Paridad y d¨¦ficit democr¨¢tico en la UE
Si finalmente la nueva Comisi¨®n de Von der Leyen no es paritaria, supondr¨¢ un profundo retroceso en el camino hacia la igualdad
Cuando el pasado 18 de julio fue reelegida presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen declar¨® a la prensa que constituir¨ªa una Comisi¨®n con los mejores y que ser¨ªa un Gobierno paritario. Tal y como hizo hace cinco a?os, pidi¨® a los Estados miembros que le enviasen dos nombres, el de un hombre y el de una mujer, para tener margen en la composici¨®n del Colegio de Comisarios. Si bien la anterior composici¨®n de la Comisi¨®n no lleg¨® a ser paritaria, estuvo muy cerca y siempre se mantuvo por encima del 40% de representaci¨®n del sexo menos representado, en este caso, las mujeres. En esta ocasi¨®n, el plazo que la presidenta dio a los gobiernos expira este viernes, y la mayor parte de los Estados han propuesto a un hombre como ¨²nico candidato. Con los nombres que hay sobre la mesa, es imposible que se cumpla la promesa de paridad.
Si Ursula von der Leyen no hace nada para remediarlo y tampoco interviene el Parlamento Europeo, que debe aprobar la composici¨®n final de la Comisi¨®n, regresaremos a la foto, que cre¨ªamos superada, de un Ejecutivo compuesto casi enteramente por se?ores con traje y corbata. El ¡°Gobierno de los mejores¡± volver¨¢ a no reflejar la composici¨®n de la sociedad ni lo que se?alan las estad¨ªsticas sobre educaci¨®n superior en la Uni¨®n Europea, donde hay m¨¢s mujeres que hombres culminando sus estudios. Y lo har¨¢ en el peor de los momentos posibles, cuando la democracia est¨¢ en riesgo en todo el mundo, incluida Europa, y todas las fuerzas antidemocr¨¢ticas coinciden en ser abierta y orgullosamente contrarias a los principios y pol¨ªticas de igualdad.
Eso no es nuevo. Desde el siglo XIX, los movimientos contrarrevolucionarios han abogado por un modelo de familia y sociedad basado en la autoridad del hombre, la complementariedad de los sexos y la divisi¨®n sexual del trabajo, el control de la natalidad y del cuerpo de las mujeres al servicio de la patria. Lo que es una novedad es que la reacci¨®n al avance del feminismo y la institucionalizaci¨®n de las pol¨ªticas de igualdad ha sido coordinada y estrat¨¦gica. Los movimientos antidemocr¨¢ticos que protagonizan el actual momento populista llevan confluyendo de manera formal y expl¨ªcita al menos desde 2013, demonizando lo que ellos han denominado ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, ocupando espacios y creando marcos de pensamiento para combatir las pol¨ªticas de igualdad y restaurar lo que consideran el orden natural, un orden que, por supuesto, nunca ha existido.
Las razones por las que los gobiernos europeos han optado por elegir mayoritariamente a hombres como candidatos al Colegio de Comisarios son variadas y no s¨®lo est¨¢n relacionadas con una falta de compromiso con la igualdad. Ahora bien, su decisi¨®n tendr¨¢ como consecuencia un profundo retroceso democr¨¢tico. Un Gobierno de un Estado miembro puede estar formalmente de acuerdo con los avances en igualdad de g¨¦nero; puede incluso haber votado en el Consejo a favor de poner en marcha medidas para conseguirlos, y puede igualmente proponer a un hombre para el cargo de comisario porque su elecci¨®n responda m¨¢s a la necesidad de salvaguardar los equilibrios y din¨¢micas de poder internas o con la propia Comisi¨®n, que a la idoneidad y los requerimientos democr¨¢ticos del gobierno com¨²n.
Los Estados miembros justifican su elecci¨®n se?alando que los tratados s¨®lo les obligan a dar un nombre, pero saben que, cuando se desea alcanzar un objetivo pol¨ªtico, se debe hacer uso de todos los recursos. El art¨ªculo 17.5 del Tratado de la Uni¨®n Europea dice que la Comisi¨®n debe estar conformada por un n¨²mero de miembros correspondiente a dos terceras partes de los Estados que forman la Uni¨®n. Sin embargo, tambi¨¦n permite que el Consejo decida un¨¢nimemente cambiar dicha cifra, como de hecho hizo al adoptar la decisi¨®n 2013/272/EU, que establece que el n¨²mero de miembros de la Comisi¨®n sea igual al de los Estados miembros de forma que cada uno pueda nominar a un representante en el Gobierno. Un claro ejemplo de c¨®mo, cuando se aspira a formar un Gobierno m¨¢s representativo ¡ªen este caso, uno que refleje la diversidad nacional de la UE¡ª, existen f¨®rmulas para lograrlo.
Parece, no obstante, que la representaci¨®n paritaria en la Comisi¨®n, incluida en su Estrategia de Igualdad 2020-2025, no merece la misma consideraci¨®n, a pesar de que estar¨ªamos frente a un Ejecutivo que incumple sus propios objetivos y los que exige a terceros a trav¨¦s de su acci¨®n exterior, o a su ciudadan¨ªa a la hora de asignarles fondos. Un Gobierno que no ser¨ªa representativo tampoco de los valores que la sociedad europea representa y que, lejos de acabar con el d¨¦ficit democr¨¢tico que la falta de paridad implica, lo estar¨ªa perpetuando en un periodo especialmente delicado de nuestra historia.
La legitimidad de la paridad en el ¨¢mbito de la representaci¨®n pol¨ªtica est¨¢ relacionada con una interpretaci¨®n de la ciudadan¨ªa, la democracia y la soberan¨ªa popular que busca cerrar la brecha democr¨¢tica abierta durante la construcci¨®n del Estado moderno, basado en un contrato social y sexual que asignaba la categor¨ªa de ciudadano y el poder de representaci¨®n, considerado sin embargo universal, s¨®lo al hombre. Defender la paridad no significa sostener que las mujeres somos una categor¨ªa social que s¨®lo puede ser representada por mujeres; de ser as¨ª, no estar¨ªamos en distintos grupos pol¨ªticos. Lo que hace es cuestionar la masculinidad como sin¨®nimo de neutralidad. En este sentido, representar¨ªa el verdadero universalismo.
Llama la atenci¨®n que aquello que los antidem¨®cratas ven con claridad ¡ªque avanzar en igualdad es avanzar en democracia¡ª, no lo vean los dem¨®cratas. La soluci¨®n probablemente pase por desarrollar una directiva europea de paridad que fije objetivos y protocolos claros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.