Ya tenemos los informes: pasemos a la acci¨®n
A principios de siglo, el valor de la producci¨®n anual estadounidense medida en precios de 2015 era un 17% mayor que el equivalente a lo que hoy ser¨ªa la Uni¨®n Europea. Un cuarto de siglo m¨¢s tarde la diferencia es de un 30%.
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Una cuarta parte de este diferencial se explica en base a la demograf¨ªa y al desempe?o de los mercados de trabajo. El resto es debido a un menor crecimiento de la productividad: el PIB per capita en los EE UU es actualmente casi un 35% mayor que el de la UE. Este es el punto de partida del Informe sobre el futuro de la competitividad europea que firma Mario Draghi. El objetivo: cerrar este gap de productividad de Europa. Con tres palancas: innovaci¨®n, descarbonizaci¨®n y seguridad.
Los factores que explican este problema europeo son bien conocidos. Entre otros, el envejecimiento de la poblaci¨®n, la falta de mano de obra cualificada en actividades estrat¨¦gicas, la insuficiente salida del mercado de empresas ineficientes, la lenta absorci¨®n de tecnolog¨ªas productivas avanzadas o los elevados precios de la energ¨ªa. La Uni¨®n sufre de una insuficiente inversi¨®n, tanto p¨²blica como privada. El agujero es enorme. Faltan 800.000 millones anuales. Movilizar esa inversi¨®n adicional es tarea principalmente del sector privado, pero el sector p¨²blico tiene un papel fundamental proporcionando incentivos e infraestructuras estrat¨¦gicas, energ¨¦ticas y digitales. La Comisi¨®n Juncker ya intent¨® rellenarlo con su propio plan: no tuvo ¨¦xito.
Fracasa otra vez, fracasa mejor: la UE tiene dificultades para transformar su talento innovador y emprendedor en innovaci¨®n productiva. Las excusas tradicionales son las barreras regulatorias y los costes excesivos del papeleo. Pero hay m¨¢s: el tama?o del mercado tambi¨¦n importa.
La necesidad de completar el mercado interior es una prioridad reconocida por Draghi, y tambi¨¦n abordada por el informe Letta, publicado hace unos meses, sobre los problemas de integraci¨®n de los mercados europeos de servicios, as¨ª como los energ¨¦ticos, financieros y de telecomunicaciones. Draghi hace propuestas para un total de diez sectores, desde la energ¨ªa hasta la defensa, pasando por el digital o el transporte. En Bruselas suele aludirse al coste de la no Europa: Draghi deja claro que hay que completar de una vez por todas ese mercado interior, la joya de la corona de la UE.
La estrategia est¨¢ clara, pero plantea varios dilemas fundamentales. Uno: todo eso cuesta dinero. Aumentar la inversi¨®n un 4% anual en un contexto en el que espacio fiscal es reducido no va a ser f¨¢cil, aunque la parte del le¨®n recaiga en el sector privado; hacen falta incentivos regulatorios y fiscales. Y dos: la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa tendr¨¢ efectos beneficiosos sobre la competitividad y la productividad, pero la transici¨®n clim¨¢tica conlleva a su vez shocks de oferta negativos en el corto plazo, seg¨²n analistas como Jean Pisani-Ferry. Al fin y al cabo, hay que pagar por un recurso, un clima estable, que hasta ahora es gratis, y las tecnolog¨ªas renovables no siempre son m¨¢s eficientes que las actuales. A pesar de todo, el coste de la inacci¨®n es inasumible.
La articulaci¨®n de una pol¨ªtica industrial a nivel europeo, incluyendo la transici¨®n clim¨¢tica y digital, requiere fondos europeos. De lo contrario se puede poner en peligro el mercado interior. El peligro es relajar a¨²n m¨¢s las reglas europeas de ayudas de Estado: eso favorecer¨ªa a los pa¨ªses m¨¢s ricos, que pueden apoyar sin demasiadas limitaciones a sus respectivos aparatos productivos, como est¨¢ sucediendo en Alemania. Las empresas europeas necesitan aumentar su tama?o para poder operar en mercados globales y alcanzar el nivel innovador necesario. Pero ojo. Hay que evitar que con la excusa de generar campeones europeos acabemos creando campeones nacionales, con el consiguiente perjuicio al consumidor europeo.
Draghi tiene estos dilemas bien presentes. Pero si hay un mensaje claro en su informe es que ya tenemos bastantes informes disponibles. Es el momento de pasar a la acci¨®n. De las musas al teatro. A nivel europeo, claro.
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