La misi¨®n pol¨ªtica de Trapero
El nuevo jefe de los Mossos debe garantizar un periodo de estabilidad que agentes y mandos necesitan
El Gobierno catal¨¢n ha confiado al veterano polic¨ªa Josep Llu¨ªs Trapero la misi¨®n de devolver el sosiego y la tranquilidad a los Mossos d¡¯Esquadra, inmersos en crisis sucesivas motivadas por los vaivenes del proc¨¦s y por la inestabilidad pol¨ªtica en Catalu?a. El operativo fallido del pasado d¨ªa 8, cuando Carles Puigdemont se esfum¨® en las narices de m¨¢s de 600 polic¨ªas, en pleno centro de Barcelona y despu¨¦s de dar un mitin, obligaba al Ejecutivo de Salvador Illa a acometer cambios profundos e inmediatos. Como ya anunci¨® el dirigente socialista en la campa?a electoral, el elegido ha sido Trapero, quien despierta filias y fobias dentro del cuerpo, pero al que no se le puede negar una ampl¨ªsima experiencia y una defensa cerrada de la polic¨ªa catalana y de su labor como garante de la seguridad p¨²blica, una de las prioridades que se ha fijado el nuevo Govern.
El major de los Mossos regresa a la primera fila de la seguridad en Catalu?a. Esta vez no como jefe policial (ya lo fue en dos ocasiones), sino como jefe pol¨ªtico. Cambiar el uniforme por el traje y la corbata plantea interrogantes leg¨ªtimos sobre c¨®mo va a gestionar su relaci¨®n con los mandos operativos. Su llegada ha supuesto la destituci¨®n del comisario Eduard Sallent, con quien manten¨ªa un duro enfrentamiento. Le sustituir¨¢ Miquel Esquius, de plena confianza de Trapero, que deber¨¢, sin embargo, respetar la independencia de la nueva c¨²pula policial, algo que reclam¨® para s¨ª mismo cuando estuvo en esa posici¨®n.
Trapero fue el hombre que supo transmitir calma a la ciudadan¨ªa durante los atentados terroristas del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils. Tras el refer¨¦ndum de octubre, fue destituido (y luego, juzgado y absuelto) por la supuesta pasividad de los Mossos, que, a diferencia de la Polic¨ªa y la Guardia Civil, evitaron golpear a los ciudadanos para impedir las votaciones. Su primer mandato (2013-2017) fue el ¨²ltimo en que el cuerpo auton¨®mico goz¨® de una jefatura estable. Desde entonces, el Departamento de Interior ha cambiado de jefe policial hasta en ocho ocasiones, por m¨¢s que varios nombres (incluidos los de Trapero, Sallent o Esquius) se hayan repetido a lo largo del tiempo.
Adem¨¢s de dise?ar los planes del Ejecutivo socialista para reducir el n¨²mero de delitos, el nuevo director general deber¨¢ garantizar un periodo de estabilidad que los suyos, agentes y mandos, anhelan. Es significativo que el primer acto de Illa como president fuese una visita al complejo central de la polic¨ªa, Egara, donde prometi¨® alejar a los Mossos de la ¡°confrontaci¨®n pol¨ªtica¡± y les mostr¨® su apoyo incondicional pocos d¨ªas despu¨¦s del fracaso en la detenci¨®n de Puigdemont. ?dolo ca¨ªdo del independentismo, defensor del cuerpo como pocos, Trapero es la clave de b¨®veda en la estrategia del Govern para reforzar el principio de autoridad de la polic¨ªa, revertir una curva de delincuencia que preocupa y recuperar cierta sensaci¨®n de orden tambi¨¦n dentro de los Mossos.
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