El cuco y el insecto palo: evoluci¨®n creativa
Las formas que los f¨¢smidos son capaces de adoptar son una de las grandes maravillas de la zoolog¨ªa
El titular no es una met¨¢fora ni una f¨¢bula de Esopo, es que voy a hablar del cuco y el insecto palo, literalmente. Empecemos por el ¨²ltimo. El insecto palo, o f¨¢smido, es un insecto de pleno derecho, con sus antenas, sus patas, su abdomen y todo lo que hay tener en su sitio, pero las formas que es capaz de adoptar para confundirse con su entorno son una de las grandes maravillas de la zoolog¨ªa. Por eso no solo se llama insecto palo, sino tambi¨¦n insecto hoja, zapatones, aguja del diablo y otras cosas peores que reflejan su asombrosa versatilidad de aspectos. Por supuesto, no es el mismo individuo quien sabe hacer todos esos trucos, ni siquiera la misma especie: los f¨¢smidos son todo un orden que agrupa a muchas especies. Y eso es justo lo que los hace tan misteriosos, porque quien tiene que ser creativo aqu¨ª no es el bicho, sino la evoluci¨®n, y no sabemos c¨®mo demonios la evoluci¨®n hace eso.
Acabamos de saber algo bien curioso. Por mentira que parezca, hay entom¨®logos armados de paciencia que se han tirado desde 1990 observando a las ¡°espigas andantes¡± (un tipo de insecto palo) de los campos de California y han concluido que su evoluci¨®n se repite en ciclos. Estas espigas andantes vienen en varias formas y colores, y la frecuencia de cada una de ellas aumenta y disminuye y vuelve a aumentar a lo largo del tiempo de manera predecible.
Por ejemplo, el insecto palo Timema cristinae tiene tres ¡°morfos¡±, o variedades de camuflaje. El morfo verde liso se confunde con las hojas de las lilas, el de rayas blancas se esconde en los arbustos de hoja perenne y el de tono oscuro prefiere hacerse invisible en los bosques. Los 32.000 insectos de 10 poblaciones separadas que han censado con admirable tenacidad muestran que el morfo verde liso y el de rayas blancas se alternan en fluctuaciones anuales complementarias. Un a?o hay m¨¢s verdes y menos de rayas, al a?o siguiente al rev¨¦s y vuelta a empezar. El morfo oscuro de los bosques es m¨¢s torpe y no cambia nunca, pero los otros dos muestran ciclos altamente predecibles, y ello en 10 poblaciones que no tienen nada que ver una con otra.
Imaginemos que el cambio clim¨¢tico haga desaparecer las lilas de California y solo deje los arbustos. Tampoco hace falta tanta imaginaci¨®n. El insecto palo Timema cristinae no tardar¨¢ 10 millones de a?os en adaptarse a ese cambio: tardar¨¢ exactamente un a?o. Como en el relato darwiniano cl¨¢sico de las polillas de Londres, los p¨¢jaros se zampar¨¢n a los morfos verdes que antes se escond¨ªan en las hojas de las lilas y solo quedar¨¢n los de rayas blancas pasando inadvertidos entre los arbustos. Al a?o siguiente, los que empezar¨¢n a pasarlo mal ser¨¢n los p¨¢jaros, y despu¨¦s ya directamente los bosques. Pero los primeros en adaptarse al mundo del futuro dist¨®pico ser¨¢n los insectos palo, porque evolucionar deprisa est¨¢ en su naturaleza. Y porque el mundo nunca ser¨¢ lo bastante dist¨®pico para ellos. No son lilas. Son Mad Max.
El cuco es otro maestro de la evoluci¨®n creativa. Como es bien sabido, las especies par¨¢sitas de esta ave ponen sus huevos en el nido de cualquier incauto y, en cuanto eclosionan, tiran a patadas a los pollos leg¨ªtimos en uno de los ejemplos de suplantaci¨®n de identidad m¨¢s edificantes de la madre naturaleza. Los ornit¨®logos han comprobado ahora que las especies m¨¢s virulentas de cucos se diversifican en nuevas especies mucho m¨¢s deprisa que sus primos m¨¢s moderados. La raz¨®n es que las v¨ªctimas aprenden a distinguir a los pollos farsantes, lo que les obliga a estos a cambiar de forma para volver a despistarles. Evolucionar deprisa no es tan raro. A veces se debe a una carrera de armamentos entre un predador y una presa. A veces basta con verse forzado a disfrazarse para sobrevivir.
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