Catalu?a: confrontar o integrar
Cada vez que la democracia espa?ola se ha esforzado por ensancharse y dar cabida incluso a aquellos que en su momento la negaron, los resultados han sido positivos para el pa¨ªs
Las personas de cierta edad recordar¨¢n el programa de televisi¨®n sobre seguridad vial La segunda oportunidad: se abr¨ªa con las im¨¢genes de un coche que, lanzado a toda velocidad, se estampaba contra una piedra enorme en medio de la carretera, momento en el cual saltaba una voz de fondo que dec¨ªa aquella famosa frase de ¡°el hombre es el ¨²nico animal que tropieza dos veces en la misma piedra¡±. M¨¢s o menos como el nutrido grupo de intelectuales derechistas que, durante la campa?a de l...
Las personas de cierta edad recordar¨¢n el programa de televisi¨®n sobre seguridad vial La segunda oportunidad: se abr¨ªa con las im¨¢genes de un coche que, lanzado a toda velocidad, se estampaba contra una piedra enorme en medio de la carretera, momento en el cual saltaba una voz de fondo que dec¨ªa aquella famosa frase de ¡°el hombre es el ¨²nico animal que tropieza dos veces en la misma piedra¡±. M¨¢s o menos como el nutrido grupo de intelectuales derechistas que, durante la campa?a de las elecciones catalanas, firmaron un manifiesto en el que ped¨ªan que no se votase al candidato del PSC, Salvador Illa. Han vuelto a darse un golpe contra la piedra, pero no por ello se cuestionar¨¢n sus gran¨ªticas convicciones. El lector puede encontrar los nombres de los firmantes en internet (son los sospechosos habituales, m¨¢s la incorporaci¨®n estelar de Antonio Resines).
El manifiesto en cuesti¨®n afirma, entre otras muchas cosas, que los socialistas, ¡°bajo la promesa de ¡®pasar p¨¢gina¡¯ o ¡®recoser heridas¡¯, se han limitado a apoyar todas las demandas de los que intentaron acabar con nuestras libertades mediante el pretendido refer¨¦ndum del 1 octubre de 2017 o la declaraci¨®n unilateral de independencia¡±. ?Todas las demandas? ?En serio? Adem¨¢s, acusa a Salvador Illa de situarse fuera de la Constituci¨®n por apoyar el modelo ling¨¹¨ªstico vigente en Catalu?a y la ley de amnist¨ªa. Termina pidiendo el manifiesto que no se vote a quienes ¡°quieren que Espa?a deje de formar parte del selecto club de democracias avanzadas¡±. Naturalmente, no se refieren a Vox, sino al PSC. Vox, como algunos de estos intelectuales han dicho en declaraciones varias, s¨ª es un partido ¡°constitucionalista¡±. El PSC, no.
Este asunto del manifiesto no pasar¨ªa de ser una an¨¦cdota si no fuese porque la repetici¨®n inmisericorde de sus ideas ha acabado siendo dominante en los partidos y medios de las derechas y en buena parte de la opini¨®n p¨²blica. Se trata, en pocas palabras, de defender la tesis de que Espa?a y su democracia se enfrenta a poderosos enemigos que quieren destruirla y que, por ello mismo, no queda m¨¢s remedio que dar una batalla frontal contra los mismos. Es la pol¨ªtica de la confrontaci¨®n. La ¨²nica manera de librar a Espa?a de los peligros que la acechan pasa por vencer a los otros, a los antiespa?oles.
La visi¨®n confrontativa de la pol¨ªtica tiene grandes ventajas. Viene acompa?ada por un sentido ¨¦pico de la misma: en un lado est¨¢n los resistentes, quienes defienden la pureza de unos principios (una naci¨®n de ciudadanos libres e iguales, por utilizar su frase favorita) frente a sus enemigos existenciales, que propugnan el privilegio, el particularismo y el odio a todo lo espa?ol. Planteadas las cosas de este modo, quienes no se encuadran en el bando de claridad moral aparecen inevitablemente como unos traidores (¡°felones¡±) dispuestos a aliarse con sus enemigos con tal de llegar al poder o permanecer en ¨¦l.
Lo malo para quienes propugnan este planteamiento esquem¨¢tico es que la realidad suele ser m¨¢s compleja y no funciona como ellos pretenden. Por m¨¢s que los propios acontecimientos desmientan sus r¨ªgidos esquemas, ellos, sin embargo, erre que erre.
