El feminismo como herramienta pol¨ªtica
Los lectores escriben sobre el caso de ??igo Errej¨®n, los rumores de violencia que se acallan, el funcionamiento de la ley de memoria y la crisis que atraviesan los j¨®venes
El caso de ??igo Errej¨®n ha vuelto a poner sobre la mesa una realidad inc¨®moda: la instrumentalizaci¨®n del feminismo seg¨²n la conveniencia. El silencio de ciertos sectores ante determinadas denuncias contrasta con la vehemencia mostrada en otros casos. Esta selectividad en la defensa de las v¨ªctimas erosiona la credibilidad del movimiento feminista. Cada vez que se calla ante una denuncia porque el denunciado pertenece a determinado sector, se traicionan principios. El feminismo no puede ser un escudo que se levante o se baje seg¨²n el se?alado. Las v¨ªctimas merecen ser escuchadas y apoyadas independientemente de qui¨¦n sea su presunto agresor. El movimiento feminista naci¨® para dar voz a quienes no la ten¨ªan, no para silenciarlas cuando su testimonio resulta inc¨®modo. Es hora de recuperar la esencia del feminismo como movimiento de justicia social. Necesitamos un compromiso real con la igualdad que no distinga entre v¨ªctimas. Solo as¨ª podremos construir un feminismo cre¨ªble y verdaderamente transformador.
Sandra Doval Moreno. Madrid
Cuando el rumor se hace noticia
Los susurros ascienden a rumor y este, a runr¨²n. El runr¨²n va colonizado la sociedad hasta producir un silencioso y sordo estruendo que invade m¨¢s ¨¢mbitos de los previstos y se hace peligroso. No es lo mismo un runr¨²n referido a un famoso deportista, a una artista popular, que el que ata?e a un determinado pol¨ªtico o al mismo rey em¨¦rito. Cuando el runr¨²n asciende a noticia, todo el mundo pone cara de sorprendido, cuando deber¨ªamos preguntarnos c¨®mo hemos aguantado tanto sin que ning¨²n responsable haya pinchado el globo y, sobre todo, por qu¨¦ ha sucedido.
Javier Arqued. Santiago de Compostela
Se cierra un c¨ªrculo
Mi familia se siente reconfortada estos d¨ªas por una grata noticia que nunca esper¨® tener. Siempre he o¨ªdo hablar de mi bisabuelo, que luch¨® en la batalla del Ebro durante la Guerra Civil y se le dio por desaparecido. March¨® a luchar dejando dos hijos de cuatro y dos a?os. La de dos era mi abuela, quien nunca pudo saber nada de ¨¦l. Desde el frente, mi bisabuelo pudo escribir una sola carta, que conservamos y que hicimos llegar al Departament de Mem¨°ria Hist¨°rica de la Generalitat. Ahora, gracias a la ley actual y a ese departamento y sus averiguaciones, sabemos qu¨¦ fue de ¨¦l, y sus restos est¨¢n localizados. En breve descansar¨¢n con su esposa e hija. Se cierra un c¨ªrculo de una historia de familia que qued¨® a medio camino.
Daniel P¨¦rez Ruiz. Barcelona
Espero una revoluci¨®n
Tengo 31 a?os; soy una m¨¢s de las que no puede pagar un alquiler, una m¨¢s que no llega a fin de mes. Escribo en nombre de los que tenemos un m¨ªnimo de conciencia de clase, de los que sentimos una orfandad pol¨ªtica porque no hay ning¨²n partido que legisle y tome medidas reales que supongan un cambio para mi generaci¨®n. Espero la voz de una mayor¨ªa a la que secundar y que diga basta. Pero lo ¨²nico que encuentro son voces acusatorias por no haber elegido una carrera acorde a las demandas del mercado.
Ana Garc¨ªa Navarro. Bobadilla Estaci¨®n (M¨¢laga)
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