocupa por disimular sus llamas.
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