Cambio de ciclo en Catalu?a
El rotundo triunfo del socialista Salvador Illa arrebata al soberanismo la mayor¨ªa por primera vez en cuatro d¨¦cadas
El Partido de los Socialistas de Catalu?a (PSC) gan¨® este domingo las elecciones auton¨®micas. Lo hizo, adem¨¢s, consiguiendo la victoria en votos y en esca?os por primera en la historia de estos comicios. El ¨¦xito de la candidatura de Salvador Illa (que crece 9 esca?os hasta alcanzar los 42) y la ca¨ªda del bloque independentista (que se queda lejos de la mayor¨ªa absoluta de la que gozaba hasta ahora) permiten certificar un cambio de ciclo en Catalu?a: los ciudadanos han decidido enterrar el proc¨¦s, es decir, la v¨ªa rupturista puesta en marcha por los partidos soberanistas para encauzar sus reivindicaciones identitarias y cuyo punto de mayor tensi¨®n se alcanz¨® con la declaraci¨®n ilegal de independencia de 2017.
El cambio de ciclo incluye otras novedades: el fortalecimiento y endurecimiento de las derechas. Crece Junts (en 3 esca?os), crece el PP (que pasa de 3 a 15 asientos en el Parlament), Vox mantiene su representaci¨®n (11) y entra en la C¨¢mara la extrema derecha independentista de Alian?a Catalana (con 2).
La victoria del PSC liderado por Salvador Illa lo convierte en el ¨²nico candidato viable a esta ahora para presentarse a una investidura. Sus resultados suponen el aval de las urnas a la pol¨ªtica de reconciliaci¨®n y di¨¢logo que Pedro S¨¢nchez puso en marcha en la anterior legislatura y ha continuado en esta. Tambi¨¦n S¨¢nchez gan¨® en la noche electoral. Illa es el rostro en Catalu?a de un PSOE que ha invertido un enorme capital pol¨ªtico en decisiones como los indultos o la ley de amnist¨ªa, con gran coste en el resto de Espa?a. Al margen de la controversia que la amnist¨ªa ha provocado, incluso en las filas socialistas, ayer se constat¨® que ha cumplido su objetivo de acabar con el victimismo independentista. Un grav¨ªsimo problema pol¨ªtico de Espa?a ha empezado a atemperarse.
En el escenario que se abre ahora aparece como opci¨®n m¨¢s natural un Gobierno apoyado parlamentariamente en una mayor¨ªa absoluta de 68 diputados ¡ªa la espera del voto en el exterior¡ª que formar¨ªan los 42 del PSC, los 20 de Esquerra Republicana y los 6 de Comuns Sumar alrededor de un programa de izquierdas que supere la l¨®gica de independentismo contra constitucionalismo en un interminable ciclo electoral. La baja participaci¨®n (57,94%) demuestra el cansancio de una comunidad sometida durante a?os a una enorme tensi¨®n pol¨ªtica.
El nacionalismo catal¨¢n, transmutado en independentismo, ha perdido la mayor¨ªa en el Parlament de Catalu?a por primera vez desde 1980. El resultado de las elecciones de este domingo solo se puede interpretar como el voto de una sociedad harta de m¨¢s una d¨¦cada de polarizaci¨®n y par¨¢lisis institucional en la que se han sucedido cuatro elecciones, cuatro presidentes, un intento de ruptura constitucional, la suspensi¨®n del autogobierno y un desd¨¦n por la gesti¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas que afectan al d¨ªa a d¨ªa de los ciudadanos. Los catalanes han pedido con sus votos enterrar esa etapa.
Los republicanos, al frente de la Generalitat con Pere Aragon¨¨s, han perdido la primera posici¨®n en el espectro nacionalista. El expresident Carles Puigdemont, huido de la justicia y desahuciado para la pol¨ªtica hace solo un a?o, super¨® a ERC haciendo campa?a desde Francia, con su foto en las papeletas al m¨¢s puro estilo plebiscitario y sin m¨¢s programa que el de un hipot¨¦tico nuevo intento de independencia. Su crecimiento es, sin embargo, relativamente modesto para las expectativas que hab¨ªa creado jug¨¢ndoselo a todo o nada. El hundimiento de la CUP, que pierde cinco diputados, confirma que la radicalidad es un espacio peque?o y no hay sitio para todos.
ERC asumi¨® ante la justicia las consecuencias penales del intento secesionista y nunca ha eludido su responsabilidad en la gesti¨®n del Govern. Vende caro su apoyo en Madrid pero negocia con honestidad. Se abre ahora una etapa en la que los republicanos tienen la oportunidad de volver a ser un partido independentista con su propio espacio, abandonando la pelea con Junts por una mayor¨ªa que los catalanes han rechazado en las urnas.
Los 11 esca?os de Vox en 2021 fueron un shock para una sociedad catalana que se cre¨ªa vacunada contra la extrema derecha espa?ola. Fue una de las herencias del proc¨¦s. Este domingo repiti¨® resultado y mostr¨® una solidez preocupante en su suelo electoral. El PP, que pas¨® de 3 a 15 diputados, tiene mucho que celebrar por haber conseguido reagrupar buena parte del voto antinacionalista, pero la realidad es que no ha hecho mella en el electorado de Vox. El crecimiento del PP en Catalu?a es irrelevante para la gobernabilidad pero no intrascendente: si los populares vuelven a tener intereses pol¨ªticos en esta comunidad, se sentir¨¢n impelidos a no utilizarla como combustible electoral en el resto de Espa?a.
La irrupci¨®n en el Parlament de una segunda fuerza de extrema derecha es un s¨ªntoma preocupante de que la ola ultra no ha tocado techo cuando quedan solo unas semanas para las elecciones europeas. Alian?a Catalana es un partido ultranacionalista con su centro de operaciones en Ripoll que, aunque defienda una identidad distinta a la de Vox, bebe de la misma fuente: la agitaci¨®n xen¨®foba. Todos los partidos deben reflexionar sobre las peque?as concesiones que se hacen al discurso antiinmigraci¨®n pensando en el corto plazo y que solo sirven para normalizar el extremismo.
Los catalanes votaron este domingo a sus representantes en el Parlament, que tiene ahora el mandato de elegir un Govern pensando en la estabilidad y en la gesti¨®n fiable de los problemas cotidianos de una comunidad que ha demostrado en las urnas su voluntad de cambiar de ciclo pol¨ªtico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.