El problema ruso de la socialdemocracia alemana
Una parte del SPD del canciller Scholz vive presa de una antigua nostalgia de la relaci¨®n germano-rusa que le impide ser m¨¢s firme en el apoyo a Ucrania contra Putin
Las disputas m¨¢s trascendentales en la pol¨ªtica suelen ser las que tienen lugar dentro de los partidos pol¨ªticos, no entre ellos. En Alemania, estas rupturas internas son muy poco frecuentes. La ¨²ltima tuvo lugar en 1959, cuando el Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD, por sus siglas en alem¨¢n) rompi¨® con el marxismo y se convirti¨® en uno de los partidos de centroizquierda m¨¢s populares de Europa. El SPD podr¨ªa estar a punto de sufrir otro cambio de este tipo, pero esta vez las fuerzas de resistencia son m¨¢s formidables.
Un grupo de eminentes historiadores alemanes, todos ellos miembros del SPD, ha escrito una carta abierta para criticar la negativa del partido a distanciarse de Vlad¨ªmir Putin y por no apoyar a Ucrania. El m¨¢s conocido de esos historiadores es Heinrich August Winkler, autor de la historia en dos vol¨²menes Der lange Weg nach Westen (El largo camino al oeste), que abarca desde la Revoluci¨®n Francesa hasta la unificaci¨®n alemana. El t¨ªtulo del libro contrasta con la propia trayectoria del SPD desde la conferencia del partido en Bad Godesberg en 1959. A partir de la Ostpolitik (pol¨ªtica de acercamiento hacia el bloque del Este) de Willy Brandt, el SPD ha ido mirando cada vez m¨¢s hacia el Este, convirti¨¦ndose en el partido de la relaci¨®n germano-rusa. Nadie en el SPD personific¨® m¨¢s esa tendencia que Gerhard Schr?der, canciller desde 1998 hasta 2005, y amigo personal de Putin. Tras dejar el cargo, Schr?der se convirti¨® en el principal cabildero del presidente ruso en Berl¨ªn. Y todav¨ªa pulula por los medios. La semana pasada se ofreci¨® como mediador en la guerra entre Rusia y Ucrania alegando que llevaba muchos a?os trabajando con ¨¦xito con Putin. Si hay una caracter¨ªstica ¨²nica que distingue al SPD de otros partidos pol¨ªticos de centro es la proximidad al pa¨ªs exsovi¨¦tico.
Tras la invasi¨®n de Ucrania emprendida por Rusia en 2022, algunos ex jefes del SPD cambiaron de postura, como Sigmar Gabriel o Frank-Walter Steinmeier, el presidente alem¨¢n. Uno que no lo hizo es el l¨ªder del partido en el Bundestag, Rolf M¨¹tzenich. No hace mucho caus¨® un gran revuelo con unos comentarios de que quer¨ªa ¡°congelar¡± la guerra en Ucrania, seg¨²n sus propias palabras. M¨¹tzenich parece insinuar que el principal obst¨¢culo para la paz en Ucrania es el apoyo occidental a Ucrania. Yo mismo he afirmado que me cuesta ver c¨®mo este pa¨ªs puede liberar todos los territorios ocupados, teniendo en cuenta los actuales niveles de apoyo occidental. Incluso la congelaci¨®n de la guerra sobre la base de las l¨ªneas de frente actuales requerir¨ªa un aumento del apoyo militar occidental muy por encima de lo que M¨¹tzenich y otros socialdem¨®cratas estar¨ªan dispuestos a apoyar. El llamamiento de M¨¹tzenich a congelar el conflicto es c¨ªnico. Trata de explotar la profunda ansiedad alemana respecto a Rusia. Los sondeos sobre las actitudes en el pa¨ªs germano han mostrado un debilitamiento del apoyo de la opini¨®n p¨²blica al suministro de armas a Ucrania, especialmente misiles de largo alcance. Ese electorado est¨¢ actualmente cubierto por el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alem¨¢n) y por un nuevo partido de izquierdas, fundado por Sahra Wagenknecht. Nacida en Alemania Oriental, Wagenknecht fue uno de los miembros m¨¢s destacados del Partido de la Izquierda antes de abandonar oficialmente la formaci¨®n el a?o pasado. Es sin duda una de las oradoras con m¨¢s talento de la pol¨ªtica alemana actual. Parte de su apoyo procede de los votantes del SPD. M¨¹tzenich y su SPD intentan recuperar a los votantes que est¨¢n perdiendo en favor de los partidos radicales.
