¡®Mememario¡¯ Vaquerizo
Puede que Mario no pase a la historia como cantante de las Nancys Rubias, pero el v¨ªdeo de su ca¨ªda merece entrada propia en la Memepedia
Va un se?or muy se?oreado caminando por la calle con toda su pompa y circunstancia a cuestas, resbala con una piel de pl¨¢tano tirada en la acera y acaba dando con todos sus huesos y su prosopopeya en el suelo. El gag, inmortalizado por Charles Chaplin en 1915 en el cine, es, en realidad, tan viejo como el primer hom¨ªnido, u hom¨ªnida, que logr¨® enderezar el lomo, empezar a andar erguido todo chulo sobre las dos patas traseras y, por lo que fuera, se escogorciara al pisar una bo?iga de hipop¨®tamo ante el choteo general de la manada. Hay algo irresistiblemente c¨®mico en ver a alguien que no te toca nada caerse inesperadamente y luchar un microsegundo por conservar, a la vez, la verticalidad, la integridad f¨ªsica y la moral, no necesariamente por ese orden, antes de estamparse contra la cruda realidad de que no somos nadie. Hasta el punto de que desde el gag del pl¨¢tano, a los juegos de los troncos de Humor amarillo, los trompazos son apuesta segura para c¨®micos de todo el globo y constituye un g¨¦nero humor¨ªstico en s¨ª mismo: el slapstick, lo llaman los anglosajones, que tienen un nombre para todo.
La otra noche, Mario Vaquerizo hizo una aportaci¨®n estelar al asunto. Tropez¨® con sus propios taconazos mientras cantaba y bailaba sobre una plataforma giratoria en el festival Horteralia de C¨¢ceres, perdi¨® el equilibrio y dibuj¨® una pirueta inveros¨ªmil en el aire antes de girar sobre su propio eje por la fuerza de la inercia y caer de cabeza al foso del escenario. Al punto, sin saber siquiera si Mario estaba vivo o muerto, las redes se llenaron de memes en bucle de la ca¨ªda acompa?adas de comentarios jocosos. Bastaba ver las im¨¢genes para saber que el accidente era potencialmente grav¨ªsimo. Pod¨ªa, perfectamente, haberse matado o sufrido da?o cerebral o medular severo. Dio igual. Demasiados se la ten¨ªan guardada por sus declaraciones pol¨ªticas y se apresuraron a hacer le?a del Mario ca¨ªdo. No ser¨¦ yo quien se una a ese coro, pero, ahora que el propio afectado ha declarado estar entero, ri¨¦ndose hasta de su sombra, aparte de desearle una pronta y total recuperaci¨®n, quiero rendirle desde aqu¨ª un peque?o homenaje. Puede que Vaquerizo no pase a la historia como cantante de las Nancys Rubias, ni como el marido de Olvido Gara, Alaska, ni, desde luego, como polit¨®logo. Pero, ahora que los j¨®venes y no tan j¨®venes nos comunicamos mediante gifs y emoticonos cual unidades m¨ªnimas de significado, el meme de la ca¨ªda de Mario es un morfema digno de entrada propia en la Memepedia. Dentro de 20 a?os, quiz¨¢ nadie sepa qui¨¦n es el se?or del v¨ªdeo, pero quien lo mire, aqu¨ª y en Pek¨ªn, esbozar¨¢ una sonrisa celebrando que vivimos de milagro. Hay acad¨¦micos de la Lengua que no consiguen tal hito en su vida.
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