Renace la democracia india
Los votantes han querido poner coto a la concentraci¨®n de poder y al etnonacionalismo hinduista y antimusulm¨¢n del partido de Narendra Modi
La democracia liberal acaba de ganar una inesperada batalla electoral en la India. La mayor en dimensi¨®n cuantitativa: en votantes que han acudido a las urnas, y en envergadura demogr¨¢fica del pa¨ªs, el m¨¢s poblado del planeta. Tambi¨¦n por su significado geopol¨ªtico: la India es la quinta econom¨ªa mundial y la que m¨¢s crece en Asia, una potencia de demograf¨ªa muy joven, proyectada hacia el futuro, y a la vez un contrapeso frente a su vecina China, la gran superpotencia ascendente del siglo XXI.
Las elecciones han dado al primer ministro Narendra Modi su tercera mayor¨ªa parlamentaria, pero le han hurtado la mayor¨ªa absoluta para gobernar en solitario que hab¨ªa gozado en sus dos primeros mandatos. Solo quedan las inc¨®gnitas de las elecciones europeas de este domingo y de las presidenciales del 5 de noviembre en Estados Unidos para completar el rumbo del a?o con mayor n¨²mero de seres humanos convocados a elecciones democr¨¢ticas en toda la historia. De momento, los votantes indios han querido poner coto a la concentraci¨®n de poder y al etnonacionalismo hinduista y antimusulm¨¢n del Bharatiya Janata Party (BJP), la formaci¨®n del primer ministro, obligado ahora a entrar en coalici¨®n para gobernar y a renunciar a parte de su programa.
Nada refleja tan bien su fracaso como los pobres resultados obtenidos en sus feudos electorales, incluso en el distrito donde se halla el Ram Mandir o templo de Rama, en Ayodhya, s¨ªmbolo de su proyecto ultranacionalista. All¨ª inici¨® el primer ministro su campa?a electoral, como si fuera el sumo sacerdote del hinduismo, en la inauguraci¨®n del templo construido por los militantes nacionalistas, previa demolici¨®n de una mezquita del siglo XVI. Fue una insultante provocaci¨®n para los 200 millones de musulmanes indios frente a los que Modi levant¨® la bandera de la plena hinduizaci¨®n del pa¨ªs, pero las urnas le han negado la supermayor¨ªa parlamentaria con la que pretend¨ªa abordar la reforma constitucional que precisaba para tal prop¨®sito.
Se ha quebrado la marcha que parec¨ªa ineluctable hacia la dictadura de la mayor¨ªa hind¨². Dos partidos regionales tendr¨¢n en sus manos la estabilidad del Gobierno. Ha resucitado el viejo Partido del Congreso, con su l¨ªder Rahul Gandhi, heredero de la gran saga descendiente de Nehru. La democracia y el federalismo est¨¢n vivos. En el pa¨ªs de las infinitas identidades religiosas y ¨¦tnicas ha sufrido un rev¨¦s el mayor y m¨¢s peligroso experimento de identitarismo nacionalista de su historia.
Modi deber¨¢ gobernar de otra manera. Quiso ser el hombre fuerte de una democracia hind¨² y ser¨¢ el primer ministro de la mayor democracia del mundo. El l¨ªder carism¨¢tico sale debilitado, pero India fortalecida. El futuro no estaba escrito. La democracia de hoy nunca garantiza la democracia de ma?ana. Son los votantes les que pueden rectificar. No hay democracia si nadie combate para mantenerla y mejorarla. Los ciudadanos indios lo han hecho.
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