La esperanza en la cr¨ªtica universitaria
Los lectores escriben sobre las protestas contra la guerra en Gaza, la prevenci¨®n del suicidio, el problema de la vivienda y el ascenso de la ultraderecha en las elecciones catalanas
Viendo las concentraciones y acampadas en las universidades contra el genocidio en Gaza es inevitable que rescate im¨¢genes de nuestras manifestaciones contra la guerra de Irak. Fueron meses intensos de indignaci¨®n y lucha colectiva, pero tambi¨¦n de debates, reflexi¨®n y aprendizaje, de no rendirse ante la deshumanizaci¨®n y la injusticia. Lo vivimos como un reto social imprescindible para entender el mundo y las relaciones internacionales de otra manera. Me siento orgullosa de esta comunidad estudiantil comprometida y valiente. La Universidad siempre ha sido la esperanza, el agitador de conciencias, el despertador social. Ojal¨¢ no cambie nunca; es cuesti¨®n de supervivencia.
Ana Bel¨¦n P¨¦rez Villa. Soria
Solo 15 segundos
Hace dos a?os, el Ministerio de Sanidad puso en marcha un tel¨¦fono para atender a personas con conductas suicidas y ofrecerles ayuda: el 024. Se han atendido un total de 260.033 llamadas, la mayor¨ªa de menores de edad. Vi que este dato alarmante se cont¨® en los informativos en tan solo 15 segundos, nada m¨¢s; despu¨¦s pasaron al f¨²tbol. Como psic¨®loga, veo cada vez m¨¢s este tipo de problemas en consulta. Observo a j¨®venes rotos que aguantan sin parar las presiones acad¨¦micas, sociales, la incertidumbre sobre el futuro y los problemas familiares; sin embargo, se les llama la generaci¨®n de cristal. Hablar del suicidio es primordial y puede ser el primer paso. Cada palabra compartida, cada escucha atenta, puede marcar la diferencia entre la desesperaci¨®n y la esperanza. Y, a pesar de ello, tan solo 15 segundos.
Nuria Rami Gimeno. Valencia
El problema real de la vivienda
Parece que los partidos de derechas en este pa¨ªs est¨¢n muy preocupados por la vivienda de los ciudadanos, por que inmigrantes sin papeles les okupen su hogar y los dejen en la calle. Esta inquietud, que supone un porcentaje ¨ªnfimo de las ya de por s¨ª ¨ªnfimas tasas de okupaci¨®n, parece que les nubla la vista y no les deja entender que el motivo por el que una familia se puede ver en la calle es el abuso en los precios de la vivienda. Debemos preguntarnos si es m¨¢s peligroso para nuestro bienestar un inmigrante que viene a trabajar o un fondo buitre que viene a especular. Que no nos desv¨ªen de las ra¨ªces reales de los problemas.
Javier Jim¨¦nez Montes. Barcelona
La patria en el ombligo
Dice S¨ªlvia Orriols, de Alian?a Catalana, que no felicita a Salvador Illa tras su hist¨®rica victoria en Catalu?a por colonialista. Curioso colonialismo aquel de nacer y crecer en la tierra te¨®ricamente colonizada para terminar llenando las urnas de votos de ciudadanos oriundos presuntamente colonizados y multiplicando por 21 los esca?os de una formaci¨®n que se arroga la catalanidad exclusiva. Rezuma reduccionismo confundir pertenencia con subordinaci¨®n sucursalista, entender que integrarse es someterse verticalmente en lugar de compartir horizontalmente y pensarse un todo aplicando el rodillo a cualquiera minor¨ªas, como ya pretendiera hacer el proc¨¦s.
Daniel Barroso Dom¨ªnguez. Madrid
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