La falta de sue?o afecta a nuestras emociones, nos vuelve menos positivos y m¨¢s ansiosos
Un metaan¨¢lisis sintetiza 50 a?os de investigaci¨®n sobre privaci¨®n del sue?o y muestra que este fen¨®meno puede producir cambios emocionales al d¨ªa siguiente
La reciente encuesta Radiograf¨ªa del sue?o, realizada por 40dB para la cadena SER y EL PA?S, se?ala que casi la mitad de los adultos espa?oles no duermen bien a diario y la mayor¨ªa duermen menos horas de las que les gustar¨ªa. Los datos coinciden con los aportados por la Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa, seg¨²n los cuales un 10% de la poblaci¨®n espa?ola presenta alg¨²n trastorno del sue?o y otro 30% se despierta cada d¨ªa con la sensaci¨®n de no haber tenido un sue?o reparador o finaliza el d¨ªa muy cansado.
Con estos datos sobre la mesa, no es extra?o que los problemas para dormir empiecen a ser ya una cuesti¨®n que tambi¨¦n nos quita el sue?o como sociedad. Hay cada vez m¨¢s evidencia cient¨ªfica que demuestra la relaci¨®n entre el d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o y el desarrollo de numerosas enfermedades, entre ellas obesidad, diabetes, dolencias cardiovasculares, neurodegenerativas y algunos tipos de c¨¢ncer.
Ahora, un importante metaan¨¢lisis publicado en la revista cient¨ªfica de la Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa ha sintetizado m¨¢s de 50 a?os de investigaci¨®n sobre la privaci¨®n del sue?o y su relaci¨®n con nuestro estado de ¨¢nimo. El resultado no deja lugar a dudas: todas las formas de p¨¦rdida de sue?o (privaci¨®n total del sue?o, p¨¦rdida parcial del sue?o y fragmentaci¨®n del sue?o) producen cambios emocionales al d¨ªa siguiente. Los efectos m¨¢s fuertes y consistentes son la reducci¨®n del estado de ¨¢nimo positivo y el incremento de los niveles de ansiedad.
¡°Los resultados del estudio son importantes porque reflejan lo que les sucede a muchas personas en la vida cotidiana. Por ejemplo, los nuevos padres pueden despertarse con frecuencia para alimentar a sus hijos, o las personas pueden ver temporalmente afectado su sue?o por ruidos durante la noche. Todo ello cambia la estructura y la cohesi¨®n del sue?o sin cambiar necesariamente la duraci¨®n del mismo¡±, explica Joanne Bower, autora del estudio e investigadora de la Universidad de East Anglia (Norwich, Reino Unido).
La cient¨ªfica recuerda que investigaciones anteriores ya hab¨ªan demostrado que cuando estamos privados de sue?o se reducen las conexiones entre las regiones emocionales de nuestro cerebro y las regiones que nos deber¨ªan ayudar a controlar estas emociones. Lo novedoso de este metaan¨¢lisis es que demuestra que esa asociaci¨®n se da, incluso, tras perder solo una o dos horas de sue?o en una noche. Ya entonces se observa en los participantes una disminuci¨®n del estado de ¨¢nimo positivo y un aumento de la ansiedad. ¡°Las emociones gobiernan pr¨¢cticamente todos los aspectos de nuestra vida diaria, as¨ª que privarnos del sue?o parece ser la mejor manera de elegir al peor conductor posible¡±, afirma Bower.
La psic¨®loga Nuria Roure, miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Espa?ola de Sue?o (SES), se?ala que los resultados de la investigaci¨®n validan lo que los especialistas ven cada d¨ªa en sus consultas. ¡°El desequilibrio emocional es, junto al cansancio f¨ªsico, el s¨ªntoma que m¨¢s refiere la gente en consulta¡±, subraya la autora de Por fin duermo (Vergara). Esta experta muestra su satisfacci¨®n por el hecho de que cada vez m¨¢s investigaciones est¨¦n centrando su atenci¨®n en el impacto a nivel emocional de la falta del sue?o, un aspecto generalmente menos estudiado que la relaci¨®n entre el descanso y determinadas patolog¨ªas.
Explica Roure que, si las emociones fuesen los pedales de un coche, un buen descanso permitir¨ªa un correcto equilibrio entre el uso del acelerador y del freno. La falta de sue?o, sin embargo, ser¨ªa el equivalente a conducir sin frenos: ¡°Cuando no dormimos bien nos dejamos llevar m¨¢s por nuestros instintos m¨¢s primitivos y menos por la parte m¨¢s racional de nuestro cerebro, por eso tenemos m¨¢s tendencia a llevar a cabo conductas m¨¢s impulsivas, a perder los nervios, a tener m¨¢s ansiedad, a comer alimentos m¨¢s cal¨®ricos o a pegarnos atracones de series¡±. Y el problema, seg¨²n la psic¨®loga, es que muchas veces se entra en una rueda perversa para la salud emocional: si dormimos poco, al d¨ªa siguiente estamos m¨¢s sensibles frente a las emociones y generamos mayores niveles de ansiedad, que cuando vuelve a llegar la noche van a hacer que durmamos peor porque nuestro cerebro no desconecta, con lo cual al d¨ªa siguiente estaremos a¨²n m¨¢s cansados. Y as¨ª en un bucle infinito. Este mecanismo circular explicar¨ªa que el sue?o insuficiente, seg¨²n un estudio, sea uno de los principales predictores en el desarrollo de burnout (s¨ªndrome de desgaste profesional).
