Lo que haya que decir
El epitafio es grato, pero es un g¨¦nero muy sufrido
Una ma?ana de las de Bachillerato, a punto para el examen de Selectividad, la profesora de Lengua entr¨® en el aula y nos pregunt¨® de pronto qu¨¦ era la connotaci¨®n. Avis¨® de que si nadie lo sab¨ªa nos pondr¨ªa un cero a toda la clase, de lo que era capaz, por supuesto. A m¨ª aquello me pareci¨® muy mal en ese momento, porque si nadie lo sab¨ªa ser¨ªa porque no nos lo hab¨ªan explicado antes, pero desde entonces no se me olvida que algunas palabras llevan asociadas significados de repuesto y que eso es la connotaci¨®n. Ocurre con viejo, por ejemplo; que quiere decir de alguien que es mayor, pero se lo dice con desprecio o con desd¨¦n. No es lo mismo llamar viejo a alguien que llamarle anciano, o longevo, que da incluso cierta distinci¨®n.
Este martes muri¨® la mujer que ten¨ªa m¨¢s a?os del mundo y, en se?al de reconocimiento, todo el mundo ha titulado que era la m¨¢s longeva. Maria Branyas ten¨ªa 117 a?os, y la ciencia estudiaba su caso por ver si en la resistencia de sus c¨¦lulas estaba la respuesta para algunas enfermedades. Sus familiares la describen como una mujer de buen ¨¢nimo y han hecho saber que, al final de sus d¨ªas, les dijo: ¡°No llor¨¦is, no me gustan las l¨¢grimas. Sobre todo, no sufr¨¢is por m¨ª. Ya me conoc¨¦is; all¨ª donde vaya ser¨¦ feliz, pues de alg¨²n modo os llevar¨¦ siempre conmigo¡±.
Dejados llevar por el verano, que invita a probar retos nuevos y cortos, en la radio nos hemos puesto a hacer necrol¨®gicas en vida: traemos a un invitado y le pedimos que se ponga en la tesitura de haberse muerto, para redactar con ¨¦l o con ella la noticia que se emitir¨¢ el d¨ªa en que fallezca y para que anote sus ¨²ltimas palabras. Muchos recelan, porque la muerte tiene a¨²n connotaciones y tab¨²es, pero al final se animan. Descubren que es m¨¢s complicado de lo que pensaban saber lo que hay que decir al morirse, o peor: saber c¨®mo quieres que te recuerden. No tanto por lo que digan los dem¨¢s, sino por lo que eso dir¨¢ de lo que hemos sido o dejado de ser. El epitafio es grato, pero es un g¨¦nero muy sufrido, a menos que seas Groucho Marx.
Este martes, el profesor de Antropolog¨ªa Manuel Delgado, curtido en mil entrevistas, empez¨® la suya con dudas cuando le pregunt¨¦ por su ¨²ltimo mensaje: ¡°Es que, ?qu¨¦ vas a decir?¡±. Y eso es: qu¨¦ vas a decir. El mismo abismo que nota el escritor con la p¨¢gina en blanco debe de notarse ante la muerte cuando apenas tienes una hoja por escribir. Hemos aprendido al hacer las necrol¨®gicas que lo que haya que decir es mejor decirlo a tiempo, antes de que vengan las dudas y los remordimientos. Luego se hace tarde y, al cabo, las palabras son s¨®lo eso: lo ¨²nico que va a quedar cuando ya no quede nada m¨¢s.
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