Humillar a las v¨ªctimas
El PP ignora a los familiares de fusilados por el franquismo y legitima la cruzada de Vox contra la memoria hist¨®rica
La resistencia contra cualquier avance en el reconocimiento de las v¨ªctimas olvidadas de la Guerra Civil y el franquismo es un pilar de la extrema derecha espa?ola, cuya ideolog¨ªa es heredera directa de los vencedores. En su actual forma pol¨ªtica, Vox, se convierte adem¨¢s en otro aspecto de la guerra cultural que la alimenta electoralmente desde hace a?os. La novedad es que sus pactos con el PP tras las elecciones auton¨®micas de mayo de 2023 han llevado su ret¨®rica revisionista a las instituciones. As¨ª, Arag¨®n ha derogado su ley de memoria hist¨®rica, los gobiernos de Castilla y Le¨®n y Comunidad Valenciana trabajan en proyectos para sustituir las suyas, mientras en Cantabria, Baleares y Extremadura existe ese compromiso program¨¢tico entre las formaciones de Feij¨®o y Abascal. El Ministerio de Pol¨ªtica Territorial y Memoria Democr¨¢tica advirti¨® ayer contra este tipo de iniciativas y anunci¨® que si es necesario presentar¨¢ un recurso ante el Tribunal Constitucional.
Las normas auton¨®micas de memoria surgieron para facilitar la aplicaci¨®n de la ley estatal de 2007, que reconoci¨® por primera vez el derecho a exhumar los miles de cad¨¢veres repartidos en fosas comunes para darles sepultura digna. Se acababa as¨ª con una larga anomal¨ªa espa?ola. La ley, sin embargo, dejaba en manos de las familias el ejercicio efectivo de esa b¨²squeda. El Gobierno de Mariano Rajoy no toc¨® la norma, pero mostr¨® un absoluto desinter¨¦s por ayudar a los familiares, muchos de ellos, ya ancianos. La nueva Ley de Memoria Democr¨¢tica, de 2022, obliga al Estado en todos sus niveles a hacerse cargo de la b¨²squeda y exhumaci¨®n.
Ahora Vox se propone derogar una por una esas leyes all¨ª donde tenga poder para hacerlo, es decir, donde el PP se lo permita, y sustituirlas por otras con una ret¨®rica falaz. La cruzada extremista parte de dos premisas falsas. Primero, que la ley solo reconoce a las v¨ªctimas de un bando, cuando en realidad alude expresamente a todas las v¨ªctimas de la Guerra Civil. Y segundo, que la legislaci¨®n sobre memoria ataca el esp¨ªritu de la Transici¨®n. Bien al contrario: es la extrema derecha quien parte de argumentos marginales para relativizar la dictadura o equipararla con la II Rep¨²blica como si fuera todo parte de un mismo periodo violento, en contra del ampl¨ªsimo consenso historiogr¨¢fico mundial en torno al siglo XX. En un giro orwelliano, las nuevas leyes propuestas por Vox se llaman ¡°de concordia¡±.
La memoria del golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil, la dictadura y la Transici¨®n democr¨¢tica no pertenece a un partido ni a un territorio. Hay pocos asuntos verdaderamente nacionales que apelan a todos los espa?oles por igual. En este sentido, la ley estatal sigue vigente, pero unas v¨ªctimas tendr¨¢n apoyo auton¨®mico y otras no. Las mayor¨ªas de PP y Vox tienen derecho a derogar las leyes regionales, pero al hacerlo env¨ªan un mensaje inequ¨ªvoco: en lo que dependa de ellos, las v¨ªctimas est¨¢n solas. Promover leyes revisionistas es, adem¨¢s, humillarlas.
Vox tiene su propia opini¨®n sobre la dictadura franquista, el cambio clim¨¢tico, el feminismo o el aborto. Es un partido reaccionario sin complejos y se lo ha dejado muy claro a los espa?oles. El que debe resolver sus contradicciones es el PP, que se presenta ante los votantes como un partido que defiende los consensos constitucionales mientras concede p¨¢bulo pol¨ªtico y apoyo institucional al extremismo.
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