El invento m¨¢s importante de la historia
La creaci¨®n de la agricultura ha provocado transformaciones significativas en el genoma humano
?Cu¨¢l es el invento m¨¢s importante de la historia? El fuego se lleva la fama, pero tiene dos problemas. El primero es que no es exactamente un invento, porque bastan un bosque seco y un par de rayos para provocarlo sin ninguna intervenci¨®n humana. Y el segundo es que no lo domesticamos nosotros, sino nuestros ancestros hom¨ªnidos, lo que resulta humillante para nuestro chauvinismo de especie. La rueda no est¨¢ mal, aunque seguramente se ide¨® para hacer la guerra con temibles carros de caballos. Y ...
?Cu¨¢l es el invento m¨¢s importante de la historia? El fuego se lleva la fama, pero tiene dos problemas. El primero es que no es exactamente un invento, porque bastan un bosque seco y un par de rayos para provocarlo sin ninguna intervenci¨®n humana. Y el segundo es que no lo domesticamos nosotros, sino nuestros ancestros hom¨ªnidos, lo que resulta humillante para nuestro chauvinismo de especie. La rueda no est¨¢ mal, aunque seguramente se ide¨® para hacer la guerra con temibles carros de caballos. Y el lenguaje es cualquier cosa menos una invenci¨®n humana, pues est¨¢ profundamente incrustado en la naturaleza humana desde al menos el origen de la especie. ?Entonces?
Es la agricultura, amigo. Uno de los cambios m¨¢s transformadores de la historia, o de la prehistoria si prefieres, es la transici¨®n de las sociedades de cazadores/recolectores a las basadas en la agricultura, que ocurri¨® primero en Oriente Pr¨®ximo hace 12.000 a?os y m¨¢s tarde en Asia oriental y Am¨¦rica. La agricultura s¨ª cumple todos los requisitos para constituir una invenci¨®n de pleno derecho: no est¨¢ en la naturaleza humana como el lenguaje, puesto que nuestra especie, el Homo sapiens, ya llevaba plenamente formada al menos 100.000 a?os para entonces.
No hubo una mutaci¨®n que hiciera m¨¢s listos a los humanos y les permitiera as¨ª empezar a cultivar sus alimentos en lugar de buscarlos por el campo. Los primeros agricultores, simplemente, aprovecharon las condiciones generadas por el fin de la ¨²ltima glaciaci¨®n para crear las plantas de cultivo. La trascendencia de este invento es imposible de ignorar: a m¨¢s alimentos, mayores poblaciones, nueva necesidad de asentamientos estables, divisi¨®n del trabajo, primeras ciudades y, unos pocos milenios despu¨¦s, el descubrimiento de la escritura, otro de los grandes inventos de la humanidad. Lo solemos llamar revoluci¨®n neol¨ªtica.
Si miramos la cuesti¨®n desde otro ¨¢ngulo, sin embargo, s¨ª que encontramos una relaci¨®n ¨ªntima entre la invenci¨®n de la agricultura y un cambio en la naturaleza humana. De hecho, la acabamos de comprobar por encima de toda duda razonable. El genetista Erik Garrison, de la Universidad de Tennessee en Memphis; el cient¨ªfico de la computaci¨®n Peter Sudmant, de la Universidad de California en Berkeley, y varios colegas del Human Technopole de Mil¨¢n han demostrado que la agricultura cambi¨® el genoma humano de una forma bien significativa: los genes responsables de metabolizar las f¨¦culas experimentaron una serie de duplicaciones que hacen al organismo mucho m¨¢s eficaz para utilizar esos productos como fuente de energ¨ªa, en lugar de desecharlos intestino abajo. La comparaci¨®n de 533 genomas de humanos antiguos con miles de genomas modernos no deja el menor resquicio a la ambig¨¹edad, en una exhibici¨®n de m¨²sculo cient¨ªfico muy propia de nuestra ¨¦poca.
Las duplicaciones de los genes de la amilasa (la enzima que digiere la f¨¦cula) ocurrieron poco despu¨¦s de la invenci¨®n de la agricultura, pero su frecuencia en la poblaci¨®n ha crecido con rapidez durante los ¨²ltimos 12.000 a?os, lo que suele interpretarse como un signo de ¡°selecci¨®n positiva¡±. Eso significa que las personas con m¨¢s genes de la amilasa llevan 12.000 a?os reproduci¨¦ndose m¨¢s que las dem¨¢s, seguramente porque tienen mejor salud en el contexto de una sociedad agr¨ªcola, donde abundan los alimentos ricos en almid¨®n y f¨¦cula, como los cereales. Esto es pura evoluci¨®n darwiniana. El origen de las duplicaciones no lo es tanto, puesto que el darwinismo convencional siempre ha mostrado una inquebrantable preferencia por las mutaciones puntuales (cambios de una sola letra en el ADN), y estas no han tenido mucha relevancia en el proceso.
El cambio clim¨¢tico tambi¨¦n es una invenci¨®n humana, al menos en parte. A medida que el planeta se calienta, es posible que haya genomas mejor adaptados a la chicharrera que se vayan imponiendo en la poblaci¨®n humana. Pero lo mejor ser¨ªa no saberlo nunca.