Reforzar la mayor¨ªa europe¨ªsta

La Uni¨®n Europea atraviesa d¨ªas de trascendental importancia, que tendr¨¢n un claro impacto en su futuro por la v¨ªa de la configuraci¨®n de la nueva c¨²pula de mando de las instituciones comunes y de los equilibrios pol¨ªticos que esta ir¨¢ asentando. Los l¨ªderes negocian en busca de un acuerdo, con vistas a tenerlo listo en la cumbre que est¨¢ previsto se celebre este jueves y viernes. Ser¨ªa una se?al muy positiva, de estabilidad, que se alcanzara una soluci¨®n de amplio consenso en esa sede sin desgastantes pulsos prolongados.

El curso que empieza tiene lecturas diferentes con respecto al Parlamento Europeo y al Consejo. En el primero ha habido un avance de las fuerzas de ultraderecha, pero es modesto. La mayor¨ªa europe¨ªsta sustancialmente aguanta. La tradicional coalici¨®n entre democristianos, socialdem¨®cratas y liberales suma unos 400 esca?os, cuando la mayor¨ªa absoluta es 361. Si se a?ade el medio centenar de diputados verdes, con los que se puede contar para la construcci¨®n europea, el cuadro es claro.

M¨¢s complejo es el equilibrio en el Consejo Europeo, integrado por los jefes de Estado o de Gobierno. De entrada, porque crece el n¨²mero de Gobiernos en los que la ultraderecha se halla al mando o en posici¨®n de socio de coalici¨®n. Pa¨ªses Bajos se ha sumado a la lista, y es probable que lo haga pronto Austria. Aumenta as¨ª la perspectiva de posibles bloqueos ultra en el Consejo. Adem¨¢s, Berl¨ªn y Par¨ªs exhiben liderazgos muy debilitados. A la espera del resultado de las elecciones en Francia, todo apunta a que saldr¨¢ como m¨ªnimo una Asamblea Nacional mucho peor para el europe¨ªsmo que el anterior, con un fuerte auge de Marine Le Pen. Incluso puede darse una cohabitaci¨®n con un primer ministro ultraderechista. En Alemania no se vislumbran elecciones anticipadas, pero la debilidad de la coalici¨®n es tal que cuesta esperar de ella un papel de fuerza motriz. Adem¨¢s, como derivada de la composici¨®n actual del Consejo Europeo, es probable que en la nueva Comisi¨®n haya miembros con sensibilidades muy derechistas. Todo ello son malas noticias para el camino de la UE.

Pero, aun as¨ª, la realidad es que sigue habiendo una clara mayor¨ªa europe¨ªsta en el Parlamento y tambi¨¦n en el panorama gubernamental. Ni Le Pen est¨¢ a punto de entrar en el El¨ªseo, ni AfD en el Gobierno alem¨¢n. Pese a las dificultades, pues, siguen d¨¢ndose las circunstancias para proseguir en la necesaria integraci¨®n. Para ello es fundamental que el grupo popular no traicione su historia europe¨ªsta en aras de entendimientos t¨¢cticos con los ultraderechistas defensores de la Europa de las patrias.

La mayor¨ªa europe¨ªsta deber¨ªa mantenerse cohesionada, rechazando de plano el empuje y la influencia ultra para revertir la senda de la transici¨®n verde o para endurecer a¨²n m¨¢s el sistema migratorio. La primera es irrenunciable a la vista de los estragos del cambio clim¨¢tico; el segundo no puede endurecerse m¨¢s a¨²n sin perder en ello los valores esenciales del proyecto. Los acuerdos tendr¨¢n que brotar dentro del per¨ªmetro europe¨ªsta. Es el mejor camino para defender los intereses de los ciudadanos europeos en un mundo que nos exige reforzar la UE.