Pensemos en el problema catal¨¢n con un m¨ªnimo de perspectiva. El bloque formado por las izquierdas y los nacionalismos catal¨¢n y vasco ha tenido que arreglar el caos que gener¨® la pol¨ªtica de confrontaci¨®n entre 2010 y 2017. Espa?a entr¨® en un callej¨®n sin salida en 2017. La confrontaci¨®n, iniciada por el Tribunal Constitucional con su sentencia sobre el Estatuto de Autonom¨ªa catal¨¢n y continuada mediante la negativa sistem¨¢tica del Gobierno de Mariano Rajoy a negociar las demandas de los representantes de Catalu?a, llev¨® a una situaci¨®n que podr¨ªamos caracterizar como an¨®mala en el club de las democracias avanzadas al que tan orgullosos nos sentimos de pertenecer: suspensi¨®n de la autonom¨ªa; sentencias de c¨¢rcel dur¨ªsimas no solo contra los pol¨ªticos independentistas, sino tambi¨¦n contra l¨ªderes sociales; pol¨ªticos huidos en pa¨ªses europeos; disturbios graves como consecuencia de las sentencias del Tribunal Supremo; ¨®rdenes de extradici¨®n negadas por tribunales extranjeros, en fin, un desastre sin paliativos. La judicializaci¨®n del conflicto y la criminalizaci¨®n del independentismo, que ha llegado en ocasiones al extremo de asimilarlo al terrorismo, no hizo sino distanciar a¨²n m¨¢s a las partes. Hubo pol¨ªtica de confrontaci¨®n por las dos partes, pero una era ciertamente m¨¢s poderosa que la otra.
Tras el cambio de Gobierno en 2018, las cosas empezaron a reconducirse. Se rebaj¨® la tensi¨®n, se intent¨® revertir la situaci¨®n de enfrentamiento y se aprobaron un conjunto de medidas destinadas a recomponer la situaci¨®n pol¨ªtica: indultos, reforma del delito de sedici¨®n, la amnist¨ªa ahora. Los partidarios de la confrontaci¨®n subrayan que los l¨ªderes nacionalistas catalanes siguen siendo tan independentistas como antes, pero el objetivo no era hacerles cambiar de opini¨®n, sino que el Estado mostrara una cara distinta, menos amenazadora, m¨¢s favorable a la integraci¨®n y la convivencia, de manera que algunos votantes de los partidos nacionalistas catalanes abandonaran la causa del independentismo. Y as¨ª ha terminado sucediendo, como pudo comprobarse en las elecciones auton¨®micas del pasado 12 de mayo. Lo que ha debilitado al independentismo no ha sido ni la c¨¢rcel ni la represi¨®n, sino el intento de seguir una pol¨ªtica (por lo dem¨¢s t¨ªmida y vacilante) de integraci¨®n de Catalu?a en el conjunto de Espa?a.
Pasamos por una situaci¨®n similar en la fase ¨²ltima del terrorismo de ETA. Las derechas reclamaban mano dura e intransigencia, pero el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tras dos a?os sin atentados mortales, decidi¨® explorar v¨ªas dialogadas y, gracias a ello, que era anatema para los paladines de la confrontaci¨®n, se abri¨® una grieta entre la organizaci¨®n terrorista y su brazo pol¨ªtico que fue decisiva para acelerar el final de ETA.
Si nuestra transici¨®n a la democracia fue exitosa se debi¨® al hecho de que las principales fuerzas practicaron una pol¨ªtica de integraci¨®n. Dejaron la confrontaci¨®n a un lado y construyeron un sistema pol¨ªtico, con imperfecciones por supuesto, pero amplio, capaz de integrar a actores con intereses y valores muy distintos. Cada vez que la democracia espa?ola ha hecho esfuerzos por ensancharse y dar cabida incluso a aquellos que en su momento la negaron, los resultados han sido positivos para el pa¨ªs. En cambio, los episodios de confrontaci¨®n, ya sea del centro con la periferia o de la periferia con el centro, solo han llevado a situaciones de bloqueo y de degradaci¨®n de los valores democr¨¢ticos.
?Cu¨¢ntos episodios de integraci¨®n exitosa han de acumularse antes de que los ide¨®logos de la confrontaci¨®n reconsideren sus posiciones? Parece como si prefirieran cargarse de razones, con independencia de los resultados que sus planteamientos produzcan en la realidad. El manifiesto anti-Illa ha sido la ¨²ltima manifestaci¨®n, ya con ciertos tintes autopar¨®dicos, de ese esp¨ªritu de batalla que se fragu¨® en la lucha contra el terrorismo y que luego se ha enarbolado como soluci¨®n para los problemas seculares que arrastramos de integraci¨®n en una sociedad hist¨®rica y constitutivamente diversa y m¨²ltiple. Perm¨ªtanme que acabe con una recomendaci¨®n no solicitada: lean el libro de Eduardo Manzano Espa?a diversa y saquen conclusiones.