Brasil vence a X: un precedente democr¨¢tico
La marcha atr¨¢s de la red social tras su bloqueo judicial en el pa¨ªs sudamericano es un ejemplo de que el Estado de derecho puede responder con ¨¦xito a la desinformaci¨®n en internet
Tras 39 d¨ªas de apag¨®n por orden judicial, los brasile?os est¨¢n pudiendo volver a acceder a la red social X (antes Twitter). Todo empez¨® cuando el juez ponente del caso contra el asalto bolsonarista a las instituciones de Brasilia en enero de 2023 orden¨® bloquear las cuentas de nueve personas relacionadas con el ataque ultra.
El rechazo de X a tomar esa medida ¡ªa pesar de haber bloqueado antes otras a petici¨®n de gobiernos como los de Turqu¨ªa o India¡ª llev¨® al Supremo Tribunal Federal a imponer multas a la empresa de Elon Musk. Su negativa a aceptar esas multas ¡ªretirando a su representante legal en Brasil¡ª llev¨® al Supremo a ordenar el bloqueo total de la red. Finalmente, X ha tenido que dar marcha atr¨¢s en todo: nombrar un representante legal, intervenir en las cuentas denunciadas y pagar 4,5 millones de euros en multas.
Todo este drama se desarroll¨® durante semanas como un enfrentamiento entre Elon Musk y el juez ponente ¡ªAlexandre de Moraes¡ª, el alto tribunal y el propio Gobierno de Lula da Silva. El magnate lleg¨® a publicar en su cuenta personal im¨¢genes ofensivas contra el magistrado y afirm¨® ¡ªen un ejemplo palmario de grandilocuencia populista¡ª que los ciudadanos de Brasil deb¨ªan elegir entre ¡°Moraes o la democracia¡±.
Sin embargo, el desaf¨ªo del magnate no ha podido ni con la firmeza de la justicia y del Gobierno brasile?os ¡ªque se trasladaron a plataformas como Bluesky en el momento en el que se supo de la suspensi¨®n¡ª ni con las propias demandas de los anunciantes de X, que vieron c¨®mo se perd¨ªa de la noche a la ma?ana uno de los mercados m¨¢s relevantes del mundo. No solo en t¨¦rminos de audiencia sino tambi¨¦n de creaci¨®n de contenido.
Lo sucedido es todo un aviso para Musk ¡ªque por ahora no ha comentado el caso en su cuenta de X, dedicada casi en exclusiva a hacer campa?a por Donald Trump¡ª y, lo que es m¨¢s relevante, puede contribuir a acelerar el declive de su red social. Millones de usuarios han descubierto que pueden vivir sin X porque hay alternativas. Muchos de ellos volver¨¢n, pero otros no. Tambi¨¦n ha puesto en guardia a los anunciantes, que no saben si pueden quedarse fuera de otros mercados por los caprichos ideol¨®gicos del radicalizado due?o multimillonario de la red.
Pero la verdadera lecci¨®n es para los poderes p¨²blicos del resto del mundo, en especial para la Uni¨®n Europea. La actuaci¨®n del juez Moraes est¨¢ lejos de haber sido perfecta ¡ªla congelaci¨®n de las cuentas bancarias de Starlink, una empresa tambi¨¦n de Musk pero ajena a X, es jur¨ªdicamente discutible¡ª pero demuestra que las democracias pueden responder con ¨¦xito a plataformas que son negligentes, cuando no activas, en la difusi¨®n de bulos, mentiras y discursos de odio.
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