Brasil arde, Lula es d¨¦bil y el mundo deber¨ªa temblar
El pa¨ªs que (des)alberga el 60% de la Amazonia ha entrado en territorio desconocido y hoy el 60% de su superficie est¨¢ cubierto por el humo de incendios
¡°Estoy aterrorizado¡±, ha afirmado el brasile?o Carlos Nobre, uno de los climat¨®logos m¨¢s respetados, conocido tanto por su competencia como por su prudencia. En una entrevista al peri¨®dico O Estado de S. Paulo, se ha referido al hecho de que ning¨²n cient¨ªfico del mundo predijo lo que estamos presenciando en el planeta, con una temperatura media ya casi 1,5 grados cent¨ªgrados superior a la de la era preindustrial, algo que en los peores escenarios solo ocurrir¨ªa en 2028. Esta advertencia la ha hecho este mes de septiembre, cuando Brasil est¨¢ materializando el aviso de los cient¨ªficos de que hemos entrado en territorio desconocido. Brasil arde. No ¡°solo¡± la Amazonia: el 60% del territorio brasile?o est¨¢ cubierto de humo, que ya empieza a llegar a los pa¨ªses vecinos. Durante d¨ªas, S?o Paulo ha sido la gran ciudad m¨¢s contaminada del mundo. Los habitantes de la mayor¨ªa de las capitales, incluida Brasilia, respiran humo y el n¨²mero de enfermos no para de crecer. La Amazonia se ha convertido en el mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta. La ministra de Medio Ambiente y Cambio Clim¨¢tico, Marina Silva, afirma que son incendios provocados. El presidente del Supremo Tribunal Federal, el magistrado Lu¨ªs Roberto Barroso, ha declarado que todos los incendios de la Amazonia y el Pantanal los ha causado la acci¨®n humana deliberada. Lo que ocurre hoy en Brasil est¨¢ fuera de control.
?Y Lula? ?D¨®nde est¨¢ Lula da Silva?
Es un hecho que el Congreso brasile?o est¨¢ dominado por las fuerzas responsables de la destrucci¨®n de la Amazonia y de todos los biomas. Los esfuerzos de diputados y senadores por avanzar sobre las tierras ind¨ªgenas y las ¨¢reas protegidas son persistentes y generalmente victoriosos. La poblaci¨®n parece haberse sumido en un coma por negaci¨®n, como en la pandemia, con la esperanza de que todo sea solo una fase pasajera. Brasil celebrar¨¢ elecciones municipales en octubre y apenas se habla de colapso clim¨¢tico. En S?o Paulo, mientras la poblaci¨®n respiraba humo, la repercusi¨®n del ¨²ltimo debate, el domingo pasado, fue la agresi¨®n con una silla del candidato Jos¨¦ Luiz Datena a Pablo Mar?al, el nuevo fen¨®meno fascista.
Aun as¨ª, hay que repetir la pregunta: ?d¨®nde est¨¢ Lula da Silva?
Yo se lo cuento. Lula est¨¢ defendiendo la apertura de un nuevo frente de explotaci¨®n de petr¨®leo en la Amazonia. Lula est¨¢ defendiendo un ferrocarril llamado Ferrogr?o para transportar soja y otras materias primas arrancadas de la selva. Lula apoya que Petrobras, la petrolera estatal brasile?a, aumente su producci¨®n de combustibles f¨®siles con la excusa obscena de que los beneficios garantizar¨¢n la transici¨®n energ¨¦tica. Y, por si fuera poco, ante la sequ¨ªa del otrora caudaloso r¨ªo Madeira, dijo que ahora es a¨²n m¨¢s importante pavimentar la carretera BR-319, que corta la Amazonia uniendo Manaos a Porto Velho, un proyecto que varios estudios serios ya han demostrado que multiplicar¨¢ la destrucci¨®n de la selva.
Me explico. En sus dos primeros mandatos, en la primera d¨¦cada de este siglo, Lula retom¨® el proyecto de la dictadura militar (1964-1985) de construir grandes centrales hidroel¨¦ctricas en la Amazonia. Las dos primeras fueron Jirau y Santo Ant?nio, en el r¨ªo Madeira, en Rondonia, uno de los Estados m¨¢s deforestados de la selva tropical. Despu¨¦s vino Belo Monte, en el r¨ªo Xing¨². Jirau y Santo Ant?nio casi acabaron con el r¨ªo y sus gentes. Y ahora Lula justifica la reanudaci¨®n de otro proyecto inacabado de la dictadura, la BR-319, con el hecho de que el r¨ªo ya no aguanta el transporte. Parece no haber aprendido nada de sus monumentales errores en la Amazonia.
De momento, las alternativas a Lula son inmensamente peores que ¨¦l, como ha demostrado el pasado reciente de Brasil. Pero eso no borra que Lula no est¨¢ a la altura del gobernante que Brasil y el planeta necesitan al frente del pa¨ªs que (des)alberga el 60% de la mayor selva tropical del mundo. Si Lula no quiere que su biograf¨ªa quede sepultada por las cenizas de la Amazonia, es hora de que tenga el valor de ser una mejor versi¨®n de s¨ª mismo. Las nuevas generaciones se lo reclamar¨¢n.
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