Salvador Illa, el ¡®president¡¯ ¡°espa?olista¡±
Los independentistas lamentan la p¨¦rdida del Govern y se aferran al deseo de recuperar un sentimiento de orgullo nacional que sienten pisoteado
Al independentismo no le ha sentado bien que el president Salvador Illa ponga la bandera de Espa?a en el Palau de la Generalitat. Muchos van diciendo que ha llegado ¡°la restauraci¨®n espa?ola¡± de las instituciones catalanas. Y es cierto que ni Jos¨¦ Montilla ni Pasqual Maragall sol¨ªan poner la rojigualda en sus despachos. El PSC ha cambiado en los ¨²ltimos a?os, pero los partidos independentistas tampoco pueden preciarse de haber preservado las esencias de un nacionalismo catal¨¢n del estilo de la Converg¨¨ncia de Jordi Pujol en los noventa.
Es el lamento, desde hace tiempo, de muchos ciudadanos afines a la ruptura: la p¨¦rdida de pilares como el modelo de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica, que ya no funciona como anta?o porque los j¨®venes hablan menos y peor catal¨¢n que hace una d¨¦cada. Seg¨²n la Enquesta a la Joventut de Catalunya, el uso de la lengua ha ca¨ªdo 18 puntos en la poblaci¨®n de entre 15 a 34 a?os. El catal¨¢n ha pasado desde 2007 de ser la lengua principal de un 43% de los j¨®venes, a solo un 25% en 2022. El castellano ha crecido del 39,4% al 44,5% en ese mismo per¨ªodo. Asimismo, la competencia de catal¨¢n en Secundaria fue la peor de los ¨²ltimos 11 a?os. Ahora bien, en esa etapa no gobernaba el PSC, sino curiosamente, Artur Mas (CiU), Carles Puigdemont (Junts pel S¨ª), Quim Torra (Junts pel S¨ª), o Pere Aragon¨¨s (ERC).
Resulta hip¨®crita afirmar que Illa es el ¡°espa?olista¡± que habr¨ªa venido a reventar los pilares del nacionalismo catal¨¢n, solo porque fuera visible la bandera espa?ola en su ¨²ltima reuni¨®n con el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Es tan surrealista como creer que el PSC ha comprado la ¡°agenda independentista¡±, seg¨²n dice la derecha, porque Illa hablara de la ¡°naci¨®n catalana¡± en su discurso de investidura. La realidad en Catalu?a es hoy mucho m¨¢s compleja que en los tiempos del ¨²ltimo tripartito. Que se haya terminado el proc¨¦s no quiere decir que sus consecuencias no pervivan. Y parece que el nuevo president solo intenta mantener los equilibrios sobre la poblaci¨®n a la que se dirige.
De un lado, porque la polarizaci¨®n ha crecido. Los independentistas viven con un sentimiento de derrota la p¨¦rdida del Govern y el fracaso de 2017. Por tanto, se aferran al deseo de recuperar un sentimiento de orgullo nacional que sienten pisoteado, aunque el propio movimiento lo borr¨® en su idea de crear un Estado propio. Se extendi¨® la idea de que no hac¨ªa falta un componente ¡°¨¦tnico¡± para apoyar la independencia, vendi¨¦ndolo como un proyecto instrumental basado en los ¡°beneficios¡± econ¨®micos y sociales de desgajarse de Espa?a. Por tanto, fueron los partidos, m¨¢s en concreto ERC, quienes dejaron atr¨¢s los postulados esencialistas de los que ahora se lamentan sus votantes. Por otro lado, han surgido fuerzas como Vox, mientras que este PSC ha absorbido buena parte de los apoyos del Ciudadanos de In¨¦s Arrimadas. Es decir, no es el PSC ¡°catalanista¡± de Maragall y Montilla: Illa acudi¨® a la manifestaci¨®n del 8 de octubre de 2017 en Barcelona, y apoy¨® aplicar el 155.
La verdad es que la p¨¦rdida del catal¨¢n ni siquiera es ¨²nicamente una cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica. Muchos j¨®venes consumen streaming en castellano. El modelo de TV3 en los a?os noventa ¡ªcon una nutrida parrilla de dibujos en catal¨¢n que vio una generaci¨®n entera¡ª se ha ido depauperando, y los flujos migratorios tambi¨¦n hacen m¨¢s complicada la homogeneizaci¨®n de los usos ling¨¹¨ªsticos de ciudadanos venidos de otras partes del mundo.
La pregunta es qu¨¦ pol¨ªticas adoptar¨¢ Illa en relaci¨®n con la escuela catalana. Muchos independentistas han estallado porque la nueva consellera de Educaci¨®n, Esther Niub¨®, dijera en el pasado que la escuela no estaba para ¡°preservar¡± el catal¨¢n, sino que estaba para ¡°aprender¡±. Sin embargo, para esta Diada del 11 de septiembre, el Govern del PSC ha lanzado una campa?a donde afirma que la catalanidad es transversal: tal vez el nuevo Govern haya concluido que solo ese nervio puede unir hoy a buena parte de la sociedad, como en tiempos de Pujol, pese al cambio sociol¨®gico.
A la postre, sectores de ERC creen que al PSC le convendr¨¢ cumplir sus acuerdos tanto en lengua como en financiaci¨®n para recuperar ese ¡°catalanismo¡±. Ahora bien, los propios republicanos han cavado la tumba de una frustraci¨®n asegurada, al inflar las expectativas del acuerdo de investidura con el PSC. Vendieron a sus bases que ello permitir¨ªa la ¡°soberan¨ªa fiscal¡± de Catalu?a, solo para poder tener una coartada con que investir a Illa, pese a que el Gobierno ha rebajado ya las previsiones en ese sentido. Anteriormente, los republicanos tambi¨¦n dijeron que el catal¨¢n estaba blindado en la ¨²ltima ley educativa que pactaron con el PSOE y los tribunales se han posicionado a favor de mantener el 25% de castellano en la escuela.
Ya se sabe: de sus profec¨ªas autocumplidas vive tambi¨¦n el independentismo. Ahora toca decir que Illa es un ¡°espa?olista¡± para sacudir a los partidos del proc¨¦s de cualquier responsabilidad nacional o ling¨¹¨ªstica. El problema es que eso de ir creando agravios irresolubles se le da mejor a Junts que a ERC, y los de Carles Puigdemont ya est¨¢n afilando los cuchillos para esta nueva legislatura.
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