El fin del ¡®proc¨¦s¡¯, en las urnas
Catalu?a vota con el reto de recuperar la estabilidad institucional y superar una d¨¦cada turbulenta
Los catalanes eligen este domingo a sus representantes en el Parlament de Catalu?a. Su voto determinar¨¢ la mayor¨ªa parlamentaria y el presidente de la Generalitat, la instituci¨®n constitucional e hist¨®rica de su autogobierno. Es el momento decisivo en una democracia liberal, en la que dirige el gobierno el representante del partido que consigue una mayor¨ªa de investidura. Ejercen as¨ª el derecho a decidir sobre el rumbo de Catalu?a, a partir de la pluralidad de proyectos pol¨ªticos, en vez de la opci¨®n binaria de los referendos, como el de autodeterminaci¨®n reivindicado obsesivamente por los partidos independentistas, con evidentes efectos de divisi¨®n entre los catalanes y de profunda inquietud en el conjunto de la ciudadan¨ªa espa?ola.
Esta es la decimocuarta convocatoria para renovar el legislativo catal¨¢n desde su restauraci¨®n por el Estatut de 1979. Pero esta vez viene a sellar una etapa dominada por el proceso independentista, en la que el intento de secesi¨®n de 2017 y sus consecuencias han monopolizado la vida pol¨ªtica catalana y parte de la espa?ola. Siempre desde 1984 ha habido mayor¨ªa de esca?os nacionalistas, pero no de votos ni de mayor¨ªas sociales, y antes del proc¨¦s la l¨®gica identitaria no era la ¨²nica para los pactos. Solo a partir de 2012 se han definido como soberanistas y han utilizado instrumentos inconstitucionales para buscar la autodeterminaci¨®n y la secesi¨®n.
Esta vez dif¨ªcilmente se repetir¨¢n tales circunstancias, seg¨²n se?alan las previsiones demosc¨®picas. Las divisiones y los enconamientos partidistas, y la aparici¨®n de un independentismo expl¨ªcitamente de extrema derecha, dificultan todav¨ªa m¨¢s la mayor¨ªa nacionalista y una investidura continuista. Todo contribuye, seg¨²n las encuestas publicadas hasta ahora, a que sea el partido socialista el que alcance el mayor n¨²mero de diputados e incluso cuente con mejores opciones para conformar gobierno, ya sea en solitario con apoyos externos, ya en coalici¨®n con uno o dos partidos de izquierdas. La persistencia de la mayor¨ªa nacionalista habitual, en definitiva, es la principal cuesti¨®n que se dilucida hoy en las urnas.
El PSC, que fue el partido m¨¢s votado en 2021, llega a las elecciones situado en el espacio central, tachado de derechista por la izquierda, de izquierdista por la derecha, de espa?olista por los nacionalistas catalanes y de independentista por la derecha espa?ola. Sobre el papel, su posici¨®n deber¨ªa facilitar acuerdos en todas direcciones y la formaci¨®n de una mayor¨ªa con partidos enfrentados durante la polarizaci¨®n del proceso independentista. Salvador Illa se ha podido presentar as¨ª como el candidato mejor situado para desbloquear un parlamento dividido alrededor del eje nacionalista.
A pesar de su significado para el futuro de Catalu?a, las de este domingo no son unas elecciones plebiscitarias. La opci¨®n no es entre independencia y statu quo, tal como plante¨® el independentismo las cuatro elecciones celebradas desde 2012, sino sobre la recuperaci¨®n y la potenciaci¨®n del autogobierno a partir de las competencias constitucionales reconocidas por el actual Estatuto, el de 2007, en gran parte ni aplicadas ni agotadas en todo su potencial. Las prioridades que han marcado la campa?a son claras y han girado en torno a las pol¨ªticas que deben mejorar la vida de los ciudadanos en una comunidad con la gesti¨®n p¨²blica atravesada durante demasiados a?os por la par¨¢lisis identitaria. Catalu?a necesita urgentemente un impulso para recuperar el lugar que le corresponde por su peso pol¨ªtico, econ¨®mico, cultural y social.
Una victoria del independentismo dif¨ªcilmente reabrir¨ªa el camino secesionista claramente fracasado, a pesar de la persistente ret¨®rica de quienes lo emprendieron y de los augurios apocal¨ªpticos de unas derechas que han abandonado, precisamente en Catalu?a, la batalla sin cuartel contra la amnist¨ªa anteponiendo el inter¨¦s electoral a su discurso esencialista en el resto de Espa?a. Lo que s¨ª ser¨ªa esa victoria es un bal¨®n de ox¨ªgeno moral para los independentistas y una derrota para Pedro S¨¢nchez. De ah¨ª los efectos desbordantes de la decisi¨®n de los catalanes, que hoy deciden qui¨¦n gobernar¨¢ sus instituciones, pero tambi¨¦n si apuestan por la estabilidad en Catalu?a tras m¨¢s de una d¨¦cada turbulenta con consecuencias sobre la estabilidad pol¨ªtica en Espa?a.
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