Su casa y el clima
El cambio clim¨¢tico se est¨¢ tornando en un riesgo sist¨¦mico para el bienestar de cada uno de los habitantes del planeta
Los propietarios de terrenos, casas, apartamentos y otros edificios residenciales enfrentar¨¢n una p¨¦rdida que podr¨ªa alcanzar los 25 billones de d¨®lares ¡ªes decir, 25 millones de millones¡ª a nivel mundial. Este exorbitante n¨²mero, publicado por The Economist, es comparable al producto interno bruto de los Estados Unidos. La alarma comienza cuando se hace visible el hecho de que terrenos, edificios, casas y otros activos inmobiliarios est¨¢n entre los bienes que m¨¢s se compran utilizando dinero prestado. Gran parte del mercado crediticio mundial tiene como garant¨ªa alg¨²n bien inmobiliario. Hasta ahora esto ha sido as¨ª y ha funcionado. Pero ?qu¨¦ pasa si el valor del activo inmobiliario que respalda la hipoteca cae precipitadamente? Pues que se producir¨ªa el shock m¨¢s desestabilizante que haya experimentado la econom¨ªa mundial. ?Y qu¨¦ fuerza podr¨ªa producir semejante impacto? El cambio clim¨¢tico.
Los efectos de la crisis clim¨¢tica, muchos de ellos nunca vistos, se han hecho rutinarios. No pasa una semana sin que nos lleguen noticias de devastadores eventos clim¨¢ticos desde los m¨¢s variados lugares del planeta. Con igual frecuencia nos llegan informes avalados por el mejor conocimiento cient¨ªfico disponible acerca de la velocidad, magnitud y consecuencias de los cambios en el clima.
Las reacciones para enfrentar los impactos de la crisis clim¨¢tica est¨¢n siendo lentas, insuficientes y descoordinadas. Peor a¨²n, en muchos casos las respuestas eficaces no logran atraer la atenci¨®n de quienes podr¨ªan ayudar a cambiar las cosas.
Hace poco fui invitado a dar una charla a un grupo de agentes inmobiliarios en Miami. Les pregunt¨¦ si sus clientes interesados en comprar inmuebles en esa zona mostraban preocupaci¨®n ante la posibilidad de que sus costosas propiedades fuesen afectadas por el cambio clim¨¢tico. Ninguno de los all¨ª presentes indic¨® que ese haya sido el caso. Esta es solo una an¨¦cdota, pero ilustra bien la situaci¨®n.
La desconexi¨®n entre lo que la ciencia nos dice que ser¨¢ el impacto del cambio clim¨¢tico y las decisiones que se toman al respecto es una de las principales fuentes de riesgo sist¨¦mico en la econom¨ªa mundial. Los mercados sencillamente no terminan de darse por aludidos ante riesgos que para la ciencia no est¨¢n en duda. Esto solo puede terminar mal.
En Miami, el riesgo clim¨¢tico no es te¨®rico. En una ciudad donde muchos de los altos rascacielos tienen garajes construidos en profundos s¨®tanos ya se ha hecho frecuente ver las consecuencias de la infiltraci¨®n permanente de aguas provenientes de un mar en alza. Uno pensar¨ªa que eso dar¨ªa pie a la reflexi¨®n, pero parece no ser as¨ª.
Y Miami es solo un microcosmo de un mal global. Los 11 millones de habitantes de Yakarta, la capital de Indonesia, se encuentran ante una crisis sin precedentes, ya que su ciudad costera se est¨¢ hundiendo bajo su propio peso al mismo tiempo que el nivel del mar sube, obligando al Gobierno a construir una costos¨ªsima nueva capital en la isla de Borneo. Y es un patr¨®n que se repite en todas las geograf¨ªas: Osaka, Chicago, Calcuta, R¨ªo de Janeiro, Lagos y Daca, la capital de Banglad¨¦s, son solo algunas de las grandes ciudades que enfrentan da?os catastr¨®ficos en las pr¨®ximas d¨¦cadas como consecuencia del nuevo clima.
En Nueva York, infraestructuras concebidas para un clima distinto al que existir¨¢ dif¨ªcilmente pueden adaptarse a un clima donde no solo el nivel del mar sube, sino que las tormentas se hacen m¨¢s frecuentes y destructivas. En Londres el problema es al rev¨¦s: en esta ciudad famosa por sus neblinas y sus lluvias, ya no llueve como antes, y la sequ¨ªa causa que se asiente la arcilla sobre la que est¨¢ construida, causando da?os estructurales a miles de casas y edificios de la capital brit¨¢nica.
Lo que vemos es una min¨²scula parte de los da?os econ¨®micos que causar¨¢ el cambio clim¨¢tico en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Y no hay vuelta atr¨¢s: gran parte del calentamiento global que se har¨¢ sentir en las pr¨®ximas d¨¦cadas ser¨¢ lo que los climat¨®logos llaman ¡°calentamiento comprometido¡±, es decir, ser¨¢ causado por emisiones de di¨®xido de carbono que ya tuvieron lugar, pero cuyo efecto tarda varias d¨¦cadas en hacerse sentir plenamente.
No se trata, pues, de un asunto de buenismo, de querer ser verdes para sentirnos m¨¢s virtuosos. Se trata de que el cambio clim¨¢tico se est¨¢ tornando en un riesgo sist¨¦mico para el bienestar de cada uno de los habitantes del planeta.
Esto lo sabemos. Y lo sabemos desde hace tiempo. Pero¡ ?s¨ª que nos cuesta reaccionar en consecuencia! Cuando ni los agentes de bienes ra¨ªces de Miami se dan realmente cuenta del berenjenal en el que estamos metidos, vemos que queda mucho, pero mucho trabajo que hacer para adaptarnos al hostil sistema clim¨¢tico que nosotros mismos hemos engendrado.
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