Resaca de m¨®vil
Me levanto tarde y cansada, con dolor de cabeza y ganas de caf¨¦. Antes confesar¨ªa aqu¨ª la direcci¨®n de mi casa que las horas que pas¨¦ conectada
Me levanto tarde y cansada, con dolor de cabeza y ganas de caf¨¦. Me acost¨¦ de madrugada y tengo resaca de m¨®vil. ?Cu¨¢nta? Antes confesar¨ªa aqu¨ª la direcci¨®n de mi casa que la cantidad de horas que pas¨¦ conectada. Hay una aplicaci¨®n en todos los Android que lleva la cuenta de la verg¨¹enza, se llama ¡°Bienestar¡±, pero el nombre es una broma, como cuando llamamos El Mudo al que m¨¢s habla del pueblo. Me autocastigo sumando el n¨²mero semanal, mensual, anual. Es tan alto que deber¨ªa cotizar para la jubilaci¨®n.
A este malestar moderno, a estas pocas ganas de hacer nada excepto seguir hundi¨¦ndote en aquello que te lo ha provocado, lo llamo resaca de m¨®vil, pero podr¨ªa haber rescatado una vieja y bonita palabra griega, aced¨ªa. En la Il¨ªada, Homero la us¨® con el significado de ¡°falta de cuidado¡±, y supongo que era ant¨®nima de lo que ahora llamamos ¡°autocuidado¡±, es decir, beber agua, usar protector solar, pasear, respirar y, en general, dejar de tratarte a ti misma como a una adversaria. ?Siento yo acaso aced¨ªa esta ma?ana, como el cad¨¢ver de H¨¦ctor abandonado a las bestias ante las murallas de Troya? ?Me duele la nuca de mirar TikTok como si Aquiles me hubiera atravesado con su lanza desde la garganta? Qu¨¦ bien nos conocen los cl¨¢sicos.
Con los a?os, la aced¨ªa fue acerc¨¢ndose al abatimiento, el hast¨ªo o la apat¨ªa hasta convertirse en un pecado moral. En los rankings de debilidades capitales le gan¨® la pereza, pero no son sin¨®nimos, porque es m¨¢s bien su consecuencia. Los monjes la llamaban ¡°el demonio del mediod¨ªa¡±, porque nos atrapa en mitad de la jornada, ¡°cuando la fatiga est¨¢ en su ¨¢pice y las horas que nos esperan nos parecen mon¨®tonas, imposibles de vivir¡±. Esto no lo he dicho yo, sino la m¨¢xima autoridad competente en vicios, el papa Francisco, en su audiencia del Mi¨¦rcoles de Ceniza.
La resaca de m¨®vil no es metaf¨®rica, sino literal. Se debate ¨²ltimamente su influencia en la salud mental cuando est¨¢ clara su relaci¨®n con problemas f¨ªsicos y del sue?o, como si cuerpo y alma estuvieran separados. Media Espa?a le dedica al m¨®vil de una a cuatro horas diarias, y el 14% de cuatro a ocho, seg¨²n una encuesta de Statista. Es posible sufrir tensi¨®n en los ojos y la cabeza, dolores en m¨²sculos y articulaciones, en manos, brazos, espalda y cervicales. Sabemos que eleva el cortisol, la hormona del estr¨¦s, y que apuntarse a los ojos con luz azul interfiere con la melatonina, reguladora de los ciclos de sue?o y alimentaci¨®n, y tambi¨¦n con la dopamina, implicada en los circuitos de recompensa y motivaci¨®n. En nuestro pa¨ªs, el 80% de los adultos j¨®venes usa pantallas en la cama, durante unos 50 minutos. Solo uno de cada cuatro cree dormir bien, cuando los efectos de la falta de sue?o son devastadores.
Si sabemos todo eso, ?por qu¨¦ no alejamos el m¨®vil tras la cena? Siempre me ha parecido muy po¨¦tico el aviso que a veces suena en las estaciones: ¡°Atenci¨®n, un tren puede ocultar otro¡±. Sin duda, tenemos un ferrocarril enorme delante, pero habr¨ªa que ver cu¨¢l es el otro inmenso tren que tapa la distracci¨®n permanente y su malestar posterior. ?Por qu¨¦, adem¨¢s, lo retroalimentamos con cafe¨ªna, descontento e irritabilidad en un bucle infinito de insatisfacci¨®n? ?A qu¨¦ dedic¨¢bamos antes esa energ¨ªa perdida? En su discurso, el Papa dijo tambi¨¦n que ¡°el demonio de la aced¨ªa quiere destruir precisamente esta sencilla alegr¨ªa del aqu¨ª y ahora¡± y ¡ªaunque ¨¦l habla de otra cosa y no comparto en absoluto sus ideas¡ª ah¨ª hay una pista sobre nuestro autoboicot.
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