Fin del calvario para Assange
Es una buena noticia que acabe la persecuci¨®n al fundador de Wikileaks, aunque haya tenido que aceptar su culpabilidad
El acuerdo alcanzado con la justicia estadounidense por el creador de WikiLeaks, Julian Assange, que pondr¨¢ fin a su persecuci¨®n judicial supone no solo la puesta en libertad del hacker australiano sino la clausura de un proceso que iba m¨¢s all¨¢ de una injusta situaci¨®n particular porque se hab¨ªa convertido en una referencia mundial contra el intento de coaccionar la libertad de informaci¨®n.
Assange, de 52 a?os, sobre el que pesaba una petici¨®n de extradici¨®n de Estados Unidos a Reino Unido ¡ªdonde permanec¨ªa en prisi¨®n hasta el lunes, cuando qued¨® en libertad¡ª, se ha declarado culpable de un cargo de violaci¨®n de una ley de espionaje estadounidense ¡ªaplicada raramente y nunca a periodistas¡ª por su papel en la obtenci¨®n y publicaci¨®n en 2010 de documentos militares y diplom¨¢ticos clasificados.
Se trata de un delito castigado con hasta 10 a?os de prisi¨®n, aunque lo previsible es que la condena final no alcance ese n¨²mero y sea adem¨¢s condonada debido al tiempo que el responsable de WikiLeaks ya ha pasado en la c¨¢rcel. EE UU renuncia as¨ª a su estrategia de acusar a Assange de 18 delitos, uno por intromisi¨®n en un ordenador de propiedad federal y otros 17 contra la ley de espionaje. Unos cargos por los que podr¨ªa haber sido condenado a 175 a?os de prisi¨®n despu¨¦s de que Washington diera garant¨ªas a Londres de que no se le aplicar¨ªa la pena de muerte.
Parte del material objeto de la persecuci¨®n estadounidense fue publicado, en una operaci¨®n coordinada, por varios de los principales medios del mundo, The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y EL PA?S, en lo que supuso una de las mayores revelaciones period¨ªsticas mundiales sobre los objetivos y m¨¦todos del Departamento de Estado de EE UU, destapando en ocasiones hechos y pol¨ªticas que ten¨ªan poco que ver con la versi¨®n oficial dada desde Washington. Se trat¨®, por tanto, de un ejercicio del leg¨ªtimo derecho a la informaci¨®n en las sociedades democr¨¢ticas.
Desde entonces, la reacci¨®n de las diferentes administraciones estadounidenses ¡ªrepublicanas y dem¨®cratas¡ª se hab¨ªa convertido en la piedra de toque de una estrategia que, amparada nominalmente en el procesamiento de un individuo concreto, trataba en realidad de amedrentar a los medios de comunicaci¨®n.
Queda a¨²n por culminarse el acuerdo judicial y que la situaci¨®n de Assange ¡ªque ya est¨¢, libre, en Australia¡ª est¨¦ definitivamente resuelta, pero, en cualquier caso, ha terminado un calvario personal despu¨¦s de 11 a?os de procesos judiciales, diversos encarcelamientos y siete a?os de refugio en la embajada de Ecuador en Londres, durante los cuales fue objeto de espionaje las 24 horas al d¨ªa, seg¨²n revel¨® EL PA¨ªS.
Aunque con el sabor agridulce de que Assange haya tenido que declararse culpable de un delito de espionaje que siempre neg¨® ¡ªcon las implicaciones que esto pueda tener en futuros casos similares¡ª, es una excelente noticia el fin de la persecuci¨®n de una figura clave de la libertad de prensa en un momento en el que el derecho a la informaci¨®n est¨¢ muy amenazada a nivel global.
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