A largo plazo la gran afectada es la salud mental
Como explica Joanne Bower, en el metaan¨¢lisis solo se analizaron los efectos inmediatos (al d¨ªa siguiente) de la falta de sue?o sobre la salud emocional, por lo que todav¨ªa restar¨ªa estudiar cu¨¢les pueden ser los efectos a largo plazo, aunque la evidencia cient¨ªfica al respecto es bastante clara: los per¨ªodos prolongados de falta de sue?o podr¨ªan estar asociados con una peor salud mental a largo plazo. ¡°Explorar si esto est¨¢ relacionado con cambios en nuestro funcionamiento emocional debido a la p¨¦rdida de sue?o es una importante direcci¨®n futura para la investigaci¨®n¡±, sugiere la brit¨¢nica.
Su opini¨®n la comparte Francesca Ca?ellas, psiquiatra de la Unidad Multidisciplinar de Sue?o del Hospital Son Espasses de Palma de Mallorca, que a?ade que la evidencia cient¨ªfica apunta a una relaci¨®n bidireccional entre los trastornos del sue?o y los problemas de salud mental: ¡°Se estima que ocho de cada diez pacientes con trastornos mentales durante la fase aguda y alrededor de tres de cada diez durante el seguimiento presentan insomnio. Otros estudios han demostrado tambi¨¦n que el insomnio precede a la depresi¨®n¡±.
La experta considera que los datos de este metaan¨¢lisis deber¨ªan ser tenidos en cuenta por los reguladores pol¨ªticos para poner en marcha acciones que prioricen el descanso de la poblaci¨®n y promuevan unos horarios m¨¢s racionales. Especialmente importante en ese sentido, seg¨²n Ca?ellas, es el caso de la poblaci¨®n adolescente, cuyos horarios escolares y extraescolares les empujan a un d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o.
¡°En un pa¨ªs que vive de tarde y que duerme tarde, que los adolescentes empiecen las clases a las ocho de la ma?ana es condenarles a ir privados de sue?o. Veo a chicos y chicas en consulta que terminan de entrenar a las 22:30. Si decimos que es recomendable esperar unas tres horas antes de irse a dormir despu¨¦s de haber realizado ejercicio f¨ªsico intenso, hablamos de j¨®venes que se duermen a la 1:30 y que luego se tienen que despertar a las siete de la ma?ana para llegar a clase¡±, reflexiona la psiquiatra, que se?ala que el estudio demuestra que los efectos ansiog¨¦nicos de la falta de sue?o son m¨¢s evidentes si cabe entre los adultos j¨®venes. ¡°Este tipo de art¨ªculos tan bien fundamentados deber¨ªan tener un impacto sobre las pol¨ªticas, porque ya estamos viendo la terrible epidemia de salud mental que afecta a los j¨®venes. Y s¨ª, est¨¢ muy bien contratar a m¨¢s psiquiatras y psic¨®logos, pero quiz¨¢s invertir en prevenci¨®n ser¨ªa mucho mejor¡±, a?ade.
En el mismo sentido se pronuncia Nuria Roure, que se?ala la necesidad de inversi¨®n en la formaci¨®n de los profesionales m¨¦dicos en terapia cognitivo-conductual, ¡°que es la que ha demostrado que m¨¢s mejora el sue?o y m¨¢s a largo plazo¡±. Seg¨²n la psic¨®loga, los f¨¢rmacos pueden ser de ayuda en un primer momento (¡°como una muletilla en esos momentos en que estamos desbordados a nivel emocional¡±), pero despu¨¦s se necesitan terapias no farmacol¨®gicas que aborden el problema de la falta de sue?o de ra¨ªz: ¡°Si no, acabaremos como estamos ahora, siendo l¨ªderes mundiales de consumo de benzodiacepinas, ansiol¨ªticos e hipn¨®ticos, que no tienen ninguna eficacia a largo plazo porque el problema de base persiste¡±.
Joanne Bower considera que este y otros estudios refuerzan la idea de que el sue?o deber¨ªa ser una prioridad de salud p¨²blica y promoverse del mismo modo en que se promociona la alimentaci¨®n saludable o la pr¨¢ctica regular de ejercicio f¨ªsico. ¡°Si somos capaces de ayudar a mejorar la salud del sue?o de la poblaci¨®n, es probable que esto mejore muchos otros aspectos de la salud y el bienestar f¨ªsico y mental¡±, concluye.
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