El propio Olaf Scholz nunca ha formado parte de la banda prorrusa dentro del SPD. Poco despu¨¦s de la invasi¨®n rusa, pronunci¨® un discurso muy comentado en el que declar¨® un cambio de ¨¦poca en la pol¨ªtica alemana. Al principio, el SPD le sigui¨® con cautela, y ahora est¨¢ dando marcha atr¨¢s. Especialmente en el este de Alemania, sigue existiendo una fuerte proximidad cultural y pol¨ªtica a Mosc¨² entre los socialdem¨®cratas. La Alemania del Este desempe?a un papel desproporcionado en la pol¨ªtica alemana en estos momentos porque las ¨²nicas elecciones estatales previstas para este a?o se celebrar¨¢n en los tres estados alemanes del Este: Sajonia, Brandeburgo y Turingia. Dos de los tres partidos m¨¢s fuertes en el este de Alemania son la AfD y el partido de Wagenknecht. En Sajonia, el SPD registra actualmente un porcentaje hist¨®ricamente bajo del 6%, apenas por encima del umbral legal de representaci¨®n.
Los cinco historiadores criticaban la posici¨®n de la direcci¨®n del partido en tres temas concretos. El primero son las evasivas respecto a la entrega de armas a Ucrania, incluida la ambivalente comunicaci¨®n del propio Scholz y el secretismo con el que toma las decisiones.
El segundo es la incapacidad del SPD para aceptar su responsabilidad por el fracaso de la pol¨ªtica alemana hacia Rusia. La forma en que los socialdem¨®cratas tienden a rechazar las cr¨ªticas a su pasado es diciendo que nadie podr¨ªa haber previsto que Putin actuar¨ªa as¨ª. El Putin que conocieron siempre se mostr¨® amistoso con ellos. Lo absurdo de esta afirmaci¨®n es dif¨ªcil de superar. Decidieron no reconocer la invasi¨®n de Georgia por parte de Putin en 2008, la anexi¨®n de Crimea en 2014 y una larga serie de asesinatos pol¨ªticos, el ¨²ltimo de ellos el de Alexei Navalny.
La mentalidad del partido queda bien reflejada en un comentario de Jens Pl?tner, asesor de pol¨ªtica exterior de Scholz. Poco despu¨¦s de la invasi¨®n rusa, afirm¨® que la cuesti¨®n realmente interesante es c¨®mo afectar¨ªa la guerra a la futura relaci¨®n de Alemania con Rusia. Todo en la cabeza de un socialdem¨®crata moderno gira en torno al eje Berl¨ªn-Mosc¨².
El tercer punto de los historiadores es en cierta manera m¨¢s contundente que los dos primeros. Sostienen que el SPD y Scholz se han encerrado en un b¨²nker intelectual, rehuyendo el asesoramiento de expertos y alimentando una cultura de la desinformaci¨®n. Un ejemplo fue el argumento de Scholz de que la entrega de misiles Taurus requerir¨ªa el estacionamiento de tropas alemanas en Ucrania. Esto no es cierto, como han se?alado varios expertos en seguridad.
Cuando los partidos se reinventan a s¨ª mismos, suelen hacerlo gracias a un liderazgo fuerte, junto con un s¨®lido apoyo de las bases. Cuando este trabajo recae en un grupo de historiadores, no resulta dif¨ªcil ver c¨®mo fracasa. El SPD no tiene a nadie m¨¢s, ni joven ni viejo, que pueda sacarlo de su ilusa nostalgia.
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