Despu¨¦s de los ejercicios espirituales de S¨¢nchez
Mucha gente se ha dado cuenta de que ahora mismo no hay alternativa ni dentro ni fuera del PSOE
Pedro S¨¢nchez ha culminado su singular reflexi¨®n sin el halo rom¨¢ntico que promet¨ªa. Los ejercicios espirituales familiares que le llevaron a cancelar su agenda durante cinco d¨ªas han dejado las cosas en el lugar de partida: me quedo. Y el debate se centra en como pasar ¡°del punto y seguido al punto y aparte¡±.
Las cartas est¨¢n muy marcadas. Por un lado, la sensaci¨®n de alivio predomina en el espacio socialista, pero tambi¨¦n en la izquierda en general e incluso en el independentismo que temieron un momento abismal. Cierto que desde Catalu?a ¡ªcon tendencia a ¡°veure el m¨®n per un forat¡±, como decimos en catal¨¢n¡ª algunos interpretan la maniobra de S¨¢nchez como un simple farol para influir en la campa?a electoral. Pero m¨¢s all¨¢ de estos ejercicios ret¨®ricos se impone la calma porque ahora mismo no hay entre los que dan apoyo parlamentario al Gobierno ning¨²n inter¨¦s en una crisis que pudiera llevar al PP al poder.
Al otro lado, van a pi?¨®n fijo. El PP no ha hecho m¨¢s que elevar los decibelios contra el presidente. Una respuesta que parece contraria al sentido com¨²n t¨¢ctico. M¨¢s guerra no es la mejor manera de capitalizar la situaci¨®n. Pero Feij¨®o no tiene proyecto ni cintura para buscar el contrapi¨¦ present¨¢ndose en positivo: aqu¨ª estoy a punto para tomar el relevo. Con el tono agrio y sombr¨ªo de siempre, Feij¨®o no apunta al futuro; simplemente sigue con el ejercicio de descalificaci¨®n sin cuartel contra S¨¢nchez, con un solo argumento: ya es el pasado, por m¨¢s que siga aqu¨ª.
La novedad est¨¢ en el felipismo, el viejo PSOE y sus nost¨¢lgicos, que, instalados en el resentimiento de los que se cre¨ªan propietarios del partido y a los que Pedro S¨¢nchez derrot¨®, contra todo pron¨®stico, despu¨¦s de que le echar¨¢n, han dado un paso al frente, aunque solo sea ret¨®rico, porque no tienen recursos para mucho m¨¢s, en su lucha contra el traidor. Lo que confirma adem¨¢s la incorporaci¨®n a la pelea contra el sanchismo de un n¨²mero significativo de intelectuales y periodistas, algunos de ellos provenientes de la izquierda, que han sentido la llamada de la patria, con buena acogida en la prensa conservadora, que recluta almas de viejos progres en conversi¨®n acelerada.
Mientras esperamos que S¨¢nchez nos aclare su programa de reformas de instituciones amenazadas por la confusi¨®n entre poder pol¨ªtico y poder judicial, no est¨¢ de menos recordar un par de cuestiones. La primera, es que el responsable de la politizaci¨®n de la justicia es el PP, que lleva cinco a?os neg¨¢ndose a la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial por razones estrictamente pol¨ªticas: tiene all¨ª ahora mismo una mayor¨ªa conservadora que le favorece y no est¨¢ dispuesto a perderla. Dicho de otro modo, los que acusan a S¨¢nchez de querer politizar la justicia, son los que ya llevan tiempo politiz¨¢ndola. Con un suma y sigue en el despliegue de voces ¡ªalguna de ellas con un pasado intelectual honorable¡ª que se desga?itan acusando al presidente de tener un proyecto de reforma autoritaria del r¨¦gimen, algo que no ven ni siquiera en las propuestas de Abascal.
Precisamente este desvar¨ªo es el que lleva al PP a la contumacia en el error. El problema de la derecha es que la l¨®gica de confrontaci¨®n sin tregua le ha metido en un callej¨®n de lenta salida: sin espacio para las alianzas, encerrado con Vox en el cuartel de la derecha, lejos de la centralidad. Un caso particular de torpeza estrat¨¦gica: por este camino a Feij¨®o le costar¨¢ llegar. Y m¨¢s en un momento en que las derechas perif¨¦ricas, que en un futuro podr¨ªan echarle una mano, est¨¢n lejos del PP. El PNV ha renovado su compromiso con el PSOE en el Pa¨ªs Vasco, y a Junts le queda un largo camino todav¨ªa para madurar y entrar en el juego pujolista de la polivalencia.
A S¨¢nchez le corresponde dar el paso prometido sin demora: hacer las reformas necesarias para que las disfunciones judiciales y pol¨ªticas que ¨¦l mismo denuncia se corrijan y contribuir a crear el clima de respeto exigible para la normal funcionalidad de las instituciones. Y una derecha responsable deber¨ªa colaborar. En este punto aparece el problema de fondo. Lo que est¨¢n haciendo PP y Vox no es una singularidad hisp¨¢nica. Es una expresi¨®n m¨¢s de la deriva autoritaria que la derecha lleva ya a?os protagonizando en toda Europa, lo que llamamos autoritarismo posdemocr¨¢tico. Y por esta raz¨®n es m¨¢s peligroso todav¨ªa: la reacci¨®n espa?ola no es un fen¨®meno aislado. Y sorprende que intelectuales de tradici¨®n liberal y democr¨¢tica se apunten a esta tarea, muchos de ellos, todo hay que decirlo, como reacci¨®n al independentismo catal¨¢n, entrando al trapo de la lucha de patria contra patria. O, dicho de otro modo, de la disputa sobre la condici¨®n nacional que, como todo lo que adquiere dimensi¨®n transcendental genera las peores brechas.
Me resulta dif¨ªcil prever los efectos a corto plazo de este l¨ªo. A pesar de todo, y gracias a la reacci¨®n de sus adversarios, el sainete de S¨¢nchez ha tenido un cierto efecto esclarecedor: mucha gente se ha dado cuenta de que ahora mismo no hay alternativa, ni dentro ni fuera del PSOE. Catalu?a ser¨¢ el pr¨®ximo test. Ciertamente, los socialistas se juegan mucho en este envite. El PP tendr¨¢ que replantearse si quiere y es capaz de cambiar el tono: subir un registro la imagen de gobernabilidad que no cuadra con la pelea como modo de estar en el mundo. Y S¨¢nchez necesita concretar el punto y aparte con un verdadero ejercicio de reformismo democr¨¢tico.
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