Leyes de memoria hist¨®rica y concordia por narices
Como todas las palabras bibelot, la concordia no solo es un significante vac¨ªo, sino que siempre llega tarde y subraya lo innecesario
Concordia es una palabra que debi¨® extinguirse del lenguaje el d¨ªa en que el Concorde se estrell¨®. Concordia es una plaza de Par¨ªs donde estuvo la guillotina y hoy se erige el obelisco que un virrey otomano de Egipto regal¨® a Francia en se?al de vasallaje y sumisi¨®n (y, por tanto, concordia). Concordia es la palabra que pronuncian los que accionan la guillotina cuando se les cansa el brazo, miran el cesto de las cabezas cortadas y calculan que ya hay suficientes y es hora de colocar un obelisco. Entonces, hablan de concordia con el mismo ¨¦nfasis que antes pon¨ªan en la sangre. Concordia es una palabra solemne y cursi, apropiada para brindis al sol de revolucionarios de las revoluciones pasadas y para ali?ar homil¨ªas arzobispales. Es el equivalente l¨¦xico a un palio, una cornucopia o una l¨¢mpara de ara?a demasiado grande para un sal¨®n de techos bajos. Puesta en un texto, la concordia estorba, como una antig¨¹edad hortera que no pega con el resto de los muebles. A nadie le gusta ¡ªsalvo a quien la puso ah¨ª¡ª, pero no se atreven a llevarla al rastro.
Como todas las palabras bibelot, la concordia no solo es un significante vac¨ªo, sino que siempre llega tarde y subraya lo innecesario. En relaci¨®n con el pasado, la dictadura y la represi¨®n pol¨ªtica, Espa?a no necesita concordias como las del t¨ªtulo de las leyes que quiere imponer Vox, sino justicias y reparaciones. Ya tuvimos bailes, responsos y abrazos, ya echamos los pelillos a la mar en 1977. De lo que se trataba con las leyes auton¨®micas de la memoria, que complementan la ley nacional y la hacen operativa, era de enterrar a los muertos. Lo est¨¢bamos consiguiendo. Con eones de retraso, haciendo esperar demasiado a los hijos y los nietos de las v¨ªctimas, pero est¨¢bamos consiguiendo al fin que el Estado se hiciera cargo de la barbarie y que los muertos se enterrasen seg¨²n los deseos de sus deudos. Sacar sus huesos de las cunetas es un imperativo democr¨¢tico esencial y ajeno a la discusi¨®n ideol¨®gica. Puede que las leyes de memoria llevasen demasiada farfolla ret¨®rica y que se propasaran un tanto al legislar sobre la discusi¨®n historiogr¨¢fica e intelectual sobre el pasado, que debe ser libre, pero el objetivo fundamental era enterrar bien a los muertos. Y se estaba consiguiendo.
Vox cambia la justicia elemental por la concordia, y lo hace forzando el brazo del PP, al que tanto le cost¨® asimilar esta demanda. Nos quieren plantar un obelisco egipcio que no pega con la plaza. Concordia por narices. Concordia y a callar.
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