Pat¨¦ticos hombrecillos que hacen guerras
Mientras gente como Netanyahu y Putin juegan al exterminio, un sistema vital podr¨ªa colapsar y cambiar radicalmente algunas partes del planeta
Vivimos un momento de verg¨¹enza suprema para lo que suele llamarse ¡°humanidad¡±. La continuidad sin ninguna barrera real de la masacre del Gobierno israel¨ª de Benjam¨ªn Netanyahu sobre la poblaci¨®n de Gaza expone la quiebra de las instituciones creadas para el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial. La guerra que emprendi¨® la Rusia de Vlad¨ªmir Putin contra Ucrania es una brutalidad que parece haber sido asimilada como normalidad, lo que la convierte en una brutalidad a¨²n mayor. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de Sud¨¢n necesita ayuda humanitaria por la guerra civil, pero tanto esta como otras guerras del continente africano son invisibles en los noticiarios diarios, a pesar de que se viola, tortura y mata todos los d¨ªas. Aun as¨ª, es un terreno conocido, ya que la capacidad aparentemente infinita de infligir dolor cuenta en gran medida la trayectoria humana. El territorio desconocido es otro. Y tiene una sigla nada familiar: AMOC, circulaci¨®n de vuelco meridional del Atl¨¢ntico en ingl¨¦s.
Los nombres que dan los cient¨ªficos no ayudan en la urgente tarea de llevar el conocimiento adonde tiene que estar, pero es importante saber que la AMOC es un conjunto vital de corrientes oce¨¢nicas del Atl¨¢ntico que arrastra agua c¨¢lida superficial del hemisferio sur y la distribuye en el extremo norte, as¨ª como agua fr¨ªa profunda del Norte para distribuirla en el Sur. El sistema natural disemina energ¨ªa por todo el planeta y modula el calentamiento global, evitando que partes del hemisferio sur se sobrecalienten y partes del hemisferio norte se vuelvan insoportablemente fr¨ªas. A la vez, esparce nutrientes que sustentan la vida en los ecosistemas marinos.
Afectada por el aumento de la temperatura de los oc¨¦anos y el descenso de la salinidad causada por el cambio clim¨¢tico, recientes estudios cient¨ªficos sugieren que la AMOC est¨¢ colapsando. Todav¨ªa hay lagunas en las investigaciones, pero con cada nuevo estudio, lo que hace unos a?os era solo una posibilidad aparece como probable a¨²n en este siglo. Uno de estos trabajos sugiere que podr¨ªa ocurrir antes de 2050, e incluso a finales de la d¨¦cada de 2030. Cada vez m¨¢s, el ¡°si ocurre¡± se est¨¢ convirtiendo en ¡°cu¨¢ndo ocurrir¨¢¡±. Y cuando ocurra, algunas partes del planeta se volver¨¢n completamente irreconocibles.
Es una variable aterradora m¨¢s en un planeta que hasta junio experiment¨® 13 meses seguidos de temperaturas r¨¦cord. Pero incluso con este panorama, las corporaciones de combustibles f¨®siles, carne, soja, aceite de palma, agroqu¨ªmicos y minerales siguen produciendo el colapso clim¨¢tico con la complicidad de los gobiernos y los parlamentos. Incluso con 12 meses en que la temperatura media mundial ha estado 1,64 grados cent¨ªgrados por encima de la media preindustrial, hombrecillos como Netanyahu y Putin hacen guerras. Incluso con un julio con los tres d¨ªas m¨¢s calurosos de la historia, dictadores de izquierda como Nicol¨¢s Maduro y Daniel Ortega corrompen la democracia y la extrema derecha avanza actualizando el fascismo, con Donald Trump a la cabeza.
Algunos hombres juegan a la guerra sin darse cuenta de que en los pr¨®ximos a?os o d¨¦cadas puede que ya no haya territorio por el que luchar, porque o bien se lo han tragado los oc¨¦anos o la vida humana se ha vuelto muy dif¨ªcil o incluso imposible. Nunca hab¨ªa quedado tan claro que el narcisismo es el hermano siam¨¦s de la ignorancia, y lo letal que esta puede llegar a ser. O empezamos a actuar pol¨ªticamente con gran celeridad, participando activamente en las decisiones, fortaleciendo la democracia y restaurando el bien com¨²n, apoyando y poniendo en el poder a personas capaces de enfrentar a los productores del colapso clim¨¢tico y producir adaptaci¨®n, o seguiremos siendo rehenes de estos pat¨¦ticos hombrecillos y su compulsi¨®n por exterminar, incapaces de ver un mundo que vaya m¨¢s all¨¢ de la pelusa de su ombligo.
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