Israel y Palestina, ideas compatibles
El intento de hacer desparecer a la UNRWA forma parte de la estrategia para terminar la guerra sin nada que se parezca a un Estado palestino
Si solo fuera una pelea entre dos naciones por la misma tierra, quiz¨¢s habr¨ªa alguna salida. La tierra se puede dividir, pero hay ideas que no admiten medias tintas. Se comparten o se combaten. La idea de Israel, reconocida por una ley b¨¢sica, es la de una naci¨®n para todos los jud¨ªos, en la que han perdido el derecho a la ciudadan¨ªa los habitantes de la Palestina hist¨®rica expulsados a partir de la guerra ¨¢rabe-israel¨ª de 1948 y sus descendientes. La idea de Palestina, en cambio, reivindica un Estado para los habitantes del territorio entre el Jord¨¢n y el Mediterr¨¢neo, los que hay ahora y los que hab¨ªa antes de la expulsi¨®n, sin distinguir la comunidad religiosa a la que pertenecen, permitiendo as¨ª el regreso de los refugiados y de sus descendientes.
El punto de colisi¨®n es el derecho al retorno reivindicado como irrenunciable por los palestinos. ?C¨®mo puede ser que un jud¨ªo de Brooklyn pueda instalarse en Cisjordania y un palestino de Gaza cuya familia fue expulsada hace 70 a?os no pueda regresar a su aldea natal arrasada en 1948? La aplicaci¨®n generalizada del derecho significar¨ªa el final de Israel por inundaci¨®n demogr¨¢fica, pero su negaci¨®n es inadmisible para cualquier palestino. Las negociaciones entre israel¨ªes y palestinos solo han avanzado cuando se ha propuesto una limitaci¨®n de la aplicaci¨®n del principio a una cuota muy reducida de refugiados o se ha circunscrito su ejercicio dentro de las fronteras de un futuro Estado palestino. Corresponde, por tanto, a la f¨®rmula de los dos Estados, ahora tan lejos, aunque tantos la reivindiquen ahora, incluso como la ¨²nica salida para Gaza cuando la guerra termine.
Ham¨¢s, la fuerza palestina hegem¨®nica, quiere echar a los jud¨ªos al mar para crear un Estado regido por la shar¨ªa. Y los extremistas mesi¨¢nicos y supremacistas del gobierno de Netanyahu quieren un Gran Israel, limpio de palestinos. A esta disputa crucial se debe la campa?a de Netanyahu contra la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas creada por la Asamblea General en 1949 para prestar los servicios b¨¢sicos, la educaci¨®n y el cuidado sanitario a los refugiados en Gaza, Cisjordania, Jordania, L¨ªbano y Siria. La excusa es que 12 de sus 30.000 trabajadores ten¨ªan alguna relaci¨®n con Ham¨¢s, a la que se a?aden acusaciones de falta de neutralidad pol¨ªtica e ideol¨®gica, cuestiones muy pobremente probadas por las autoridades israel¨ªes. La raz¨®n de fondo, sin embargo, es que la propia existencia de la UNRWA es la que mantiene viva entre los refugiados y sobre todo sus descendientes la idea de que son una naci¨®n con derechos internacionalmente reconocidos y, en consecuencia, tambi¨¦n con derecho al retorno.
A falta de soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto, la agencia es ¡°irremplazable e indispensable¡±, seg¨²n una auditor¨ªa encargada por Naciones Unidas para defenderla de los ataques de Israel. Incluso Washington ha apoyado las conclusiones, en las que se proponen reformas pero en ning¨²n caso su eliminaci¨®n. La retirada de financiaci¨®n por parte de los principales donantes conseguida por Netanyahu, entre ellos Estados Unidos, es parte del cerco sobre Gaza, pero su desaparici¨®n forma parte de la estrategia para terminar la guerra sin nada que se parezca a un Estado palestino ni el m¨¢s leve asomo del dichoso y crucial derecho al retorno. La UNRWA quiere pasar a la historia cuando Israel y Palestina sean dos Estados compatibles, mutuamente reconocidos, en paz y seguridad.
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