Tres elefantes
La calidad de los l¨ªderes no se mide por el cambio de vestuario sino por su capacidad para afrontar lo ineludible
Las televisiones se fijaron esta semana en un elefante que se escap¨® de un circo en Montana y que merode¨® un largo rato por las calles. Y est¨¢bamos observando al animal cuando otro mucho m¨¢s importante se escap¨® de otro circo, este en Euskadi, ante nuestras narices. A diferencia de aquel, este sigue suelto y dando trompazos.
Me explico: el supuesto portador de los nuevos aires de EH Bildu no quiso llamar a las cosas por su nombre (terrorismo al terrorismo). Pello Otxandiano puede haber colgado la ropa de Quechua en el armario, llevar gafas al estilo de Errej¨®n y parecer m¨¢s del siglo XXI, pero en la Cadena SER demostr¨® que el viejo negacionismo del perdedor que no ha asumido sus culpas y act¨²a como-quien-no-quiere-la-cosa se encarna a¨²n en las nuevas generaciones de su partido. Y que Bildu sigue sin ver el elefante en su habitaci¨®n.
Despu¨¦s se arrepinti¨®. No del da?o que hicieron sus predecesores, como deber¨ªa conforme a los c¨¢nones de la reconciliaci¨®n, sino de lo que hab¨ªa dicho y, sobre todo, de meterse en ese charco. Otxandiano us¨® la esquiva f¨®rmula de pedir perd¨®n ¡°si pude herir la sensibilidad de las v¨ªctimas¡±, tan morosa. Pero lo m¨¢s significativo no fue eso, sino la ingenuidad de defender que ese tema quede ¡°fuera del contexto medi¨¢tico y electoral¡±.
Por fortuna para la democracia, no son los l¨ªderes quienes deciden lo que queda fuera del ¡°contexto electoral¡±. Aimar Bretos enfoc¨® al elefante en su entrevista a Otxandiano y fue este, y no el ruido medi¨¢tico, quien tropez¨® con ¨¦l. No dio la respuesta adecuada. Y si no la dio es porque a¨²n no la tiene, no existe. Durante d¨¦cadas, Batasuna y a Sortu fueron denominadas ¡°brazo pol¨ªtico de ETA¡± y Bildu parece haber heredado el mismo v¨ªnculo, con la paradoja de que ETA ya no est¨¢, pero su marco mental sigue vivo en algunos.
George Orwell, un autor que solo crece a medida que se redescubre su obra m¨¢s all¨¢ de Rebeli¨®n en la granja o 1984, escribi¨® un ensayo magistral (s¨ª, magistral, corran a buscarlo) llamado Matar a un elefante. ?l mismo fue agente brit¨¢nico en Birmania y de su profundo an¨¢lisis cr¨ªtico dej¨® el relato del disparo a un elefante escapado como un acto de extrema crueldad al que el tirador se ve abocado dentro de un contexto colonial ineludible. Cada uno elige lo que es eludible y lo que no y Otxandiano tiene la oportunidad de no eludir el contexto, sino de encararlo de frente. Ah¨ª se mide, y no en el vestuario, la calidad de los l¨ªderes.
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